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Al despertar, lo primero que vio fue el cuerpo dormido a su lado. Una sonrisa perezosa se dibujó en su rostro mientras mordía su propio labio al recordar la intensidad de la noche anterior. Sus cuerpos habían encajado perfectamente, cada movimiento resonando en su mente como un eco lejano y placentero.
Se giró hacia Pavel, contemplando lo hermoso que se veía dormido. Su rostro, relajado, mostraba una tranquilidad que contrastaba con la pasión que había compartido horas antes. Pooh alzó una mano y, con delicadeza, le acarició una mejilla , disfrutando de la suavidad de su piel. Pavel hizo un gesto tierno con la nariz, Como si su cuerpo respondiera instintivamente al contacto, y se movió en la cama, camhiando de posición, aunque no despertó.

Pooh soltó un suspiro suave y se levantó con cuidado, evitando despertarlo. Caminó hacia el balcón, donde el aire fresco de la mañana le despejó la mente. Se apoyó en la barandilla, mirando hacia el horizonte,
mientras los pensamientos
comenzaban a acumularse en su
cabeza.

"Es solo sexo", se repetía. Este acuerdo que habían hecho, ¿los Ilevaría a algún lugar problemático? o todo seguiría igual, sin emociones mezcladas, como Pavel había insistido? Pooh apretó los labios, preguntándose si podría seguir adelante sin que lo que sentía por el mayor se transformara en algo más, algo que Pavel no estaba preparado para darle.

Se quedó ahí, en silencio, observando el cielo despejado, con la sensación de que, sin importar cuánto intentara Convencerse de que era solo un acuerdo físico, algo en su interior ya había cambiado. Y no estaba seguro de si eso lo asustaba o lo emocionaba.

Pooh seguía en el balcón, cuando escuchó el leve crujido de la cama. Pavel se había despertado. Volvió la cabeza y lo vio levantarse lentamente, estirando los brazos y bostezando.

Pooh,  pensó que quizás debía irse para no incomodarlo. Se acercó con cierta timidez.

—Eh... Voy saliendo, ¿vale? —dijo, frotándose la nuca, como si estuviera esperando que Pavel lo despidiera con un gesto frío.

El mayor lo miró un momento, claramente sorprendido.

—¿Salir? —repitió Pavel, arqueando una ceja—. No tienes que irte solo porque he despertado.

Pooh lo miró, algo confuso.

—Pero... el acuerdo, ya sabes —murmuró—. No quiero que te sientas incómodo.

Pavel soltó una pequeña risa y negó con la cabeza.

—Somos amigos, Pooh. Esto no es como mis otras... conquistas—hizo una pausa breve, buscando las palabras—. Puedes quedarte. No tienes que desaparecer apenas sale el sol.

Pooh lo miró sorprendido, sintiendo cómo su pecho se llenaba de una calidez inesperada. Sonrió, feliz, como un cachorro al que le han dicho que es buen chico.

—Gracias —dijo, claramente aliviado, sus ojos brillando de entusiasmo.

Pavel esbozó una sonrisa antes de levantarse por completo y caminar hacia la cocina.

—¿Café? —preguntó con su tono tranquilo, como si no fuera nada especial.

—Sí, por favor —respondió Pooh rápidamente, su emoción casi palpable.

Ambos se sentaron a la mesa, el ambiente era cómodo, natural, sin las tensiones que Pooh había temido. Tomaron su café en silencio por unos minutos, con Pavel echando miradas de vez en cuando, y Pooh, simplemente feliz de estar ahí, sorbiendo su taza con una pequeña sonrisa.

 Tomaron su café en silencio por unos minutos, con Pavel echando miradas de vez en cuando, y Pooh, simplemente feliz de estar ahí, sorbiendo su taza con una pequeña sonrisa

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Entre la Luz y la CorazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora