Axcel
Salí corriendo a las caballerizas, no era tan difícil, ¿o si?, no se, pero tendría que buscarla.
Encontré a uno de los trabajadores terminando de guardar todo.
—Señor.—saludo.
—¿Haz visto o a venido alguien acá?.
—Si, hace como media hora vino una señorita, dijo que es Amelie Lorian.
—¿Donde se fue?.
—A recorrer los potreros de ahí, señor.—señaló el lugar.
—Bien, prepara uno de los caballos.
—¿Cuál?.
—¿Cuál se llevó ella?.—indague.
—El caballo blanco.
—Dame uno que sea color negro.
—Muy bien.
Le puso el no sé qué y me lo dio.
Spoiler: Casi me mato cuando intenté subir.
—Con cuidado señor.
—¿Como se maneja esta cosa?.
—Tiene que mover esto.—agarró la correa que tenía el caballo.—Y darle un pequeño golpe con el pie, pero que sea pequeño depende la velocidad, si quiere que corra le grita un "Jia" y mueve esto, le pega y ya, si quiere que se detenga, solamente jala esto para atrás, y no le vaya a pegar.
—Ah... okey.—no entendí nada, pero si moría, al menos sería salvando a alguien.
El caballo empezó a caminar, iba muy lento, jale la correa y le pegué, empezó a correr, iba rebotando en la montadura, sentía que en una de estas me tiraría y caería en el reino siguiente.
El caballo empezó a "gritar" mientras yo rezaba a los ángeles y a los arcángeles que no me dejaran morir, al menos si moría, sería salvando a mi amada, aunque cambiándole a qué él apuesto rey no tenía experiencia con caballos, un caballo se miro a lo alto de la montaña, trate de indicarle el camino al caballo.
Pero no era un coche al que se le daba vuelta a el manubrio y ya, está cosa no tenía frenos ni nada, no se cómo logré darle la vuelta, y salí así la cima de la montaña, estaba Amelie sentada en una roca y el caballo amarrado a un árbol.
—Veo que ya puedes.
—¿Matarme?, si, desde niño.
—Es fácil.—se levanto y me ayudo a bajar.—Solo tienes que tratarlo bien.
—Oh, no me había dado cuenta.—me acerqué al caballo y lo acaricié.—Cariño, cuando vayamos a casa te pido que me lleves a una velocidad normal, bebé.—le hable al animal mientras ella lo amarraba para que no se fuera.
Se ríe y me hace doler el pecho lo mucho que amo esa sonrisa.
—Así no, ven, siéntate.—le tome la mano y me senté con ella, la abrace.
—Te busque y no estabas en casa, Alison hizo un escándalo y por eso te vine a buscar.
—¿En un caballo que ni siquiera sabes montar?.
—Haría eso y más con tal de encontrarte.
—Déjame decirte que vas bien, solo sé más amable y listo.
—Bien.
La abrace y se relajó ante mi tacto.
—Cariño, se lo que haz sufrido estos días, si quieres desahogarte hazlo.
—Ya lo saqué todo, creo que al final, solo necesitaba estar sola.
—¿Segura?.
—Si.
—Muy bien.—la abrace y la bese.
—Gracias por estar conmigo.
—Eres lo mejor que me a pasado, siempre estaré para ti.
—Eres el mejor.
—Siempre, por cierto, te compre un humilde regalo.
—Ajá.
—Ya extrañaba tus "ajá".
—Pues los escucharas cada que mientas, y de ti, no espero nada humilde, creo que no existe ni sabes el significado de esa palabra.
—Bruja, pero bien.
—¿Que es?.
—Necesito que cierres los ojos.—hizo caso, cerró los ojos y yo saqué la cajita de terciopelo.—Ábrelos.
Abrió los ojos y yo la caja.
—No...—empezó—Yo... no...
—Si... Amelie, te amo, y es lo menos que te mereces.—levante el collar y se lo puse, era un collar de más de millones, solo los más ricos podrían comprar algo así, es hecho con una piedra única y preciosa.
—Joder... en mi vida había recibido algo así.
—Pues ahora recibirás millones de regalos, por que jamás podré terminar de demostrarte el amor que te tengo.
—Yo no...
—No, no quiero que me regales nada, quiero que me des tu amor, por que con ello me conformo.
Me abrazo y yo la alce, la baje, puso sus manos rodeándome el cuello y yo puse las mías en su cintura, era hermosa, de hecho, se veía muy hermosa con el vestido, aunque era en medio de la noche.
Rozamos nuestros labios, cerré los ojos, ella me hacía sentir vivo, como si toda mi vida hubiera tenido un vacío que no sabía que existía, pero cuando encontré a Amelie, se hubiera llenado y ahora supiera que la amaba.
Por qué la amaba, me enamore de ella como jamás lo hice con nadie, me enamore de ella, me enamoré de todo de ella, me enamore de su amargura, de sus miradas de odio, me enamore de ella.
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Amar a Muerte
Teen FictionCuenta la leyenda que hay almas que durante su creación se quiebran, pero siguen funcionando, por tanto, son asignadas a distintos cuerpos y viven de forma normal, no se darán cuenta que dentro de ellos falta una pieza, a menos que... La encuentren.