capituló 11

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-No pensará que soy tu novio, ¿verdad? -preguntó Oikawa tan pronto como los dos llegaron a la puerta principal de la casa del chico más joven.

Kageyama abrió la puerta mientras fruncía el ceño con incredulidad. '¿No?'

-Está bien. No quiero pasarme de la raya.

Kageyama claramente no entendió las palabras de Oikawa y su ceño se hizo aún más prominente. Abrió la puerta y se hizo a un lado para dejar entrar a Oikawa.

'Disculpe la intrusión.'

"Estoy en casa", llamó Kageyama una vez que cerró la puerta detrás de ellos.

No hubo respuesta a su saludo. Oikawa se volvió hacia él distraídamente.

"Probablemente esté en la cocina. Por aquí."

Kageyama entró en la casa acompañado de Oikawa. Sus ojos marrones escudriñaron el lugar con indiferencia, observando el interior sin mucha contemplación.

-¿Está tu papá en casa? -preguntó Oikawa, observando la impecable sala de estar mientras pasaban.

-No. Está trabajando en el extranjero.

Pasaron frente a una pared llena de fotografías. La mirada de Oikawa se fijó en una foto en particular y juró que su corazón dio un vuelco al ver a un Kageyama tan pequeño.

'¿Tu mamá conoce a Takahiro?'

Kageyama echó una mirada por encima del hombro antes de girar a la izquierda hacia la casa. "No."

'¿Por qué?'

-¡Oh, hola! -interrumpió una voz radiante cuando entraron a la cocina.

La madre de Kageyama era una mujer de aspecto elegante, con pelo largo y negro y ojos color tinta. Oikawa pensó que Kageyama definitivamente había heredado su belleza. Tal vez no los enormes ojos azules, pero sus rasgos eran indiscutiblemente muy parecidos.

"Es una cara nueva. No la había visto antes", sonrió cálidamente mientras seguía cortando los ingredientes preparados para la cena.

Oikawa hizo una reverencia cortés y le dirigió una sonrisa encantadora. "Hola Kageyama-san, mi nombre es Oikawa Tooru, el senpai de Tobio".

-No, no lo eres -murmuró Kageyama en voz baja, pero Oikawa lo captó justo a tiempo para sacarle la lengua.

-¡Oh, Oikawa! -gritó eufórica la madre de Kageyama mientras se volvía hacia su hijo, cuya mirada se dirigió inmediatamente a otro lado-. Este chico solía hablar mucho de ti cuando estaba en la escuela secundaria.

-¿En serio? Espero que sean todas cosas bonitas. -Oikawa mantuvo su tono casual y alegre, pero sus cejas levantadas dirigidas a Kageyama contaban una historia diferente. Kageyama resistió el último impulso de poner los ojos en blanco.

Los dos setters abandonaron la cocina poco después de una breve charla y la madre de Kageyama les dijo que siguieran con sus asuntos hasta que ella los llamara para cenar.

-Tobio-chan~ ¿Solías hablar mucho de mí? -Oikawa arrastró las palabras con una sonrisa complaciente tan pronto como estuvieron lo suficientemente lejos de la cocina, los talones de sus pies rebotaron en el suelo mientras chocaba insistentemente con el hombro de Kageyama.

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