Baja la ventana cuando ve a Jungkook aparecer y estira su dedo medio cuando este se queda mirando. Lo último que ve después de acelerar, es una risa sosa que hace a su lobo rasguñar su interior. Maneja a toda velocidad por la carretera, aprovechando que ese día no debe pasar ni a la escuela de su hermana, ni al trabajo de su madre. Aprovecha de escuchar su música favorita, la cual su madre odiaba por la cantidad de referencias sexuales de esta. Sin embargo, igual que los otros días, termina cambiando las canciones.
Esta vez no es porque su madre se queja, sino que es porque su mente no deja pensar en Jungkook cuando se habla de sexo.
Al llegar a la universidad, decide revisar cortamente su calendario, reparando en que su celo se encuentra demasiado cerca. De hecho, debería estar más preparado de lo normal, porque había más posibilidades de que ese día llegara a que los siguientes.
Hoseok lo llama para que se acerque a la biblioteca y también tomar desayuno escondidos de los bibliotecarios que odian ver a estudiantes comer en los antiguos y elegantes mesones dispuestos para el estudio. Saluda de un abrazo a su amigo, quien rápidamente se vuelve especial en su vida por su curiosa forma de ser y ese humor hilarante que en ocasiones no comprende.
—Dios mío, pensé que no llegarías nunca —dice Hoseok con dramatismo—. Estaba a dos minutos de comerme a ese imbécil a pedacitos.
Taehyung desvía la mirada a un chico bastante joven, probablemente de primer año, quien queda observando a Hoseok casi con terror y rápidamente recoge sus pertenencias para retirarse del lugar.
—Eres malo —dice el alfa con gracia—. Hiciste que le diera un puto paro cardíaco.
—Me molesta que estudie a las siete y media de la mañana —replica Hoseok, abriendo un tupper con yogurt y frutos secos—. Debería ser ilegal que venga gente a esta hora a la biblioteca a estudiar. Nosotros venimos para alimentarnos, y otros a coger.
Taehyung mueve la mirada hasta la mesa siguiente que Hoseok señala, donde dos chicas se besan como si el mundo se fuese a acabar.
—Oh...
Hoseok asiente con la cabeza.
—Buen provecho —murmura el chico.
Comen en silencio, procurando que ningún bibliotecario los pille y los saque del lugar a patadas. En ocasiones, se dedican a darse codazos cuando llegan más personas a besuquearse. Mientras que ruedan los ojos cuando ven a personas estudiar tan temprano.
—Ayer Jungkook fue a mi casa a disculparse —comenta Taehyung, sin dejar pasar como los hombros de Hoseok se tensan ante la mención de ese nombre, igual que todas las veces que habla de él—. Le dije que no y cerré la puerta de la entrada en su cara.
Hoseok alza las cejas.
—Yo le hubiese lanzando agua hirviendo.
Taehyung señala al chico con su cuchara.
—Eunji dijo lo mismo.
—La persona más sensata de esa casa —murmura Hoseok—. ¿Cómo va el tema de tu padre? ¿Tendrá que ir sí o sí a la casa de él?
El alfa asiente, arrugando las cejas del enfado que le causa.
—Es un manipulador de mierda —masculla Taehyung—. No quiero que vaya a su casa y que vea que su maldito papá se comporta como un papá con los hijos de esa omega. Ve a esos niños todos los días, mientras que a nosotros nos ve cada seis jodidos meses. ¿Puedes creer esa mierda? Y ahora, justamente ahora, es cuando decide comportarse como el alfa padre protector que siempre ha fingido ser y amenaza a mi madre con demandarla si Eunji no va a su casa de mierda.
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La cuenta atrás de veinte | JJK & KTH
FanfictionDos alfas rivales en el hockey universitario, Jungkook y Taehyung, se ven obligados a jugar juntos cuando Taehyung, tras un problema personal, se transfiere a la universidad de Jungkook y se une a su equipo, los Crystal Wolves. Lo que antes era una...