Capítulo 5: Mierdecilla de la UAC

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—Taehyung está entrenando con nosotros.

Donghae abre sus ojos, dejando caer el café que acaba de tomar de vuelta a la taza. Jungkook, al verlo, arruga su nariz con asco.

—Eso es asqueroso, papá —se queja Jungkook, observando hacia otro lado—. Dios, que asco.

El alfa más viejo suelta una risa ahogada por el líquido, inclinándose para conseguir una servilleta de papel y limpiar su barbilla.

—¿Por qué te sorprende tanto? —inquiere Jungkook, tomando una medialuna de una pequeña bandeja de plástico—. Tampoco es que vaya a quedar definitivamente en nuestro equipo. Aún está a prueba.

—En los cuarenta y ocho años que llevo siendo fanático del hockey —comenta el hombre—, jamás vi a un delantero tan bueno como ese niño llorón —esboza una sonrisa para decir:—. ¡Dios mío, pero qué llorón era de pequeño ese chiquillo!

Jungkook suelta una risa al recordar todas las veces que jugó con Taehyung y este terminó llorando por algún rasmillón en la rodilla, o algún golpe entre ellos cuando se enfadaban al no ganar. Ambos igual de competitivos desde la cuna.

—Siempre lo hacías llorar —murmura el alfa, para después bromear:—. Ahora los papeles se invirtieron.

El alfa más joven entrecierra sus ojos para imitar las palabras del hombre con un tono de voz chillón y burlesco.

—Jamás he llorado por ese imbécil —replica Jungkook con enfado. Guarda silencio durante unos segundos, reparando en lo mucho que siquiera la mención de Taehyung lo saca de sus casillas—. Entonces, ¿qué opinas de qué esté de prueba?

Donghae reflexiona unos segundos, llevando sus manos al mentón. Mastica un poco más la medialuna que tiene en la boca y, cuando se encuentra listo, logra decir:

—Es lo mejor que pudieron hacer, hijo —Jungkook mantiene su mirada sobre el hombre—. Estás siendo muy maduro al dejarlo entrar, a pesar de los tontos problemas que han tenido. Priorizar las necesidades de tu equipo te hace un excelente capitán. Estoy muy orgulloso de ti.

Jungkook esboza una sonrisa grande.

—Gracias, papá.

Posterior al desayuno, se dedica a ordenar su habitación y terminar algunos pendientes de la semana. Redacta unas cuantas líneas para su tesis investigativa y también envía las bitácoras pedidas en una de sus materias.

Por la tarde iría a ayudar a su padre al taller, por lo que aprovecha de descansar un poco después de cumplir con sus obligaciones. Puck se recuesta a su lado, descansando su cabeza en el abdomen del alfa. Mientras revisa las redes sociales, lo acaricia con suavidad, fingiendo comer sus orejas en ciertas ocasiones para hacerlo enfadar.

Unos chillidos lo sacan de su tranquilidad. Apaga su móvil rápidamente para captar de donde provienen, y se acerca a la ventana al reconocer cierta voz más oscura que se carcajea ante los gritos de Eunji.

—¡Eres una maldita gallina! —exclama Taehyung, mientras moja a su hermana con una manguera—. Es la parte del trato.

Jungkook suelta una risa al ver a Eunji temblar del frío mientras Taehyung continúa llevando el chorro de agua a la cabeza de la chica. Se pregunta qué pelea habrán tenido, porque solían discutir mucho cuando la señora Kim no se encontraba por sus turnos en el hospital. Muchas ha escuchado los gritos de Eunji ante alguna travesura del mayor de ambos, o el fingido llanto de Taehyung cuando la chica jalaba su cabello.

Solían ser bastante ridículos, pero muchas veces lo hizo preguntarse cómo sería tener un hermano. Y no es que su vida haya sido solitaria, porque amigos siempre tuvo. Sin embargo, jamás pudo experimentar una ridícula pelea de hermanos, como las que escuchaba todos los días de sus vecinos.

La cuenta atrás de veinte | JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora