Prólogo

578 55 14
                                    

Las guerras acabaron con todo. Nuestros antepasados fueron débiles, se dejaron arrastrar por sus emociones, incluyendo la ira y la maldad, y destruyeron nuestro mundo. Pero, poco a poco, sus sucesores fueron reconstruyéndolo. Y aquí estoy yo, Julia, sin otra cosa que hacer que contar mí día a día. Ser un humano actualmente no es fácil: nos obligan a crecer con pensamientos puros. El gobierno ha creado una máquina que, básicamente, analiza tus pensamientos, y si hay algo que no les gusta, te destruyen. Intentan hacer creer que se matan por voluntad propia, para no hacer daño a nadie más, pero nadie se lo cree. Todos sabemos la verdad.

Lo peor de todo es que mis padres, y todo el mundo en general, han intentado educarme en ese sentido. Pero no lo han conseguido, ni lo conseguirán. Tan solo queda un mes justo para la prueba, y mis pensamientos no son siempre buenos. Sé que no está bien, sé que debo cambiar, pero no puedo. No logro entender como el resto no se enfrentan entre ellos. Parecen robots, y yo a veces incluso pienso que ni siquiera tienen un sentido para vivir; caminan sin ver. Me dan envidia. Yo no lo veo todo así, y, de hecho, suelo tener malos pensamientos a menudo. Me saca de quicio que la gente sea tan amable y risueña, como si no tuviesen problemas. La tristeza existe, el ser desagradable y tener mal humor existe, pero la ira no, y no entiendo por qué. Tú puedes ser borde, y que te disguste todo el mundo está permitido, pero enfadarse, discutir y pelear es ilegal.

Y solo me queda un mes para cambiar, o bien para encontrar un modo de ocultar a "La máquina" mi verdadero yo. Mi mejor amigo, William, también es como yo. Es un "contaminado", como llama la gente a las personas como nosotros, y por eso es mi mejor amigo. Nos lo contamos todo sin miedo al rechazo, y sé que juntos encontraremos el modo de salir de ésta. Él me ayudará a encontrar un plan.

Contaminados #wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora