11. Purificación

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El sol sobre el reino de Kaeldor comenzaba asomarse por el horizonte, todo parecía que sería un hermoso día, una brisa suave acariciaba el jardín de los elfos, el lugar en ese momento estaba rodeado de flores exóticas adornando cada rincón, fueron invocados por Inko, sus pétalos ondeaban con suavidad bajo el viento, en medio del hermoso jardín bajo el roble de su legado, donde se extendía un columpio estaba sentada la reina Inko, quien sostenía la con delicadeza y suavidad la cabeza de su hijo Izuku en su regazo, mientras peinaba sus rizos.

El principe aún estaba en el proceso de recuperación, en momentos despertaba, pero su cuerpo seguía débil, pues concentraba toda su energía en expulsar los remanentes que la magia oscura de Hisashi que habían quedado durante su batalla, la atmosfera en el jardín era relajante

Inko observaba el rostro de su hijo con ternura, como una madre lo haría normalmente, pudo sentir la magia de los elfos acumularse en el principe buscando ayudarlo a purificarse, unos suaves pasos se escucharon, Inko levantó la vista hacia su esposo quien entraba al jardín.

—¿Cómo sigue? — preguntó en voz baja mientras le daba un suave beso en los labios a su esposa y posteriormente acariciaba con suavidad el rostro de su hijo.

—Mejor, ya no esta tan pálido, estoy segura de que no tardará en despertar.

Bien terminó de decir aquello, cuando su suave resplandor dorado comenzó a formarse alrededor de Izuku, este parecía emanar de su pecho, el viento soplo con un poco más de fuerza y una esfera dorada salió del pecho del principe, dentro de la esfera había algo negro revoloteando con fuerza y sin poder salir, la pequeña esfera se elevó hasta desaparecer.

Izuku comenzó a mover sus parpados, se sintió cálido, como cuando era pequeño y dormía en el regazo de su madre, había una paz que hace mucho no sentía, fue entonces cuando sintió una suave brisa y un delicado tacto acariciaba sus risos, reconoció la mano, así que comenzó a abrir los ojos.

—Mamá — hablo con voz adormilada mientras reconocía el rostro de su madre — ¿Dónde estoy?

—Estas en casa mi amor — respondió ella con suavidad — Bienvenido mi niño.

Izuku se incorporó y fue cuando vio a su padre — Papá

Yagi sonrió al verlo por fin despierto, se arrodillo frente a su hijo y colocó una mano en su hombro.

—Me alegra verte despierto, hijo, has sido increíblemente fuerte, como siempre —le comentó su voz y sus facciones delataba lo orgulloso que estaba de su hijo — Me asuste cuando no te encontraron en el campo de batalla y trajeron tu mascara

—Lo siento, siento haberte preocupado — se disculpó Izuku con una sonrisa.

Yagi negó con suavidad — No tienes nada de que disculparte, hijo, estoy orgulloso de lo que hiciste, le pusiste fin a esta guerra, y ahora el mundo conoce al principe Izuku de Kaeldor como nuestro salvador.

Izuku bajó un poco la mirada, se sentía extraño que le dijeran que era el salvador, había algo que rondaba por su cabeza y creyó que era el momento preciso para preguntarle después de todo confiaba en ellos.

—Mamá, Papá, yo siempre he sabido que mi papá no es mi padre biológico — comenzó a hablar —Y que nunca me lo dijeron y lo entendí, pero cuando derroté a Hisashi, vi sus recuerdos y en sus memorias estabas tu mamá.

Inko se tensó un momento, pero se mantuvo en calma, sabía que tarde o temprano tendría que contarle la verdad a su hijo, Yagi por su parte permaneció en silencio, pues a él no le correspondía decirle a menos que su esposa le pidiera ayuda para explicarle a su hijo.

—Izuku —empezó Inko con voz suave en sus ojos se reflejaban la tristeza por su primer amor que fue corrompido por la oscuridad —Es cierto Hisashi... él es tu padre biológico.

—¿Por qué nunca me lo dijeron? —preguntó en un susurro, tratando de entender por qué le habían ocultado una verdad tan importante.

—No quería que crecieras con esa sombra sobre ti —comenzó a explicar con calma —Hisashi... él no siempre fue el monstruo que llegaste a conocer, en el pasado, antes de que la oscuridad lo consumiera, fue un hombre noble, valiente, y yo... lo amaba. Pero todo cambió cuando le explique que no podía salir de este jardín, él prefirió a su reino y yo lo entendí, así que nos separamos, con el paso del tiempo los rumores que me llegaban de él fue que comenzó a obsesionarse con la magia, hasta que finalmente el poder lo corrompió y declaro la guerra a los cuatro reinos, el resto de su historia la conoces, Yagi y yo nos casamos porque nos enamoramos, además sacrificó mucho para construir el castillo aquí para que no estuviéramos separados y tu estuvieras protegido, te adoptó como su propio hijo porque te ama como si lo fueras.

—Yagi siempre ha sido tu verdadero padre, Izuku —añadió Inko sus ojos se llenaron de lágrimas — Él ha estado a tu lado desde que eras pequeño, te ha guiado, te ha amado como su hijo, no deseaba que la oscuridad de Hisashi empañara eso.

—Izuku, lo que tu madre dice es cierto, no importa de dónde provengas, lo que importa es quién eres y en quién te has convertido. Eres mi hijo, lo has sido desde el día en que te tomé en brazos, y nada cambiará eso. no me importa tu sangre, siempre serás mi orgullo y mi alegría.

—Yo también estoy orgulloso de ser llamado su hijo — respondió con honestidad — pero ¿Hisashi no sabía de mí, verdad?

Inko negó con la cabeza — No mi niño, el jamás supo que tú eras su hijo, para él, el principe Izuku era solo el hijo de su enemigo, alguien a quien debía quitar de su camino.

—Gracias por decirme la verdad, mamá — comentó con una sonrisa — Papá ¿El principe Katsuki?

—Están en el viejo palacio — respondió con una sonrisa — llegaron unos días, después de que llegamos a casa, las cosas han estado en calma, los reyes de Solmara pidieron hacer una fiesta en honor de su salvador y ahora que estas despierto no hay motivos para negarnos.

—Pero papá yo no quiero ser reconocido por algo que era nuestro deber terminar

—Lo sé, Izuku, sé que no haces por el reconocimiento, sino porque sabes lo que era lo correcto, pero el mundo necesita símbolos, algo a lo que aferrarse después de tanta oscuridad. No es solo una celebración por ti, es una señal de paz para todos.

Izuku suspiró, mirando al suelo, sintiendo el peso de esa responsabilidad. Durante toda su vida, había sido preparado para ser un líder, pero no como una figura venerada o como un héroe. Él simplemente quería proteger a los suyos, a su familia y su gente.

—Y lo más importante —agregó Yagi—la fiesta no es solo para el príncipe Izuku, es para todos los que pelearon, para todos los que sufrieron. Es una manera de recordar que la oscuridad ha pasado y que el futuro que tanto anhelamos está por comenzar.

—Además, he escuchado por tu padre que el principe Katsuki no deja de preguntar por ti.

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¿Quién ya quiere ver la reunión entre ambos?

Solo serás mioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora