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Pavel se encontraba en un jardín donde la luz del sol filtraba entre las hojas, creando un ambiente de ensueño. Allí estaba, disfrutando de la compañía de un joven de piel suave y cabello rizado que parecía ser la perfección encarnada. Era el Edén, Pavel no era un simple espectador; era Adán, y su encantadora Eva no era otra que Dome. Juntos reían y exploraban la belleza que los rodeaba, ajenos a cualquier preocupación.

Sin embargo la tranquilidad fue abruptamente interrumpida por la aparición de una serpiente. Su figura esbelta se deslizaba con gracia y sus ojos brillaban con un destello travieso. Pavel reconoció en ella a Pooh, el seductor y astuto que se acercó con una sonrisa enigmática

—¿Por qué conformarte con solo un paraíso Adán?– le susurró la serpiente, su voz parecía vibrar en el aire– Hay placeres que aún no has descubierto

Lo que siguió fue un torbellino de sensaciones; Pavel se vio envuelto en una danza entre el deseo y el peligro. Cuando estaba a punto de dejarse llevar, un sobresalto lo despertó, y la luz del día entró en su habitación, recordándole que todo había sido un sueño. Aunque la ereccion que tenía entre sus piernas era bastante real.

Pavel maldijo, llevándose una mano a la cabeza mientras trataba de entender por qué había soñado semejante estupidez. No le gustó en absoluto; era una tontería. Habían pasado tres días desde aquel incidente, y su cuerpo estaba bien, pero de vez en cuando era víctima de esas "pesadillas" que lo atormentaban.

Mientras se preparaba para ir a la empresa, recordó la conversación que había tenido con Joong días atrás. En lugar de ofrecer consuelo, Joong se había reído y bromeado, recordándole que le había advertido que no se metiera con Pooh. Pero bueno, no le había hecho caso.

—No puedes huir para siempre de esto —le había dicho Joong con seriedad—. Tienes que aceptar lo que pasó y seguir adelante. No puedes quedarte en casa.

Las palabras de su amigo resonaban en su mente mientras ajustaba su corbata frente al espejo. Sabía que no podía posponerlo más.

Aun así, Pavel decidió que simplemente olvidaría lo que había pasado. Se haría un favor a sí mismo y buscaría a alguien para dejar atrás ese mal momento. Tenía una idea en mente: tal vez cierto chico al que le debía una cena.Con una chispa de emoción, salió de casa y se dirigió a la empresa.

Al llegar, buscó al chico y lo encontró. Se acercó a él, iniciando una conversación y sacando a relucir todos sus encantos, luciéndose para que el otro cayera en sus redes. Finalmente acordaron cenar esa misma noche.

La jornada pasó rápidamente, y aunque se sentía expectante, no era ansiedad lo que lo consumía; era la expectativa de lo que vendría después. No le importaba el sexo con Dome, solo quería sacar de su mente lo que lo atormentaba y volver a su lugar.

Durante la cena, compartieron risas y coqueteos en una velada agradable. Al final de la noche, ambos se dirigieron hacia un hotel que Pavel había reservado anteriormente.

Pavel sonrió mientras veía al chico desnudo sobre la cama.Todo estaba saliendo a la perfección. O eso había pensado antes de darse cuenta que su "amiguito" no se levantaba.

– Genial justo lo que necesitaba–pensó mientras ignoraba el hecho y continuaba besando el cuello del chico que gemia suavemente– ¿En serio? ¿Es posible que aún en esta situación no te despiertes?–reflexionó con frustración

El tiempo pasaba y la cosa se volvía más absurda. Pavel se esforzaba porque el otro no se diera cuenta, pero aún en su estado de semiinconsciencia lo notó.

—Que demonios te pasa–preguntó con una mezcla de ira y confusión– ¿No soy lo suficientemente sexy?

— Lo siento...–su voz temblaba– nunca me había pasado algo así.

Entre la Luz y la CorazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora