ᖗ ⊹ 𓍢 ⭐ 𓏲 31 One-Shots of Brawl! ꒦꒷ ♡

❄🧨 ─ Soulmates

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"Los muertos nunca mueren, mientras que los vivos aún los recuerden."

Era un dicho muy clásico por Mortis, siendo este un trabajador de funerario tenía que muchas veces consolar a las familias que perdían a sus seres queridos.

Pero, ¿qué pasa cuando esté ser querido sigue vivó pero sin vida?

Las mañanas eran iguales, por la noche caía mucha nieve, así que salía para limpiarla.

Con su recogedor de nieve, chaqueta y gorro se aventuró a las afueras del clima frío para quitar los caminos de nieve.

De camino se encontró con Mr. P, pero parecía algo enfadado hablando por teléfono con sus... ¿Pitidos de pingüino? Así que evitó el contacto visual.

Al salir encontró como siempre al robot de los helados, Lou, que solía vender a las afueras del hotel, a veces se iba en su carreta de helados a la ciudad y la recorría, pero los fines de semana se quedaba al lado del hotel a vender helados.

El robot y el anciano conectaron miradas de forma espontánea, ambos sonriendo, el robot levantando la mano para saludarlo y el anciano acercándose a éste.

El primero en saludar fue el robot. ─ ¡Señor Gale! Me alegra verlo por aquí, tiene mucho trabajo por lo que ya veo. ─ Comentó el Veladero viendo las calles llenas de nieve.

El de canas se río. ─ Si, si... Pero no te alarmes, creo que han habido peores épocas... ─ Dijo quitándole importancia al asunto.

El robot suspiro. ─ Me gustaría tener muchas veces el mismo optimismo. ─ Le alabo al señor mayor y este se rió.

─ No digas esas cosas Lou, si ya apenas me puedo mover. ─ Le advirtió al robot, pero este solo asintió.

Ya que antes de poder contestarle a su compañero, unos niños se acercaron a él para pedirle al robot algo de helado, entonces el de bufanda y gorro se alejó dándole 2 toques a Lou para despedirse de éste.

Empezó su jornada de trabajo.

Quitaba la nieve de los sitios peligrosos o de los caminos helados, para que los visitantes del hotel salieran y entraran a placer propio.

Era un día normal.

Finalmente, a las 3 de la tarde, hora de almuerzo.

Sus horarios de comida duraban hasta las 6 y media, después volvían a trabajar.

Pero en vez de entrar en el hotel y comer algo del comedor incorporado, decidió guardar sus herramientas quitanieve e irse hacia el Starr Park.

Esto fue visto por Mr. P y Lou, que este último extrañado por el comportamiento del anciano preguntó a su jefe. ─ Mr. P, ¿no es raro que en cada turno de comida Gale abandone el hotel? ─ Le cuestión a su jefe, que esté solamente soltó... ¿Sonidos de pingüino? Que fingió entender.

El anciano iba a un sitio algo lejos, a las minas, exactamente para visitar a un viejo amigo.

Dynamike, recuerda que lo conoció el mismo día que llegó para trabajar, en esos tiempos aún conservaba su color de cabello, estaba perdido pero Dyna, un minero de la zona, lo ayudó a orientarse en el Starr Park.

Y desde ahí, decidieron montar una bonita amistad. Dynamike era divertido, gracioso, cuidaba animales abandonados y se esforzaba mucho en su trabajo, quizás demasiado.

Muchas veces pasaba noches enteras en las minas buscando nuevas gemas preciosas, después en el día tenía sueño y cansancio.

Esto le preocupaba bastante a Gale, ver a su amigo sufrir no era lindo, pero este no parecía arrepentirse o recapacitar sobre sus actos.

Todo hasta ese día.

Habían pasado ya años y Dynamike no quitaba esa costumbre, no esperaba encontrar tal fuente de gemas ese día. Tampoco Jacky, que pareció la más afectada.

El hombre intentó buscar ayuda en los sheriffs, pero su cuerpo había cambiado, era más fuerte de forma inconsciente y cuando intentó llevar a la sheriff Shelly a donde las minas, casi termina rompiendo su brazo, así que esta le disparó.

No murió, después de todo, las gemas cambiaron su cuerpo por completo, y si no podía morir... ¿Qué tenía que perder?

Realmente mucho, cada vez que destruía su propio cuerpo o era destrozado, no solamente volvió a la vida, las partes que perdió se regeneran pero no como él era originalmente, especialmente el cerebro, cada herida en este, sanaba físicamente, pero nunca mentalmente.

Llegando a olvidar quién era él realmente, igualmente, como el Dynamike anterior, no pareció importarle y siguió abusando de sus explosivos.

Gale... También sufrió algo parecido, intentaba encontrar paz en todo el caos que se estaba creando. Intentó ayudar a otros, pero todo el parque se volvió un caos, intentó salvarse en una cabina con radio pero el humo entró, acabando con él y su acompañante.

Después, recuerda despertar. Rodeado de gemas moradas, como si fuera el sacrificio de un ritual. Pero no había nadie a su alrededor, y sus heridas... Totalmente sanadas, solamente estaba en la cabina solo con las gemas y el olor a pólvora quemada.

Se volvió a encontrar con Dynamike, pero se notaba que este ya no era su amigo.

Su comportamiento, su humor, su actos, no eran normales. Pero... ¿Acaso algo de aquí era normal?

Volviendo al presente, salió para las minas con comida, no le costó encontrar al hombre que buscaba, ya que sus gritos y explosiones se oían desde fuera de las minas.

El anciano de gorro sonrió al encontrarse a su amigo. ─ Dyna, he traído algo de comer. ─ Se acercó con la bolsa enseñándola.

El de rojo apagó el mechero y soltó su dinamita. Le devolvió la sonrisa a su contrario. ─ ¿Hay carne? ─ Pregunto viendo al otro asintió, y abalanzándose contra la comida.

Todo era comida precalentada, comestible para Dyna, ya que este a veces se quedaba sin comer porque no reconocía alimentarse como una necesidad.

El peliblanco vio a su antiguo amigo comer con brutalidad, ya estaba acostumbrado.

Puede que Dyna no lo recuerde como su amigo, pero de la misma forma que Dynamike lo protegía cuando llegó, le gustaba cuidar ahora a Dyna.

Porque después de todo, ellos eran viejos amigos, ¿o no?

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