Promesa de Diciembre

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Capítulo 7: Promesa de Diciembre

El aire frío de diciembre se sentía más intenso esa noche. Las luces navideñas iluminaban las calles y las casas, pero dentro de mí había un torbellino de emociones que nada podía calmar. Estaba acostada en mi cama, mirando el techo, cuando mi teléfono vibró. Era él, Jace. Sin pensarlo dos veces, contesté la llamada.

—¿Estás despierta? —su voz sonaba nerviosa, pero había algo en su tono que me hizo sonreír de inmediato.

—Sí, no podía dormir —le respondí, intentando que no notara los nervios que también sentía.

Hubo un silencio breve, de esos incómodos, pero antes de que pudiera decir algo, él continuó.

—Tengo algo que decirte —dijo de repente, su tono ahora más serio—. Llevo un tiempo pensando en esto, y no podía guardármelo más.

Mi corazón comenzó a latir más rápido, podía sentirlo en mi pecho, y una parte de mí ya sabía lo que iba a decir. No estaba preparada, o tal vez sí lo estaba, pero el miedo me mantenía en silencio.

—Me gustas, Yos. No sé cuándo empezó, pero me doy cuenta de que no dejo de pensar en ti. Quiero que lo sepas, porque no puedo seguir ocultándolo.

Su confesión me dejó sin palabras por unos segundos. Sabía que ese momento podía llegar, pero ahora que estaba aquí, no sabía cómo reaccionar. Me mordí el labio, intentando mantener la calma.

—Jace... —empecé, pero mi voz apenas era un susurro. Cerré los ojos, sintiendo la presión en mi pecho—. A mí también me gustas, pero... no puedo tener novio. Mis padres no me lo permiten. Lo siento.

El silencio en la línea fue abrumador. Podía escuchar su respiración pesada al otro lado. Sabía que mis palabras lo habían herido, aunque yo también me sentía igual. No era que no quisiera estar con él, pero había cosas que no podía cambiar.

—Podemos ser amigos —agregué, tratando de encontrar una solución que doliera menos. Era lo único que podía ofrecerle en ese momento.

Jace dejó escapar un suspiro largo y amargo.

—Eso dicen todas —respondió con una tristeza que traspasó el teléfono—. Así me dijo ella y ni nos hablamos ahora.

Su voz se quebró ligeramente al recordar lo que había pasado con su anterior pareja. Sentí una punzada en el pecho. Sabía que estaba siendo honesto, pero sus palabras me dolieron más de lo que esperaba. Me quedé en silencio, dejando que el peso de la conversación cayera sobre nosotros.

—Te equivocas —dije finalmente, con una mezcla de molestia y determinación en mi voz—. Yo no soy como las demás. No soy como ella, y te lo demostraré.

No quería que me comparara con alguien de su pasado, y mucho menos que pensara que lo iba a abandonar. Entendía su miedo, pero también sabía que yo era diferente. Lo sentía. A pesar de todo, quería estar ahí para él, aunque no pudiéramos ser más que amigos por ahora.

—No lo digo por decirlo, Jace —añadí, más tranquila—. Lo prometo.

Hubo otro silencio, pero esta vez no fue incómodo. Sentía que mis palabras lo habían calmado un poco, aunque aún estaba herido. Sabía que necesitaba tiempo para procesarlo todo.

—Está bien —dijo finalmente, su voz suave—. Lo siento, no quise ser tan pesimista.

—No te preocupes —le respondí, con una pequeña sonrisa en los labios, aunque él no podía verla—. Entiendo cómo te sientes.

Ambos sabíamos que las cosas no serían fáciles, pero esa noche, algo había cambiado entre nosotros. Tal vez no podríamos ser más que amigos por ahora, pero había una promesa implícita en mis palabras, una que pensaba cumplir.

—Será mejor que vayamos a dormir —dije, sintiendo que el cansancio comenzaba a pesar en mis párpados—. Mañana será otro día.

—Sí, tienes razón —contestó, y pude escuchar un pequeño suspiro de resignación—. Buenas noches, Yos.

—Buenas noches, Jace.

Colgué la llamada y me quedé mirando el techo de nuevo, pero esta vez no sentía el mismo torbellino de antes. Aunque la situación era complicada, sabía que no estaba sola en esto. Había una promesa entre nosotros, y esa promesa era más fuerte que cualquier duda o miedo.

Con una sonrisa tenue, cerré los ojos y me dejé llevar por el sueño, sabiendo que, aunque el futuro era incierto, todo podía cambiar con el tiempo.

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Canción: "All of the Stars" de Ed Sheeran. La canción transmite una sensación de esperanza y de unión a pesar de la distancia o el tiempo, lo que encaja perfectamente con una promesa significativa. A mi paracer la habla de estar conectados incluso cuando no están físicamente juntos, lo que refuerza el compromiso y la importancia de la promesa de diciembre en la historia.

𝐄𝐬𝐞 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐨!....♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora