Días después del baile, Izuku se la pasó encerrado en el jardín de su madre, pues esta deseaba asegurarse que la magia que Hisashi haya sembrado en él, en afán de controlarlo, no traiga consecuencias de algún tipo.
Estaba sentado bajo el árbol más frondoso, con una mano recargada en el tronco, sentía recorrer la magia élfica en su cuerpo, como un rio tranquilo dentro de su ser, amaba sus raíces, pero a veces no podía evitar sentirse frustrado por que su madre no pueda abandonar tanto el jardín, aunque luego de la muerte de Hisashi, ella podía salir a cualquier parte del palacio sin problemas.
—¿Cómo te sientes mi niño? — la voz de su madre lo saco de sus pensamientos
—Mejor — respondió con suavidad quitando su palma del tronco y la colocó en su regazo entrelazando sus manos — No siento nada de magia oscura dentro de mí.
—Perdón por tenerte aquí mi niño, pero no dejó de ser una madre preocupada por su hijo — respondió sentándose a su lado — El principe Katsuki siempre pregunta por tu estado.
Izuku se ruborizo un poco y desvió la vista
—¿Te gusta verdad, cariño? — preguntó su madre con una sonrisa divertida
—Yo...
—Es normal, mi niño, ¿Te cuento un secreto?
—¿Un secreto?
—Bueno
Izuku miró a su madre con esos hermosos ojos llenos de curiosidad, unos que ya no había visto en su hijo desde que la guerra estalló y él adoptó el nombre clave de "Deku", esbozó una sonrisa mientras levantaba la vista al cielo, era como si su memoria retrocediera en el tiempo.
Acomodó un mechón de su cabello antes de comenzar a hablar.
—Hace muchos años, cuando tú tenías apenas dos años, tu padre te llevó a una reunión en Solmara —comenzó—Ahí conociste a un niño rubio, de cuatro años, lleno de energía. Ambos eran tan pequeños, pero cuando se vieron, fue como si una fuerza invisible los atrajera. Lo recuerdo bien, como si hubiera sido ayer. — Inko lo había visto todo con los ojos de su esposo, quien al llegar a casa Yagi le comentó y ella tomo sus manos, para revivir ese recuerdo — Se tomaron de las manos, y por un instante, ambos parecían entender algo que estaba más allá de las palabras.
Izuku la escuchaba atentamente.
—¿Y qué pasó después? —preguntó en un susurro.
Inko sonrió, con ternura al escuchar a su hijo preguntar con curiosidad.
—Ese momento fue fugaz, mi niño, pero ambos recibieron algo que solo pocos tienen la fortuna de poseer: la marca del destino —Inko acarició la zona de su pecho, donde sabía que Izuku tenía una pequeña marca que había aparecido desde niño — Esa marca, Izuku, es un símbolo de unión, es un vínculo sagrado entre dos almas destinadas a algo grande. Al día siguiente, ya no recordabas mucho, eras tan pequeño.
Izuku llevó su mano inconscientemente a su propio pecho, donde aquella marca descansaba. No recordaba ese encuentro, pero sentía que su madre hablaba con la verdad no podía dudar.
—¿Entonces... Katsuki y yo estábamos destinados a encontrarnos desde que éramos niños? —preguntó.
Inko asintió suavemente.
—Así es, mi niño. Y aunque solo se vieron una vez, antes de que la guerra estallara, una profecía nació, en ella mencionaba a dos almas que traerían el equilibrio de este mundo... esas almas son ustedes — aseguró con orgullo — A veces, Izuku, los caminos ya estab predestinados, ustedes dos, mi amor, estaban destinado a acabar con Hisashi y con el tiempo ustedes llevar a los reinos a una era de paz.
—Entonces... ¿No hay nada de malo con lo que sentí cuando nos reencontramos en el baile? — preguntó con duda — Es decir, lo vi cuando Hisashi lo controlaba, pero... ahora que era libre del control de Hisashi, pude verlo con otros ojos.
Inko sonrió con ternura, observó la expresión de su hijo, tenía dudas, pero también anhelo en esa hermosa mirada, acaricio su mejilla con suavidad, aunque ya era casi un adulto, para ella no dejaba de ser su pequeño bebe.
—No hay nada de malo, Izuku — le aseguró — lo que sientes es natural, no solo por el lazo que los une, sino por lo que sientes aquí — señalo su corazón — Lo que yo veo en ustedes es capaz de romper cualquier maldición y les brindara protección, pero ambos deben estar en sintonía — le aseguró
Izuku desvió la mirada por un instante, dejó que sus pensamientos fueran los que guiaran ese momento.
—El principe Katsuki sin embargo — continuo su madre — Esta pasando por una difícil situación, solo imagina el dolor, el resentimiento y en general todo lo que siente por haber sido obligado por Hisashi, tanto dolor, sufrimiento. Deberás enseñarle a ver más allá de ese sufrimiento.
— ¿Cómo puedo ayudarlo, madre? —preguntó en voz baja —Sé que su corazón ha sufrido mucho, pero no quiero forzar nada entre nosotros. Quiero ser alguien en quien él pueda confiar.
Inko esbozó una sonrisa llena de orgullo.
—Eso es todo lo que necesitas, Izuku. Se comprensivo y paciente, bondadoso y también demuéstrale tu amor, todo eso hará que Katsuki se sienta en paz, ambos tienen cicatrices, pero sanaran, tomara tiempo, pero te aseguro que lo harán.
Izuku asintió, en su mente solo viajaron las palabras de su madre, amor, comprensión, paciencia y bondad. Sonaba fácil en realidad, pero ¿Katsuki lo vera de esa manera?
—¿Por qué no vas a visitarlo? Llevas días encerrado aquí y a como yo lo veo, no hay rastros de magia oscura en ti.
Antes de que Izuku pudiera responder la alarma que anunciaba un ataque enemigo se escuchó.
—Imposible — susurro Izuku poniéndose de pie
—Ve, hijo, solo ten cuidado
Izuku asintió y salió corriendo del jardín hasta llegar a la entrada principal donde ya estaban varios guerreros en posiciones defensivas.
—¿Qué está sucediendo?
—Elyndor — Escuchó la voz de Tenya — son banderas de Elyndor y vienen hacia acá
— Imposible, acabamos con todos, y los que sobrevivieron están en los calabozos, además su líder está muerto — Comentó Izuku, quien recibió un catalejo.
Izuku enfocó la mirada a través del catalejo, y en efecto, las banderas de Elyndor ondeaban en la distancia, avanzando hacia el palacio.
—Esto no puede estar sucediendo —murmuró, con los ojos entrecerrados, intentando ver si reconocía algún rostro entre las filas enemigas — Traigan mi espada — ordenó, su voz ya no sonaba con la del joven principe sino como la del guerrero Deku.
Cuando recibió su espada y sus cosas incluyendo su mascara esta no la quiso usar
—Debemos alertar a Aelter y a Solmara — comentó Denki quien se habia posicionado a lado de Izuku
—Dejemos que Hanta se encargue de eso, ya lo mande — comentó Izuku
—¡Guerreros de Kaeldor, no sabemos con qué intensiones viene nuestro enemigo, pero no dejaremos que la paz que hemos conseguido sea perturbada! — gritó haciéndose escuchar — Yo lideraré la marcha no dejemos que entren a nuestras fronteras.
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¿Qué clase de peligro representa Elyndor ahora?
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Solo serás mio
RandomEn un mundo devastado por la guerra entre los reinos de Kaeldor y Elyndor, dos poderosas naciones se enfrentan por el dominio absoluto. El príncipe Katsuki Shigaraki, heredero adoptivo de Elyndor, busca vengar la muerte de su hermano a manos de un g...