Capitulo 17: Una Noche de Chicas (Parte 3)

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La noche de chicas continuó con un aire de emoción en la sala de estar de Pri. Después de la película y las risas compartidas, decidimos que era hora de pasar a la siguiente actividad.

"Vamos a hacer una sesión de spa en casa," sugirió Pri, sacando esmaltes de uñas, cremas faciales y productos para el cabello. "Podemos pintarnos las uñas de diferentes colores y experimentar con peinados divertidos."

Nos acomodamos en el suelo, rodeadas de cojines, y comenzamos a aplicar cremas en nuestros rostros, creando una atmósfera de relajación y complicidad. Observaba fascinada cómo mis amigas actuaban con tanta naturalidad. Al principio, me sentí algo incómoda, pero la calidez de Pri y Luna me fue contagiando.

Pri comenzó a aplicar un esmalte de un brillante color azul en mis uñas. "Este te queda perfecto," comentó con una sonrisa, mientras Luna trenzaba mi cabello en pequeños mechones juguetones.

"Esto es tan relajante," murmuré, sintiendo cómo la tensión que cargaba en los hombros se iba desvaneciendo. Estar con mis amigas me hacía sentir segura, como si estuviera en el lugar correcto, en el momento perfecto. El silencio que seguía estaba lleno de comprensión y tranquilidad.

Luna, por su parte, experimentaba con su propio cabello, haciéndose rizos y luego recogiendo su melena en una coleta alta, mientras la música suave de fondo acompañaba sus movimientos. Nos reíamos ante sus experimentos y jugábamos con diferentes estilos, dejando que cada una se expresara a su manera.

Una vez que nuestras uñas estaban pintadas y nuestros rostros relajados, Pri sugirió jugar un par de juegos de mesa. "Esto será divertido," dijo con entusiasmo mientras sacaba un mazo de cartas y un juego de mesa con preguntas graciosas.

Las risas pronto llenaron la sala. Entre bromas y comentarios ingeniosos, compartimos historias de nuestro pasado. Cada anécdota hacía que me sintiera más conectada con ellas, como si todas compartiéramos un lazo invisible que nos unía.

Pri, siempre la más competitiva, hacía todo lo posible por ganar, mientras Luna y yo nos divertíamos viendo cómo exageraba cada movimiento. En un momento, estallé en carcajadas, soltándome por completo y disfrutando de la ligereza del momento.

"Hace mucho que no me reía tanto," dije, con una sonrisa que iluminaba todo mi rostro. Mis amigas me miraron con complicidad, sabiendo que esa noche era especial.

Después del juego, mientras bebíamos algo caliente, las conversaciones tomaron un tono más profundo. La luz tenue de las velas y la música suave crearon un ambiente íntimo. Luna fue la primera en romper el silencio, su voz suave pero decidida.

"¿Alguna vez han sentido que no encajan?" preguntó, mirando a sus amigas. "A veces me pregunto si todos nos sentimos un poco fuera de lugar."

Pri suspiró, apoyando su cabeza en el respaldo del sofá. "Sí, muchas veces. A veces tengo miedo de no ser suficiente, de no estar haciendo las cosas bien."

Observando a mis amigas, sentí un nudo en la garganta. Sabía que esa era mi oportunidad para compartir algo de lo que llevaba dentro, pero no estaba segura de cómo empezar.

"Yo también me siento así," murmuré finalmente, jugando con mis uñas recién pintadas. "A veces siento que no sé quién soy en realidad. Que estoy en una especie de transición... y me da miedo no llegar a aceptarme completamente."

Luna y Pri me miraron con suavidad, sin necesidad de palabras. Sabían lo que significaba para mí abrirme de esa manera. "Está bien sentir eso," dijo Pri. "Nosotras estamos aquí para acompañarte en ese viaje, sin importar lo que pase."

"Exacto," añadió Luna, sonriendo. "No hay un solo camino ni una única manera de ser. Lo importante es que sigas descubriéndote a tu propio ritmo."

Sentí una ola de alivio al escuchar esas palabras. Era como si un peso invisible se hubiera levantado de mis hombros. "Gracias," dije en voz baja, pero con sinceridad.

El diario de LudmilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora