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Pooh miraba a Pavel, sin saber cómo expresar lo que sentía después de lo que había escuchado. La tensión en el aire era palpable, y la confusión se reflejaba en su rostro. Pavel, aunque no asustado, mostraba una expresión de vulnerabilidad, como si la revelación de su secreto lo hubiera dejado expuesto. Pooh podía ver la lucha interna en sus ojos, la incomodidad de ser descubierto.

—Lo siento, nunca fue mi intención escuchar la conversación —dijo Pooh, su voz temblando un poco.

—La culpa es mía por hablar de un tema tan delicado en un lugar como este —respondió Pavel, cruzando los brazos, visiblemente incómodo.

—Si te preocupa que yo lo vaya a contar a alguien, tranquilo, no diré nada de lo que escuché —aseguró con un tono conciliador.

Pavel sintió un alivio y le agradeció con un leve movimiento de cabeza. Estaba a punto de marcharse, incapaz de soportar más la situación.

—Espera —dijo Pooh, haciendo una pausa en su voz.

Pavel se giró, sintiéndose un poco confundido.

—Quería hablar contigo sobre lo que dijiste —continuó nervioso pero decidido.

Pavel frunció el ceño.

—Lamento haber escuchado. De verdad, lo siento —agregó Pooh, su voz era más suave ahora—. Pero, ¿es cierto? ¿Realmente buscas... ya sabes, probar eso? —su pregunta flotó en el aire, dejando a Pavel confundido, sin saber si debería responder.

—Eso no es de tu incumbencia —replicó Pavel, con un tono cortante—. ¿Acaso crees que tienes derecho a hurgar en mis asuntos?

Pooh se sintió herido por la respuesta y bajó la mirada.

—De verdad, siento si estoy siendo demasiado entrometido —dijo Pooh, su voz temblando un poco—. Creo que he cruzado un límite.

Pavel notó el cambio en la expresión de Pooh y un remordimiento comenzó a nacer en su interior. Se dio cuenta de que había sido demasiado duro.

—Disculpa —dijo Pavel, suavizando su tono—. No es tu culpa. Últimamente he estado muy alterado.

Pooh lo miró, reconociendo la culpa en su voz, lo que le dio un impulso para ser un poco más entrometido.

—Quizás estás así... porque no has podido encontrar eso de lo que hablabas antes —sugirió con un tono de curiosidad.

—Mira, con respecto a eso —comenzó Pavel, con una mirada intensa— sí, estoy buscando probar cosas diferentes, y puede que parte de eso haya sido tu culpa.

Pooh se quedó momentáneamente en shock, procesando lo que Pavel acababa de decir.

—¿Cómo que mi culpa? —preguntó, con incredulidad en su voz—.

Después de un momento, recordó lo sucedido aquella noche y bajó la mirada.

—Lo siento, no creí que... —murmuró—. Creo que causé demasiadas confusiones en ti. Si lo que ocurrió aquella noche te hace sentir que, no sé, que manchó tu honor o algo así...

Pooh miró a Pavel, su expresión se tornó seria.

—No deberías cambiar quién eres por eso. Estás equivocado. Lo que pasó no define nada sobre ti.

Pavel soltó una risa suave y negó con la cabeza, desestimando las palabras de Pooh.

—A ver, Pooh —dijo Pavel, su tono más serio ahora—. Estuve molesto. Te lo dije, pero ya no lo estoy. Es cierto que eso causó muchas confusiones en mí. Pero si ahora quiero probar algo diferente, no es porque lo que sucedió aquella noche me haya hecho sentir así.

Entre la Luz y la CorazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora