𝗘𝗨𝗡𝗝𝗘𝗢𝗡𝗚
Miré una vez más la mesa esperando que no faltara nada más.
Había decidido hacer el desayuno para Cheonhye y para mí, normalmente es ella quien lo hace pues yo siempre estoy ocupada, si no es para algo relacionado con mi carrera en la natación, es por la empresa que tengo.
Estoy consiente de que fui muy insensible al decirle todo eso anoche, pero no quiero que le pase algo malo. Se que no le fue fácil olvidar todo lo que hicieron en el instituto.
La primera vez que la vi me pareció irritante y no por que no me agradara, sino porque tenía aires de que las chicas del salón la elegirían cómo presidenta solo por ser bonita.
Había logrado ser amiga de todas, y eso era lo que me molestaba, que esas idiotas le hablaran con tanta amabilidad cuándo al final ninguna le dio su voto.
Por esa razón no le hablé, no quería problemas con mis padres, y a ella no la conocía lo suficiente para apoyarla.
— ¿Desde cuándo sabes cocinar? —miré hacia el pasillo, ya estaba bañada pues su cabello estaba mojado, tenía un top rojo junto con el short deportivo, es el tipo de ropa que suele usar para hacer ejercicio.
— Sabes porque no cocino. —asintió lentamente, caminó hacia mi y me abrazó poniendo sus manos en mi mi cuello— Amo tus ataques de cariño.
— Cállate o me molesto y me voy. —sonreí leve, se separó y me miro.
— Lo siento por lo de anoche, sólo no quiero verte mal otra vez. Harin es capaz de hacer cualquier locura.
— Lo entiendo, —suspiré aliviada— Pero igual voy a ir.
— Maldición... ¿No entendiste? —negó con su sonrisa inocente— No estoy jugando.
Asintió lentamente, puso sus manos en mis hombros— Amor, no me va a matar, yo no me voy a suicidar y no te molestare con pesadillas.
— Ya no digas con eso.
— Tranquila, tú no quieres ir, ¿Cierto? —asenti— Yo si quiero, entonces, me acompañas cómo mi hermosa guardaespaldas.
Asenti lentamente haciendo que ella diera pequeños saltos.
— Es en tres días, así que. Le diré a las chicas que vengan y hablaremos del tema, ¿Si? —no dije nada— Eun...
— Está bien.
— Ay mi amor, por eso te amo. —dió cortos besos en mi rostro.
— ¿Sabes? —fruncio sus cejas esperando que continuara— Ayer había llegado con un propósito.
— ¿Cual? —sujete su cintura con fuerza, una de mis manos bajó a su trasero— Yah, el desayuno se va a enfriar, y se ve rico.
— ¿Ahora me rechazas? —metí mi rostro en el hueco entre su cuello y le dejé besos húmedos.
— E-eunjeong... —sonreí por su nerviosismo— A-ay que desayunar...
— Ya estoy desayunando. —murmure, mordi un poco su cuello sacándole un jaleo que intentó callar. Mis labios subieron y conectaron a los suyos.
Al principio no correspondió por lo que puse mi mano en su nuca para atraerla más. Iba a recostarla en la mesa pero escuchamos el timbre.
— ¿Quien jode ahora? —pregunté.
— Ja. Ahora desayunaras comida de verdad. —beso la comisura de mis labios y corrió por el pasillo.
¿Quien viene a las nueve de la mañana?
— ¡Maldita sea, no puedes entrar así a mi casa! —frunci los labios por los gritos de mi novia.
Miré hacia el pasillo, de ahí entró Dayeon y tras ella mi novia.
— ¿Se puede saber que haces aquí? —pregunté.
— Así que es verdad lo de su relación. Malditas lesbianas.
— Lárgate.
— Bien, Eunjeong. Se que pasaron años desde el incidente de tú pierna. —rodee los ojos— Harin volvió a Corea hace unas semanas y tengo a sus hombres buscandome.
— ¿Y?
— Necesito que me ayudes, no a quedarme, no quiero que me contagien lo lesbiana. —vi cómo Cheonhye quería golpearla— Necesito contactar a Wooyi.
— ¿Y porque no buscaste a Eunbyeol?
— Porque está con Harin.
— ¿Quien te dio la dirección? —preguntó Cheon mientras se sentaba en la mesa.
— Doah.
Maldita bocona.
— Ninguna tiene el número de Woody, ella trabaja en la peluquería "Magic" ahora vete. —solté bruscamente.
— Cómo sea, espero no mientas. Adiós lesbianas.
— Puta... —rei bajo.
En un abrir y cerrar de ojos Dayeon se había ido de la casa, Cheonhye seguía con su expresión molesta mientras comía.
— Es raro que haya venido sólo para preguntar por Wooyi. —comenté sentandome a su lado.
— Talvez está con Harin y la mandó a ver si es verdad que vivimos juntas. —se encogió de hombros— Cocina para siempre, mi amor. —sonreí.
— Bueno, a comer, después invito a las chicas.
[ ... ]
Noté el cansancio de Cheonhye así que reí un poco.
Luego del desayuno fuimos al primer piso dónde había un pequeño gimnasio, habíamos hablado de que para su regreso quería tener su cabello corto. Muchos temas más.
— Oh, Sooji pasará por las demás. —bebió un poco de su agua y siguió mirando su celular— ¿Porque siempre tienen que venir?
— ¿Porque eres una idol reconocida y solo sales cuándo vas a hacer compras o trabajar?
— Buen punto. —me levanté del pequeño banco y fuí hacia el sofá, encendí el televisor para jugar un rato— Amor...
— ¿Si? —dije colocando los audífonos.
— ¿Y el propósito que tenías? —suspiré riendo, se sentó a horcajadas poniendo sus manos en mi cuello.
— ¿Quien te entiende?
— Es broma, en cualquier momento llegarán las demás y tú una vez que empiezas no paras. —beso mi mejilla recosto su barbilla en en mi hombro. Supongo que estará viendo su celular.
— Mira quien lo dice, tú eres la que me provoca. Auch. —fingi dolor cuándo golpeó mi espalda— Por cierto... ¿No has pensando en casarnos?
— Pero si ya tenemos tres años casaditas y felices.
Lo cierto es que, cuándo me di cuenta de que mi relación con Cheonhye iba más allá de dos años, le pedí matrimonio. Pero gracias a cómo son las cosas en Corea, fue una boda pequeña en casa, nuestros padres y amigos.
Prometí darle una buena vida en cuánto pudiéramos decir nuestra relación.
— Pero una boda de verdad, dónde tú uses un vestido blanco, con un ramo de flores ¿Entiendes?
— Eun... —di pausa al juego cuándo me miro— Eso sería muy lindo, pero sabes que ahora no, la gente es muy metiche.
— Tienes razón.
Sonrió por última vez para besarme.
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©02.10.2024