8. El fin de la guerra

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Katsuki comenzó a despertarse, estaba totalmente desorientado, los hombres a su alrededor también estaban inconscientes, sus recuerdos eran borrosos, lo último que recordaba era, estar en los aposentos de ese bastardo, un ritual.

En sus ojos se reflejaba el shock, recordar el ritual lo llenó de todos los recuerdos que hizo obligado por Hisashi, todas las perversiones que había sufrido y cómo había perdido el control de su propio cuerpo. Un temblor recorrió su ser mientras trataba de recordar cada detalle de lo que había pasado.

Cayó de rodillas mientras se sostenía la cabeza con fuerza, sus lágrimas salían con fuerza y grito desgarrador salió de su garganta, él... él se había cometido muchas atrocidades por culpa de Hisashi

—¡NO! — el gritó resonó por todo el lugar, y como si fuera parte de su sufrimiento, la lluvia comenzó a caer con fuerza

—¿Katsuki? — La voz de su hermana llegó a sus oídos, aunque había miedo en su voz — ¿Eres... eres tu? ¿Katsuki? ¿Her..mano?

Katsuki levantó la mirada, sus ojos estaban enrojecidos por las lágrimas se encontraron con los de su hermana. Eri estaba ahí, temblando, pero también había una mezcla de esperanza y miedo en sus ojos

—Eri...— susurro al verla — Yo... Eri perdóname

—¡Katsuki! —gritó Eri, y corrió hacia él, apenas sin poder contener las lágrimas. Se arrodilló a su lado para abrazarlo con fuerza—. ¡Regresaste! — Sollozo — Izuku... Izuku lo logró

Katsuki se sintió abrumado por la alegría y la culpa que se mezclaban en su corazón mientras abrazaba a Eri. Las lágrimas de ambos se desbordaban, no solo por el dolor de lo que habían sufrido, sino también por el alivio de verse a salvo.

—Eri... no sé cómo ocurrió, pero estoy aquí —habló Katsuki entre sollozos, sus manos temblaron mientras apretaba a su hermana con desesperación.

—Pensé que nunca volverías... —respondió Eri, aferrándose a él como si pudiera protegerlo del mundo exterior, un mundo que había sido cruel con ambos.

Katsuki se separó de Eri con dificultad, su rostro estaba pálido y marcado por el dolor. Miró a su alrededor; el lugar era un caos, con los hombres de Hisashi inconscientes, aunque no sabía porque y la lluvia torrencial que golpeaba las ventanas. La tormenta parecía reflejar la tormenta en su corazón.

—Debemos salir de aquí —Hablo Katsuki, tratando de recuperar la compostura.

—Eijiro, Izuku, nuestros padres — Hablo Eri

El nombre de Izuku no lo conocía, pero Eri hablaba de él con tanta familiaridad, tal vez era alguien de la servidumbre que él no conocía

—¿Dónde están?

—Eijiro e Izuku irían a los aposentos del rey, Izuku dijo que estabas bajo un hechizo, y buscaría respuestas en los aposentos de Hisashi, así que Eijiro le ayudo, pero no he sabido nada después de ver como aquellos que eran los aliados mas fuertes del rey cayeron inconscientes — agregó Eri — Izuku, él debe estar en peligro si esta con el rey.

Katsuki no queria que Eri entrara, pero no sabía si los demás seguían o no bajo el control de Hisashi, pero antes de que dijera algo los guardas y soldados que estaban a su alrededor comenzaban a despertar, Katsuki se puso a la defensiva poniendo a su hermana tras de el

—¿Alteza? — hablo uno de ellos — ¿Qué ha pasado? No recuerdo nada

—Hablo uno de los guardas que eran del extinto reino de Solmara — Principe Katsuki, ¿es usted? ¿Princesa Eri, se encuentra bien?

Solo serás mioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora