2. Los aposentos del principe

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promt: Shibari 


Izuku fue llevado a los baños del harem del principe, donde fue bañado y limpiado, le pusieron una especie de túnica, pero la tela era tan delgada que dejaba ver su piel, fue llevado por dos hombres hasta los aposentos del principe, la habitación era enorme, demasiado sombría para él.

Fue obligado a arrodillarse y le colocaron unos grilletes en sus pies y sus muñecas, fue encadenado y sus brazos terminaron sobre su cabeza, la cadena estaba sujeta al techo, le colocaron un bozal para que evitara hablar.

—Es una lastima — comentó un de los hombres —eres demasiado hermoso, espero que su alteza solo juegue contigo y luego te tire, así tal vez alguno de nosotros podremos disfrutarte.

Izuku no podía decir nada, pero sus ojos lo miraron con furia, causando que los guardias se burlaron de él, Izuku permaneció arrodillado, sus brazos comenzaban a doler no sabía cuánto tiempo había pasado, pero sabia que era lo suficiente si el cansancio en sus brazos comenzaba a agobiarlo.

Los minutos pasaron lentamente, hasta que finalmente las puertas de la habitación se abrieron, el principe usurpador como lo llamaba a veces Deku, entró acompañado por un par de sirvientes que mantenían la cabeza baja, el porte del principe era arrogante, sus pasos resonaban con fuerza y su aura era muy pesada, Izuku lo observó sin perder detalle de sus movimiento.

Los sirvientes se acercaron a un escritorio al fondo de la habitación y depositaron las cosas que traían consigo, sin levantar sus rostros se inclinaron antes de retirarse, dejandolos solos.

—¿Así que eres es el prisionero que tanto interés ha despertado en mis hombres? —murmuró Katsuki con voz gélida mientras se acercaba a él.

Katsuki se detuvo frente a Izuku, evaluándolo con una mirada que combinaba desdén y curiosidad. La delgada túnica apenas cubría el cuerpo de Izuku, y el príncipe no perdió la oportunidad de estudiar cada centímetro expuesto de su piel, Izuku sentía la mirada como una daga, pero mantuvo su expresión impasible, escondiendo el odio que hervía en su interior.

—No pareces ser un guerrero — aseguró mientras activaba el mecanismo que movía las cadenas del techo dejando al joven a pocos centímetros del suelo, no podía mover sus pies por las dos bolas de metal que fungían como contrapesos.

Izuku mantuvo su mirada fija en los ojos de Katsuki.

—Eres hermoso, lo admito —continuó Katsuki, con una sonrisa peligrosa, paso sus manos por su cuerpo de una forma tan descarada, pero Izuku no hizo ningun gesto, eso molesto al principe.

Katsuki se separó de él y lo giro para que quedara frente al escritorio, caminó con altanería hasta las cosas que trajeron los sirvientes y levantó un objeto que Izuku reconoció de inmediato, su daga.

—Vaya, parece que, si reconoces este hermoso objeto, ¿Cómo es que un prisionero de guerra conservaba entre sus ropas este hermoso objeto?

—¿Quién eres en realidad? —susurró, tan cerca que Izuku pudo sentir su aliento sobre su piel—. Mis hombres piensan que eres un prisionero, alguien irrelevante. Pero yo veo más allá de eso. ¿Qué secreto ocultas tras esa máscara de silencio?

Katsuki regresó hasta el escritorio con unas cuerdas en tono dorado, en sus manos aun sostenía la daga, — ¿Sabes que pasara contigo esta noche?

Izuku intentó ser indiferente pero ya sospechaba lo que ese bastardo pensaba hacerle, pero no podía hacer nada, estaba totalmente expuesto a ellos.

—Bueno por la expresión de tus ojos, creo que lo intuyes, ¿verdad dulzura? — hablo con sarcasmo cerca del oído de Izuku, y luego sintió como la delicada y traslucida túnica que tenía puesta era rasgada por la daga, dejando solo con su ropa interior.

Solo serás mioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora