...Consuelo ...

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No sé cuántas horas he llevado llorando, pero en este momento estoy seco. Tengo ganas de llorar, pero las lágrimas ya no salen. Siento el vacío de mi madre como un agujero negro, devorando cada pedazo de mí. Me pregunto si todo esto vale la pena. ¿Por qué merezco vivir, y mi madre no? La injusticia de su muerte me pesa en el alma.

Cada rincón de esta habitación me recuerda a ella. Recuerdo su risa, sus caricias, cómo me decía que todo estaría bien. Ahora esas palabras parecen huecas, vacías. No hay consuelo en la oscuridad que me envuelve. Mi pecho se siente pesado, como si un yunque invisible se apoyara sobre mi corazón, impidiéndome respirar con normalidad.

El silencio es ensordecedor, roto solo por mis sollozos ahogados. Quiero gritar, arrancar este dolor de mi interior, pero sé que no hay nada que pueda hacer para cambiar lo que ha sucedido. No hay marcha atrás, no hay vuelta de página. La realidad es brutal y despiadada, y me ha dejado sin la persona más importante de mi vida.

Cierro los ojos y trato de recordar su rostro, su voz, su aroma. Pero cada intento solo profundiza mi dolor, recordándome lo que he perdido para siempre. ¿Cómo puedo seguir adelante sabiendo que nunca volveré a verla, a escucharla, a sentir su abrazo? La desesperanza se instala en mi mente, y me siento atrapado en un ciclo interminable de sufrimiento.

La vida parece cruel y sin sentido. Cada hora  que pasa es un recordatorio de mi soledad, de la ausencia de mi madre. No puedo evitar pensar que quizás habría sido mejor si hubiera sido yo quien muriera en su lugar. Ella tenía tanto por vivir, tanto por dar. ¿Por qué fue ella quien tuvo que irse?

Con un suspiro, me levanto de la cama, sintiendo cómo mis piernas tiemblan bajo mi peso. Me pongo los pantalones y agarro un suéter que está colgado en la silla. No me importa si no conozco a nadie en este lugar; solo necesito alejarme de la enfermería, de los recuerdos y el dolor que me aplastan.

Camino por el pasillo, mis pasos resonando en la oscuridad silenciosa. Las paredes parecen cerrarse a mi alrededor, sofocantes y opresivas. Mi mente está llena de pensamientos desordenados, tratando de encontrar sentido en el caos que me rodea. Pero cada paso que doy me aleja un poco más de esa cama, de ese lugar donde todo se vino abajo.

Salgo al aire fresco de la noche, sintiendo cómo el frío penetra a través del suéter. La luna brilla débilmente en el cielo, ofreciendo una luz tenue que me guía. No sé a dónde voy, pero seguir caminando me da un propósito, una forma de escapar, aunque sea por un momento.

El campamento está en silencio, todos durmiendo supongo , ajenos a mi tormento interno. Me detengo junto a un árbol, apoyándome en el tronco mientras respiro profundamente. Las lágrimas amenazan con volver, pero las reprimo, tratando de mantenerme fuerte.

Me duele pensar en mamá, en cómo ya no está aquí. El vacío que dejó es insoportable, y no sé cómo llenarlo. Me siento tan perdido, tan solo. Pero tengo que seguir adelante, tengo que encontrar una forma de sobrellevar este dolor.

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⏰ Última actualización: 2 hours ago ⏰

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