Amelie
No... mi hermano murió... el... no.
Intento acercarse pero retrocedí.
—¿Quien eres?.
—Amelie... soy yo.
—No... no... ¡por que me hacen esto!.—sollozo.—¡Pierdo a mi padre y una semana después me juegan esta puta broma que no causa gracia!.
—¡No es ninguna broma!.—se intenta acercar de nuevo.—Amelie... se que dijeron que morí... pero no lo hice... fue un plan y soy capitán de la policía.—mostró la placa.—Pregúntame lo que sea y contestaré, por que soy yo.
—No preguntaré nada.—Alison y Britny salieron de la cocina y se quedaron en shock al ver quien estaba ahí, pero sabía cómo demostrar si era el.—Apaguen la luz.
—¿Que?.—habló Axcel.
—Hazlo, apaga la luz y desmentiré a este.—hizo caso, la apago y...
Era el, sus ojos se volvieron amarillos-naranjas y los míos morados.
Era el.
La encendieron y nadie dijo nada.
—¿Vez?, soy yo, perdóname por todo.—se acercó pero no lo permití.
—No, no te me acerques si te vas a volver a ir, no me abraces si será el último que me das.
—Amelie ...
—¡No!, una vez te perdí y no soy capaz de hacerlo dos veces.—lloro, lo quiero abrazar pero no seré capaz de dejarlo ir.—Vete por donde venías, no quiero que me toques si te vas a volver a ir.
—No, no me iré.
—No te creo.
—Créeme, no lo haré, no fui capaz de soportar un día más pensando que sufres sola por la muerte de papá, no me iré por que se lo que pasaste y estoy acá para proteger a mi hermanita, estoy acá por que quiero proteger a mi tonta favorita.
—¿No me volverás a dejar sola?.—pregunté.
—No, no lo haré.—corrí a sus brazos.
Lo abrace y llore, por que lo había extrañado tanto tiempo, le agarre la cara con las manos convenciéndome que no era un puto sueño, lo volví a abrazar y caímos al suelo juntos, llorando.
—Te extrañe tanto... no cumplí la promesa.
—Lo hiciste.
—No, papá quizá ya no estaba orgulloso de una drogadicta.—susurré para que solo él me oyera.
—El siempre estaba orgulloso de ti.—nos levantamos y volteó a ver a mis amigas que seguían en la escalera.—Mi chillona y mi gallina favoritas, ¿no me abrazan?.
—¡Andrajoso!, ¡Piojoso!..—chillo Alison y Britny y lo abrazaron
—Amelie...—me abrazaron con ellos.
—¡Marcos!.—Myriam entró furiosa.
—Myriam... ya lo saben...
—¡No te puedes exponer así!.
—¿Tú lo sabías?.—ella enrojeció.—¡Lo sabias y no me dijiste!, ¡sabias por lo que pase y aun así callaste!.
—Amelie, tú y tu hermano están en peligro, tú por Flarb Skulk y el por Jacob Nahyan.
—¿Y ese quien es?.—pregunte.
—Mafioso, fue quien atacó cuando lo hicimos por muerto, pero esto es algo que le corresponde contar a él, no a mi.
—Joseph... Marcos... o cómo te llames, ¿me explicas?.
—A solas, por favor.
—Soy su pareja, ¿si?.—hablo Axcel.
—¿En qué momento pregunté?.—le contestó Marcos... Joseph o cómo se llamará.
—Amelie, es tu hermano, son igual de odiosos.
—Vamos a mi cuarto.
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Joseph-Marcos
Subi al cuarto de Amelie, le debía como diez mil explicaciones.
—Aún no lo creo.
—Lo sé, es difícil creer algo así.
—Explícame, necesito asegurarme que no es una trampa.
—Muy bien, te explicaré cómo si tú me interrogaras.—Puse la mesa que tenía, le extendí una libreta y lápiz por si ocupaba anotar, puse los asientes.—Sabes cómo es esto, sabes cómo es interrogar, así que te hablaré desde el principio.
—Muy bien, habla.—se sentó y abrió la libreta.
—Mi nombre es Joseph Lorian Jallyl, tengo veintitrés años de edad, mis padres eran Ricardo Lorian Cooper y Melanie Jallyl Rogers, tengo una hermana melliza, Amelie Lorian Jallyl.—empiezo.—Cuando tenía seis años sufrí un atentado el cual costó la vida de algunos soldados y para todos la mía, estuve internado ya que tuve algunos golpes, dos años me costó la recuperación, cuando tenía ocho años salí del hospital, cambié todo, mi nombre es Marcos Kaer Harts, pertenezco al reino Jackned desde los diez años, a los trece años era policía, ascendí a capitán a los dieciséis años, a los diecinueve me dieron el puesto de jefe de la policía de Stormrider, a los veinte años empecé a contactar a mi padre, él tampoco se lo creía.—Recordé cómo llore cuando lo vi.
»Seguimos en contacto, cuando iba a cumplir veintitrés años quedamos en que de regalo de cumpleaños nos encontraríamos, pero no se pudo por qué tuve un atentado que casi acaba con mi vida, estuve seis meses en recuperación, después de ello seguí contactando a mi padre, hasta que el jueves, doce, del presente año me enteré que había muerto mi padre, no me permitieron venir, una semana después logré escabullirme para lograr venir a ver a mi hermana Amelie, y eso es todo, ahora tengo planeado recuperar el tiempo perdido con mi hermana y sanar juntos todo.
—Papá... ¿él sabía?.
—Si, a él le costó asimilarlo, y me puso al tanto de todo lo que pasaste y pasaron, créeme que me dolió y quise matar a él infeliz ese, pero no podía arriesgarme aún.
—¿Y ahora?.
—Ahora me importa muy poco que me maten, solo quiero que tú y yo podamos volver a ser los hermanos tan unidos que éramos.
—¿Como nos decían nuestros padres cuando éramos niños?.
—A ti te llamaban "Cielito" y a mi "pequeño demonio".
—Jos...
—Soy yo, mi mentirosilla.
Me abrazo e hice lo mismo, era magnífico haberme encontrado otra vez con mi hermana, volver a abrazarla, volver a poder decirle que la amo con todo el corazón y que a sido mi fuerte este tiempo.
Aún no me sentía completo, creo que era por que cuando era pequeño, tenía el sueño de algún día reencontrarnos los cuatro, mamá, papá, Amelie y yo, aunque ahora no se podrá.
Ellos dos están juntos y nos han dejado solos, ahora solos jugaremos por tener lo que de niños nos decíamos.
—Fui una...
—Lo se, y no fue tu culpa así que no fuiste drogadicta.
—Bien, perdón por todo.
—No pidas perdón.
—Puedo preguntar algo, ¿cómo o qué pusieron en el cajón que enterramos?.
—Estaba callado, no iban a dejar que lo abrieran, el cajón estaba vacío... y recuerda que sin cuerpo, no hay muerto.
—Pues me alegro.
—¿El de abajo quien era?.
—Axcel, estamos tonteando.
—Mhm, bien.
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Amar a Muerte
Teen FictionCuenta la leyenda que hay almas que durante su creación se quiebran, pero siguen funcionando, por tanto, son asignadas a distintos cuerpos y viven de forma normal, no se darán cuenta que dentro de ellos falta una pieza, a menos que... La encuentren.