Ellos sabían que era incorrecto lo que hacían, que en cualquier momento podrían ser descubiertos. Pero todo tipo de remordimiento se esfumaba cuando la puerta de aquella habitación de hotel se cerraba, y solo se podían disfrutar él uno del otro.
Yo...
LOS PERSONAJES SON FICTICIOS, LO QUE SE DIGA DE ELLOS NO REFLEJA SU VIDA REAL.
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La segunda vez que Hoseok volvió a ver a Yoongi, fué al día siguiente de la firma del contrato.
La empresa de Eun Woo realizó una fiesta en honor a la alianza entre empresas.
Hoseok estaba aburrido, pues su esposo estaba platicando con varios socios, dejándolo aún lado.
Jung nunca había sido fan de esos eventos, se aburría con facilidad, y sabía que todos ahí eran hipócritas, fingiendo sonrisas, criticando atuendos, el peso de las personas y mirando con superioridad a los empleados.
Suspiró, antes de tomar una copa de vino que un empleado le ofrecía. -Gracias.
Dió un sorbo a su vino, antes de saborear el delicioso líquido.
-Hola.- Una voz bastante varonil llegó a sus oídos, causándole un leve escalofrío que recorrió todo su cuerpo. Se giro, encarando a la persona que le hablaba.
-Hola, señor Min.- Le sonrió, aunque se estuviera muriendo de nervios. -Bienvenido a la fiesta.
-Muchas gracias, Hoseok. Me alegra que hayas sido tú quién me diera la bienvenida.- Y como el día anterior, volvió a coger su mano y darle un beso.
La respiración de Hoseok se detuvo por un momento, antes de volver a soltar el aire cuando su manos fué liberada.
-Te ves muy hermoso con ese atuendo, Hoseok.
Hoseok sintió orgullo creciendo en su interior ante el cumplido. Había pasado mucho tiempo desde que su esposo le había hecho algún cumplido, y que alguien como Min Yoongi le dijera eso alimentaba su ego.
El atuendo de Hoseok consistía en un enterizo color rojo, con cuello que dejaba ver un poco sus clavículas.
Pero el verdadero toque era el escote por la parte de atrás, dejando toda su espalda descubierta. En la parte de la cintura el atuendo contaba con unos cruces que se aferraban a la pequeña cintura de Hoseok.
El pantalón del enterizo también hacía muy buen trabajo, pues le daba una forma sensual a su culo, la tela acoplandose perfectamente a él.
En su cabello castaño había hecho unas ondas, pequeños mechones de cabello caían sobre su frente, y el resto de cabello perfectamente peinado.
Definitivamente él no se arrepentía de elegir ese oufit.
-Gracias, señor Min.
Yoongi estaba a punto de decirle algo más, cuando una tercera voz se unió a ellos.
-Yoongi, amigo y socio. Veo que has llegado, ¿Cómo te están tratando?
-Eun Woo, Hola. Digamos que tu esposo se ha encargado de hacerme compañía.
