El sol de la mañana apenas empieza a asomar cuando mis ojos se abren pesadamente. Me cuesta unos segundos recordar dónde estoy, pero pronto reconozco el techo manchado y la vieja lámpara que cuelga precariamente sobre mí. Estoy en mi habitación, aunque no recuerdo cómo llegué aquí. Los eventos de la noche anterior regresan de golpe a mi mente, y me siento en la cama, frotándome los ojos para despejar las imágenes que se arremolinan en mi cabeza. Callum, mi padre, la confrontación. Todo parece un sueño borroso.
Me levanto, el frío de la mañana me golpea al salir de las sábanas. Mientras me cambio, mi mente sigue atascada en las palabras de Callum. "No tienes que enfrentarlo sola." Esas pocas palabras se han quedado conmigo, como un eco constante que resuena en mi cabeza. Me he acostumbrado tanto a enfrentar todo sola, a cargar con mis problemas, que la idea de alguien más a mi lado, ofreciéndome apoyo, me resulta extraña. Reconfortante, pero extraña.
Mi madre ya está en la cocina, preparando café. Me recibe con una sonrisa cansada.
— ¿Todo bien? —me pregunta, sirviendo una taza que me ofrece.
Asiento, aunque por dentro siento que la respuesta no es tan simple.
— Fue una noche... intensa —respondo finalmente, tomando un sorbo de café caliente—. Pero creo que estoy bien.
Ella me estudia por un momento, como si intentara leer algo más allá de mis palabras. Sin embargo, no insiste. En lugar de eso, cambia de tema.
—El señor Miller me dijo que te espera en la tarde, quiere hablar contigo sobre el trabajo extra.
Asiento de nuevo, agradecida por la distracción. Necesito algo que mantenga mi mente ocupada, algo que me aleje de los pensamientos constantes sobre mi padre y sobre lo que significa realmente la intervención de Callum en mi vida.
— Estaré allí —digo, tratando de sonar más animada de lo que realmente me siento—. Necesito ese trabajo, mamá.
Ella asiente, y por un momento, el silencio se instala entre nosotras. Sé que quiere decir algo, preguntarme sobre lo que pasó anoche, pero al final, decide no hacerlo. Tal vez porque sabe que no estoy lista para hablar de eso. O tal vez porque hay una parte de mí que aún no está segura de cómo procesar todo.
Horas después, el sol ya está alto en el cielo cuando llego al restaurante. Las mesas están limpias y todo está en orden, pero el ambiente es diferente, como si una quietud inusual hubiera caído sobre el lugar. El señor Miller, un hombre de mediana edad con el semblante serio, está esperándome en su pequeña oficina, detrás de la barra.
— Valerie —me saluda cuando entro—. Toma asiento.
Me siento frente a él, algo nerviosa por lo que pueda decir. No sé si el trabajo será suficiente para cubrir mis gastos, pero cualquier cosa es mejor que nada.
— Tu madre me contó sobre lo que te pasó —comienza, su voz grave pero no dura—. Lo siento mucho. Nadie debería pasar por algo así.
Asiento, agradeciendo sus palabras, aunque realmente no sé cómo responder a eso.
— Quiero ayudarte —continúa—. Este restaurante puede no ser mucho, pero necesitamos a alguien que sea eficiente y confiable, y tu madre dice que eres la mejor para el trabajo.
Sus palabras me sorprenden un poco, pero no dejo que se note. En lugar de eso, me limito a sonreír, sintiendo una mezcla de alivio y gratitud.
— Haré lo que sea necesario —respondo con firmeza.
— Bien —dice, inclinándose hacia adelante en su escritorio—. Hay algunas tareas adicionales que podrías hacer, sobre todo en la organización de los eventos nocturnos. Sería más trabajo, pero también más horas, lo que significa más dinero.
Eso es exactamente lo que necesito, y no dudo en aceptarlo.
— Estoy dispuesta a hacerlo —digo, sintiendo cómo una pequeña chispa de esperanza se enciende dentro de mí.
El señor Miller se reclina en su silla, cruzando los brazos sobre el pecho. Su expresión se torna más seria, como si estuviera sopesando sus palabras antes de dejarlas salir.
— Valerie —comienza, su tono más bajo—. Hay una cosa que necesito que consideres. A veces, en este negocio, surgen oportunidades... que no son del todo convencionales.
Mi corazón late un poco más rápido. La atmósfera en la habitación cambia, y puedo sentir una tensión en el aire que antes no estaba.
— ¿A qué te refieres? —pregunto, tratando de mantener la calma a pesar de la inquietud que empieza a crecer en mi interior.
— La verdad es que tenemos algunos problemas con ciertos proveedores —dice, evitando mis ojos—. Algunas entregas están retrasadas, y la última vez que nos visitó el inspector, no fue precisamente amable. Así que, si conoces a alguien que pueda ayudarnos a conseguir lo que necesitamos de manera... rápida, podría ser beneficioso para ti.
Me quedo en silencio, procesando lo que me está insinuando. No puedo evitar sentir un escalofrío. No estoy aquí para involucrarme en algo ilegal o arriesgado.
— No estoy segura de entender —respondo con cautela—. ¿Te refieres a...?
— Lo que digo es que hay formas de acelerar el proceso —interrumpe, su voz más insistente—. Tal vez puedas hacer un par de llamadas, buscar información. Hay gente en la ciudad que puede facilitar las cosas, y si lo haces, podríamos hablar de un aumento más significativo en tu salario. Podría ser un trato muy lucrativo, Valerie.
Muevo la cabeza, negando lentamente.
— No estoy interesada en eso, señor Miller. No quiero involucrarme en algo que no es legal.
Él se recuesta en su silla, frunciendo el ceño.
— Escucha, solo es un favor que podrías hacer. No tienes que hacer nada demasiado comprometedor. Solo... averiguar, hacer un par de conexiones. En el mundo de la restauración, a veces hay que ensuciarse las manos para salir adelante.
El nudo en mi estómago se hace más fuerte.
— No puedo, realmente no puedo. No estoy dispuesta a ponerme en esa situación —digo con firmeza, sintiendo que cada vez tengo menos opciones—. Solo quiero trabajar y hacer mi parte.
El señor Miller me mira por un momento, y luego su expresión se suaviza, como si intentara cambiar de táctica.
— Está bien, lo entiendo. Pero piensa en ello. Te prometo que podríamos hacer grandes cosas juntos. Solo mantén la mente abierta.
Me levanto de la silla, sintiéndome incómoda, y trato de salir de la oficina antes de que la conversación se vuelva más complicada.
— Gracias, señor Miller, pero necesito pensar en esto.
— Claro, solo... mantén mi oferta en mente —responde mientras salgo de su oficina, su voz resonando en mis oídos mientras me alejo.
A medida que camino hacia la cocina, el peso de la propuesta se aferra a mí. Me detengo un momento para respirar, tratando de calmar la inquietud que crece en mi interior. No sé cómo salir de esta situación, pero estoy decidida a no dejar que el miedo me lleve a tomar decisiones equivocadas.
Afuera, el sol sigue brillando, y la vida continúa, pero siento que un nuevo desafío se cierne sobre mí, uno que pondrá a prueba mi integridad.
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Jugada Ofensiva
Fiksi RemajaApenas se algo sobre él. Se qué va a la escuela liverpool. Nemesis número uno de la mía. Se qué es un egocéntrico de primera, jugador del equipo de fútbol americano. Se qué nos odia. Aún así , cuándo ofreció realizar una apuesta, fue inevitable...