14. persiguiendo algo que no es real

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Hola! Realmente este capítulo es más bien como una actualización doble, pero no quería dividirlo en dos, así que ha quedado bastante largo! perdón mis perfectas... espero que os guste igualmente!!!!


Juanjo notó un peso caer sobre su cama. Aún así, se negaba a abrir los ojos. Ya sabía quién era porque a esas horas de la mañana no podría haber sido nadie más. Había escuchado el coche de Víctor irse hacía un rato, y también a las chicas moverse por el pasillo, preparadas para volver a sus pueblos. Él había intentado alargar su sueño, aguantando un rato más en la cama. Y con aquella información sobre la mesa, solo le quedaban dos opciones posibles. O era Martin o era algún cuadro del pasillo, que había acabado cobrando vida.

También podía ser el Señor Gato, haciéndose un hueco en la almohada junto a él.

Entreabrió los ojos después de unos segundos. La luz se filtraba por la ventana abierta de su habitación, obligándole a cerrarlos de nuevo casi como por acto reflejo. Fue en el segundo intento cuando se dio cuenta de la escena que se estaba desarrollando en su cama: con una sonrisa emocionada en los labios y el pelo perfectamente peinado, Martin parecía darle los buenos días. Como si aquello entre ellos fuera muy normal, con aquella bola de pelos ronroneando entre los cuerpos de los dos chicos. Y no parecía tener fiebre. De hecho, parecía estar más contento de lo normal, con los ojos muy brillantes y las mejillas ligeramente sonrosadas.

"¿Sabes que?" preguntó directamente, sin darle tiempo a terminar de asimilarlo.

"¿Qué?" la voz de Juanjo sonó rasgada, propia de una persona que acaba de despertarse. Un poco grave y perezosa, como si estuviera a punto de quedarse dormido una vez más.

"Señor Gato y yo hemos preparado el desayuno, ¡y no se nos ha quemado nada!" La de Martin, en cambio, sonó llena de energía. Incluso un poco más aguda que de normal, vibrando con toda la emoción que sus palabras parecían estar transmitiendo. "Bueno, puede ser que las tostadas si se me hayan pasado un poco. Pero solo un poco, te lo juro."

De repente la opción de que aquello estuviera siendo un sueño le cruzó por la mente. Deseó que no, que no lo fuera. Porque haber estado viendo a Martin incluso dormido hubiera sido demasiado difícil de explicar la próxima vez que hablase con Salma por teléfono. Por eso probó a darse la vuelta, a girar sobre el colchón. Tuvo la esperanza de que con aquello la imagen de Martin tumbado a su lado desapareciera. También la de aquel animal restregándose por sus sábanas limpias. Supo de todas formas que no había sido así. Su presencia en aquella cama aún era demasiado pesada, demasiado imposible de ignorar.

"¿Juanjo? ¿Has vuelto a dormirte?"

"No, sigo despierto."

"¿Y por qué me das la espalda? A ver, que tampoco me quejo. Me encanta tu espalda. Es solo que no pareces muy emocionado de pasar todo el día a solas conmigo."

"Si lo dices de esa forma suena incluso aterrador, Martin."

"¿Por qué? Yo estoy muy contento" y pareció decirlo de verdad, también con cierta inocencia. Martin quería pasar el día con Juanjo, porque disfrutaba de pasar el tiempo con él, y quería que se levantase cuanto antes, asustado de que las horas pudieran pasar demasiado rápido, de que aquello terminase antes de lo que él hubiera querido. "¿Tú no?"

"Depende, ¿de qué has hecho las tostadas?"

"De tomate. Quería hacerlas de pavo, pero me da miedo freír huevos, así que he ido por el camino de lo seguro. ¿Te gustan, no? También he preparado café. Y quería hacer yogurt con fresas, pero al final me ha acabado dando pereza. ¿Cómo es que tú te dedicas a eso todo el tiempo? Cocinar es super aburrido. Tampoco me he podido esperar más para subir a despertarte. No quería que malgastásemos la mañana ¿Puedes darte la vuelta otra vez? Siento que le estoy hablando a una pared."

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