Capitulo 29

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Amelie

Amenazaba a cada nada a Axcel para que no me dejara caer, sentía que me caería y joder, no, no me podría dejar caer.

¿O si?.

Bueno no se, caminamos por casi unos diez minutos, me paro y me agarró de los hombros.

—A ver, te voy a quitar la venda pero no vas a abrir los ojos hasta que te lo diga, ¿okey?.

—Bien.

—Bueno, a la cuenta de tres...1...2...3.

Abrí los ojos, y...

—No...—se me cristalizaron los ojos.—Solo...¿como sabes que me encantan los caballos?.

—Me lo dijiste una vez, de hecho me dijiste «si te acuestas con alguien te corto tu amiguito y me debes una caballeriza».

¿Aún recuerdas eso?.

—¿Como voy a olvidar algo así?.—lo abrace.

—La última vez que tuve un caballo... fue a mis quince años, jamás había vuelto a montar en uno... ¡gracias, gracias señor alegría!.

—Pues ahora eres dueña de esta caballeriza, tienes caballos a tu mando y disposición, al igual que ya contrate gente para que cuide y limpie tu caballeriza.

—¿Cabalgamos mañana?.

—Eh... mira...

—¿No te gustan o no puedes?.

—Las dos, pero si me enseñas, te acompaño.

—Gracias, gracias por esto.—Quería llorar, gritar y saltar de alegria, era el mejor regalo del mundo para mi.

—No agradezcas, te mereces toda la felicidad del mundo.

—¿Por que haces esto?.

—Por que te amo.—pego su frente a la mía, yo solo quería llorar, era algo de lo que jamás me olvidaría, me a regalado una felicidad grande, amo los caballos desde niña, mamá me enseño a cabalgar, siempre salía con mi hermano a los potreros que teníamos, a veces terminábamos en el suelo muertos de risa por alguna estupidez, ahora, seré yo sola la que cabalgue acordándome de todo lo bueno que tuve en años pasados, de todo lo que había reído.

—Haces muchas cosas por mi.

—Hago cosas por ti no para que me quieras, si no para demostrarte que te quiero.

—Déjame decirte que aunque seas un idiota, te haz ganado mi corazón, tienes mi corazón en tus manos, tienes el poder de cuidarlo o destrozarlo, una de dos.

—Estamos igual, tienes el control sobre mi, puedes hacer que haga cualquier cosa por ti, hoy, mañana y siempre, aunque te alejes de mi, sigues teniendo ese poder, amargada.

—Te juro que cuando estemos juntos, siempre, tendrás mi mejor versión.

—No necesito tu mejor versión, necesito a mi amargada, me enamore de aun siendo una amargada que me hechaba a cada nada, me enamore de ti de todas las maneras posibles, así que quiero que seas tú misma conmigo.

—Siempre lo he hecho, señor alegria.

—Te amo, amargada.

Juro por mi vida que el corazón se me aceleraba cada que me decía "te amo" soy feliz con el, me importaba muy poco todo, era feliz y eso es lo que necesitaba.

Lo bese y él correspondió, pasó una mano a mi cintura y yo a su cuello, retrocedimos y abrimos la puerta para entrar a la caballeriza.

—Estrenémosla... a nuestra manera.—pidió.

Lo volví a besar con más intensidad,

Amar a MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora