Capítulo 2: Gnomo

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Efectivamente, Taehyung llegó para quedarse.

Lo confirma cuando se lo topa en el baño de varones. Lo vuelve a confirmar cuando este le lanza un beso desde el otro extremo de la cancha de rugby. Y, finalmente, cuando se lo vuelve a topar en el estacionamiento junto a una beta.

Masculla una grosería cuando, al llegar a su casa, ve nuevamente ese automóvil en su lugar de la calle. Siente unas incontrolables ganas de chocarlo, pero sabe que eso también afectaría a la señora Kim y la hermana de Taehyung, quien solía ser transportada a sus clases de tenis por las tardes por Taehyung. Eran vecinos, por lo tanto era fácil saber un poco más de él que la mayoría de su universidad.

Cierra la puerta de un portazo, rompiendo la armonía de su lindo vecindario. Camina por el césped de su patio delantero, silbando para que «Puck» salga de la casa a recibirlo. Antes de siquiera verlo, puede escuchar sus patas correr y también los choques con la encimera de la cocina. Esboza una sonrisa cuando esa melena dorada aparece, sin embargo, rápidamente esta se transforma en una mueca de pánico al verlo con una pelota de tenis de Eunji.

Se la quita rápidamente del hocico y la lanza hasta el otro lado de la cerca de madera, botando un adorno de paso. Lleva su dedo a la boca, pidiendo silencio a Puck, quien ladra con fuerza mientras mueve su cola peluda. Corre hasta el interior de la casa cuando escucha la puerta de los Kim ser abierta y suelta un suspiro al escuchar la voz de Taehyung soltando una grosería.

Al parecer, rompió uno de los gnomos que la señora Kim solía coleccionar en su jardín.

Lo primero que hace, después de retirarse la ropa y poner su pijamas, es abrir el refrigerador para buscar algo de comer. Acaricia la cabeza de su lindo golden retriever mientras come un poco de bastoncillos de apio con ketchup y, al llegar al sofá, se lanza sobre este como si él pagase las facturas del hogar. Canturrea una canción durante unos segundos, pero frena abruptamente al recordar que es la que Taehyung se encontraba escuchando esta mañana en el estéreo a las siete de la mañana.

Cerca de las seis de la tarde, su padre aparece por la puerta de la casa, suspirando de cansancio. Jungkook se asoma por la cocina y esboza una sonrisa cuando el alfa le revuelve el cabello, para posteriormente hacerlo con Puck, quien mueve su cola de un lado a otro con emoción.

Cenan después de que el hombre se asea, y el alfa más joven de la casa espera pacientemente la opinión de su padre, quien parece querer llorar al saborear la receta que Jungkook preparó.

—La saqué del librito que nos dejó —comenta el pelinegro, esperando como un niño pequeño la aprobación del alfa mayor—. ¿Te gustó?

El hombre carraspea durante unos segundos, disolviendo el nudo que se posa en su garganta.

—Igualita a la de ella —dice Donghae—. Me trajo recuerdos a...

—Su primera cita —continua Jungkook por él. El hombre lo observa inquisitivo, por lo que debe levantarse hasta la repisa donde mantienen los recuerdos de esa grandiosa omega que alguna vez los acompañó y lleva el librito de recetas para, como ella lo llamó, «dos alfas apestosos»—. Lo escribió aquí.

Donghae niega con la cabeza, rechazando leer las palabras de su esposa, por la cantidad de recuerdos que lo azotaban y por el hecho de que se debe quedar con sus memorias para toda la vida, porque no volvería a compartir unas nuevas con su gran amor. Jungkook asiente de inmediato, dejando el librillo al otro extremo de la mesa, para evitar así mancharlo con sopa o algún líquido.

Guardan silencio durante unos segundos hasta que el timbre rompe la armonía. Jungkook arruga sus cejas, un poco confundido. Hace el amago de levantarse, pero su padre lo frena rápidamente con un ademán. El hombre se mueve rápido hasta la puerta de entrada y, sin esperar más, abre esta. Jungkook tiene ganas de lanzarse una bala directo en la sien al escuchar esa maldita voz oscura acompañada de la luminosa de Eunji.

La cuenta atrás de veinte | JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora