La guerra que había azotado los cinco reinos durante más de seis años había reducido el mundo a solo dos grandes fuerzas en disputa: el reino de Kaeldor y el reino de Elyndor. Las consecuencias de la guerra habían sido devastadoras, con tres reinos completamente arrasados y obligados a someterse a los vencedores. Algunos sobrevivientes, buscando refugio o esperanza, habían jurado lealtad al reino que veían con más probabilidades de triunfar. Ahora, solo dos quedaban en pie, cada uno liderado por gobernantes decididos a eliminar al otro.
Kaeldor y Elyndor, enemigos hasta que uno de los dos caiga, se preparaban para lo que muchos sospechaban sería la batalla final. El príncipe de Elyndor, un hombre de treinta años llamado Katsuki Shigaraki, había sido entrenado en la brutalidad y el arte de la guerra por su padre adoptivo, el rey Hisashi Shigaraki. Hisashi había perdido a su único hijo biológico, Tomura, en una batalla desgarradora contra Kaeldor. La muerte de Tomura a manos del joven y despiadado guerrero de Kaeldor se había convertido en una herida imposible de sanar para el rey de Elyndor, llenándolo de un odio insaciable.
Katuski Bakugo antes era el principe del reino de Solmara, pero cuando la guerra arraso por completo su reino, el rey Hisashi Shigaraki les dio una solución, una alianza, el principe de Solmaria sería adoptado como el heredero del trono de Kaeldor, mientras que los antiguos reyes serían relegados a la servidumbre del castillo, donde se les prometió protección.
Kaeldor, por su parte, era más estratega, su líder, era el rey Toshinori Yagi, había demostrado que podía ser un rey bondadoso pero feroz e implacable, una traición no era perdonada, además tenían al más grande guerrero del reino, el mismo que había terminado con la vida de Tomura, era un símbolo de esperanza y también el terror de los enemigo, nunca nadie había visto su rostro, eran pocos los que conocían la identidad del chico.
Pero las cosas no siempre salen como lo planeas y menos en una guerra como en la que vivan
—Los reportes indican que Elyndor atacara en esta zona — había hablado Tenya Iida, general a cargo de las tropas frontales del reino de Kaeldor — Deku, ¿estas listo para enfrentarte al principe de Elyndor? — le preguntó al joven enmascarado que juagaba con una hermosa daga
—Ese bastardo no es el principe de nada, vendió su alma, su reino y a sus padres para usurpar el lugar de Tomura —respondió Deku con frialdad mientras giraba la daga entre sus dedos, la hoja destellaba bajo la luz tenue de la sala de estrategias— Para mí, no es más que otro enemigo al que hay que eliminar.
Tenya Iida, el general, observó en silencio al joven enmascarado. Deku era el más grande de Kaeldor, un enigma tanto para sus aliados como para sus enemigos. Incluso en el reino, solo unos pocos sabían su verdadera identidad, y aquellos que lo hacían no se atrevían a revelarla. El miedo y el respeto que inspiraba eran suficientes para mantener su rostro cubierto y su leyenda viva.
—Lo sé, pero no subestimes a Shigaraki —advirtió Iida, clavando su mirada en el mapa extendido sobre la mesa— Es tan implacable como su padre y quieren tu cabeza por haber acabado con el verdadero heredero.
Deku dejó de jugar con la daga y se acercó al mapa, estudiando los posibles movimientos de Elyndor. A lo largo de los años, había aprendido que la guerra era impredecible, y en cada batalla había margen para el caos. La tensión en el aire era palpable; todos sabían que se acercaba un enfrentamiento decisivo, uno que podría poner fin a la guerra o sumir al mundo en una oscuridad aún mayor.
—Kaeldor no caerá —declaró Deku con firmeza —No mientras esté aquí para detenerlos.
Al día siguiente se encontraron en los restos del reino de Solmara, lugar que Iida había marcado como el lugar donde Elyndor estaría, y si la zona estaba llena de soldados descansando. Todos parecían confiados y eso les daba una ventaja, Deku observaba todo desde una colina cercana,
—Ya es hora —murmuró Deku para sí mismo, dejando que el filo de su daga brillara con el último rayo de luz del sol antes de guardarla en su cinturón.
La señal se escuchó por toda la colina, el sonido de un cuerno resonó y los arqueros de Kaeldor comenzaron a disparar desde sus posiciones, los soldados de Elyndor, tomados por sorpresa, corrieron a tomar sus armas. Los gritos y el choque de espadas comenzaron a llenar el aire, era un caos absoluto, y Deku aprovechó el momento para buscar llegar donde creía estaba el traidor de Solmara, pero lo que no se esperaron fue una fuerte explosión, que terminó con la destrucción de las colinas, ellos ahora terminaron siendo emboscados, Deku viendo la situación se deshizo de su armadura y las ropas que lo identificaban como guerrero de Kaeldor. Debajo de estas llevaba prendas andrajosas, harapos sucios y desgarrados que hacían parecer que era un simple prisionero de guerra. Ensució su rostro, ocultando aún más cualquier pista de su verdadera identidad.
Cuando el primer destacamento de Elyndor avanzó, Deku, simuló estar desorientado y herido, se dejó capturar sin resistencia. Los soldados de Elyndor no sospecharon, para ellos, no era más que un prisionero más en medio de la batalla, alguien que había quedado atrás en el ataque o un desertor de Kaeldor, su plan había funcionado.
—¡Capturenlo! —gritó uno de los capitanes de Elyndor, acercándose a él con la espada desenvainada— Llévenlo con el resto, El príncipe Katsuki lo decidirá todo cuando regresemos — el capitán lo observó y lo sostuvo con rudeza desde su mentón — espero que te manden a las mazmorras, muchos de nosotros nos divertiremos contigo preciosura.
Deku fue llevado al campamento de Elyndor, junto con otros prisioneros, algunos miembros de Keaeldor y otros que nunca había visto, por suerte ningún amigo había sido capturado, aunque eso no evitaba preocuparse por su gente. Sus ojos no perdieron detalle de lo que ocurría a su alrededor, sabía que cada paso lo acercaba más a Katsuki Shigaraki, el hombre que debía derrotar, pero también a una oportunidad invaluable para adentrarse en Elyndor y destruirlo desde dentro.
Más tarde, en el caos del campamento, cuando las fuerzas de Elyndor finalmente consolidaron su retirada, el príncipe Katsuki Shigaraki apareció. Se movía con una arrogancia innata, su mirada era feroz, y su presencia imponía respeto y temor a partes iguales. Era obvio que, como su padre adoptivo Hisashi, no dudaba en tomar decisiones crueles y estratégicas.
—Este es el hombre del que hablaba —informó uno de los capitanes de Elyndor, señalando a Deku— Lo capturamos en la batalla, no tiene insignias, parece un prisionero de guerra
Katsuki se acercó lentamente, mirando al joven con curiosidad, no reconocía el rostro bajo la suciedad y los harapos, pero algo en la forma en que lo miraba despertaba sus sospechas.
—Límpienlo y prepárenlo para mis aposentos —ordenó Katsuki, su voz gélida, mientras lo evaluaba de arriba abajo
Deku permaneció en silencio, su mirada fría e impenetrable. Sabía que estaba siendo llevado directamente al enemigo, a la boca del lobo, pero también sabía que, si jugaba bien sus cartas, este podría ser el primer paso para derribar a Elyndor desde dentro, acercándose al príncipe que había traicionado a su propio reino.
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Dejaré esto por aquí y me iré lentamente....
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Solo serás mio
RandomEn un mundo devastado por la guerra entre los reinos de Kaeldor y Elyndor, dos poderosas naciones se enfrentan por el dominio absoluto. El príncipe Katsuki Shigaraki, heredero adoptivo de Elyndor, busca vengar la muerte de su hermano a manos de un g...