17. Te amo

14 1 0
                                    

Hoy es tres de enero y me estoy preparando para ir a recoger a Duki al aeropuerto, me vestí con un chándal cómodo con la cartera, las llaves de mi casa y de esta con el móvil para guardarlo en los bolsillos del pantalón y después ponerlo en el asiento del copiloto, son las once de la noche y cuándo me fui a montar me sorprendí al ver a Hugo.
- Uy, qué haces tú aquí- exclamé.

- ¿A dónde vas?- preguntó medio dormido.

- A por un amigo- respondí.

- No me gusta- dijo enfadado y yo sonreí.

- Si no lo conoces- hablé.

- Da igual, no me gusta- dijo.

- ¿Quieres venir?- le pregunté y él sonrió con cara de pillo.

- Sí- celebró.

- Sube- dije y le abrí la puerta del coche, le até el cinturón.

- ¿Y quién es?- preguntó curioso.

- Ya lo verás, impaciente- me burlé.

- ¿Cuánto queda?- preguntó.

- Ya está, chiquillo- respondí riendo.

Lo bajé de la silla y él me cogió de la mano tirándome para dentro del aeropuerto.

Hugo no es que escuché mucho a Duki, pero como siempre está conmigo pues sabe las canciones y le gusta mucho porque es el primer cantante que le enseñé. Por eso sé que le va a gustar conocerlo y se va a ilusionar al verlo, aunque se pondrá un poco celoso porque es el primer chico que le voy a presentar.

Le estuvimos esperando unos minutos y yo le envié una foto para que supiera que ya estamos aquí, salió el último con la capucha puesta guapísimo con un chándal negro entero puesto y unas louis vuitton rojas.

- Hola- le saludé tímidamente con un abrazo.

- ¿Qué onda? Hermosa- saludo él.

- Te he echado de menos- le dije y él me abrazó más fuerte cuando se fijó en Hugo.

- Ey, ¿qué pasa, guapo?- dijo saludando al pequeño que lo miraba con los ojos brillantes.

- Hugo, mi amor salúdale- le susurré.

- Ho...hola- murmuró.

- Mira, igualito que tú- se rió y yo le pegué en el hombro.

- Eres su novio- preguntó él cuando íbamos en el coche.

- Hugo- reí.

- Si ella me dejé, sí- respondió el argentino y yo negué con la cabeza.

- Y si yo no quiero- cuestionó.

- No me dejas- preguntó Mauro.

- De momento no, pero si me regalas algo sí- respondió Hugo.

- Trato hecho- dijo el cantante y el niño lo celebró cantando.

Vaya dos, pensé.

El camino se hizo ameno hasta que Hugo y al final, aunque mi plan era dormir en mi casa, no pudimos porque Hugo no se durmió en ningún momento preguntándole cosas a Mauro.

- A dormir- dije cuando llegamos a la casa y él hizo un puchero, pero esta vez no funcionó y se fue enfadado a la cama.

- Has visto, me lo he ganado- habló Mauro cuando nos quedamos solos y yo sonreí.

- Hombre, si le dices que le vas a regalar algo- reí yo.

- Bueno, cada uno como puede- dijo.

- Vámonos a dormir- comenté y él río siguiéndome hasta mi habitación.

- Me puedo duchar- preguntó y yo asentí.

- Cuando salgas, yo estaré durmiendo seguramente- contesté.

- Sí, no hace falta que lo jures- dijo de broma y yo le saqué la lengua.

Quité las sábanas cansada y me tumbé en la cama escuchando el agua de la ducha caer, me acurruque bajo las sábanas y me quedé mirándolo cuando llegó solo en calzoncillos.

- Esto está mal, no me puedes venir así- dije de broma.

- ¿Quieres que me lo quite?- preguntó burlón.

- Como te lo quites, te terminó violando- respondí y él soltó una carcajada.

- Eso es un sí- dijo y se metió en la cama.

Yo me pegué a él y tras un par de besos, caricias y mimos terminamos durmiendo porque yo me había dormido tarde y Mauro debería estar cansado del viaje. Por eso mismo, al día siguiente nos levantamos súper tarde y al hacerlo nos dimos cuenta de que no había nadie en casa por un whatsapp de Elena.

Ele🫶: nos fuimos todos juntos a la playa

9:06

Yo: valee guapísima

disfrutad

14:37

• ¿Tienes hambre?- le pregunté.

• Un poco- respondió.

• Hacemos crepes- propuse y él aceptó con una sonrisa.

Entre los dos comimos crepes con nocilla mientras veíamos mi serie favorita que él no sabía de su existencia y obviamente le encantó, aunque no lo admita. Aquí no hay quien viva. Antes de qué llegaran, nos duchamos cada uno y nos vestimos con algo cómodo. Justo salió Mauro de la habitación cuando mi familia aparcó y Hugo, que entró con Eric, se me tiró encima contento con la boca llena de helado, yo me reí.

- Y no me traes uno a mí- me hice la ofendida.

- No te iban a gustar- dijo seguro y se fue al baño cuando el resto entró.

- Ay, mi madre pero que te has hecho en la cara mi niño- exclamó Yaiza, la madre de Eric y Elena.

- Mauro, encantado- dijo reprimiendo una risa presentándose a todos.

Mi padre y Carlos, el padre de los otros dos hermanos, le hicieron muchas preguntas a Mauro. Sé que lo hacían por mi bien, pero al pobre lo están matando con tantas preguntas y decidimos comenzar otra conversación, por suerte, lo dejaron en paz el resto de la tarde.

- ¿Estás bien?- pregunté en un murmuro.

- Sí, pensaba que me iban a matar, pero si- respondió en un susurro.

- Tranquilo, es solo al principio- le intenté convencer.

El resto de la tarde no hicimos nada interesante y nos preparamos para irnos a mi casa más tranquilos, mi casa no era gigante, pero al menos tenía espacio. Aunque apenas me dió tiempo a enseñarsela porque cuando cerré la puerta, él se me tiró a los labios directamente con muchas ganas y deseo. El beso fue salvaje que mostraba el tiempo que nos estamos esperando para esto y yo enredé mis piernas en su cadera sintiendo ya su bulto sobresaliente de sus pantalones.

- ¿Tienes condones, no?- le pregunté sin apenas separarme de su cara y él sonrió pícaro.

- En el pantalón- contestó.

- La habitación está allí- le señalé y él caminó conmigo hasta allí, yo aproveché para dejar besos húmedos en el cuello.

Me dejó en la cama mientras me desnudaba y él se desnudaba a sí mismo. Se puse el condón mientras yo lo miraba con deseo y se colocó en mi entrada sin moverse, torturándome, y solté un gemido.

- Mauro, por favor- pedí.

Me hizo caso y entró de una sola vez haciendo que soltará un grito de placer arañando la espalda con mis uñas, entraba y salía con rudeza haciéndome ir al infierno y volver. En la habitación solo se escuchaban nuestros gemidos, nuestros cuerpos chocando. La primera en llegar al orgasmo fui yo y apreté mis paredes rodeando la polla de Mauro entre gemidos y este no tardó mucho en venirse también, se tiró al lado mía agotado después de tirar el condón a la basura y yo le acaricie el pelo cuando puso su cabeza en mi pecho.

- Cada día mejor- dijo él.

- Te amo- solté sin darme cuenta.

- Yo te amo más, rubia- respondió- vienes a ducharte- preguntó y yo asentí.

Continuará...

Inconmensurable- DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora