Capitulo 1: La llegada

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Es mediodía en las afueras de la ciudad de Karakura, el sol de otoño resplandece sobre los árboles que empiezan a mostrar sus primeras hojas secas. El ambiente parece calmo y pacifico, las cicatrices que dejó la guerra contra Aizen y su ejército de Arrancar iban desapareciendo del paisaje de la ciudad y de los corazones de quienes padecieron sus consecuencias.


De repente la calma es interrumpida por un temblor que se fue intensificando cada vez más, hasta que en un claro en medio del bosque comenzó a levantarse desde la tierra un enorme arco de piedra que fue emergiendo hasta alcanzar unos seis metros de alto. Era de color gris con un acabado un poco rústico, en su superficie tenía talladas en bajorrelieve unas runas y su base la completaba un suelo marmolado semicircular. Cuando el temblor acabó las runas se fueron encendiendo con una luz azul, una vez que todas estuvieron encendidas el centro del arco se iluminó intensamente y de la luz emergieron dos figuras que se fueron haciendo más nítidas a medida que salían del portal. Ambos estaban vestidos con una túnica negra con capucha, uno de ellos llevaba un cetro el cual estaba adornado con tres gemas azules y una figura de un cuervo tallado en madera


-Tus cálculos fueron correctos viejo- dijo uno de los encapuchados -Llegamos a la ciudad de Karakura- en su voz joven podía oírse un atisbo de nostalgia


-Bien joven guerrero- dijo el más viejo de ellos -Parece que nuestro enemigo aún no llega por estos lugares- Ni bien el más joven oyó esto extendió sus sentidos como buscando algo por la zona y suspiró esperanzado -Es verdad, no puedo sentir a ninguno- sin embargo la nostalgia volvió a invadirlo al sentir algo familiar. Sacudió su cabeza tratando de concentrarse en lo importante


-No perdamos tiempo viejo- dijo mientras que de su túnica sacaba un artefacto con un reloj el cual pegó en una de las paredes del arco y programó en cuenta regresiva con cuarenta segundos -Haz lo tuyo y larguémonos de aquí. Yo te seguiré el paso- dijo el joven mientras activo el artefacto


-Es hora de visitar a Kisuke Urahara- el más viejo de los encapuchados termino de decir eso y una luz de color violeta lo rodeó junto con un humo y su forma cambio a la de un cuervo -vámonos- dijo y salió volando. El más joven se quedó un instante perdido en sus pensamientos, luego alzó la vista y desapareció en una imagen borrosa.


El contador de la bomba llego a cero y estallo en una gran explosión haciendo que el portal desaparezca dejando el gran arco de piedra reducido a una pila de escombros.



-Tienda de Urahara-



La pequeña Ururu estaba barriendo la entrada mientras Tessai entraba unos paquetes a la tienda con la ayuda de Jinta. Urahara supervisaba el ingreso de los paquetes buscando algo en especial hasta que dio con lo que quería. Un sobre con el sello de la academia Yokai. Como un niño abriendo un regalo de cumpleaños rompió el lacre del sobre y se puso a leer los informes a plena luz del día.


-Perfecto, funcionó y mejor de lo que esperaba. Los dos cuerpos tanto el original como el gigai modificado responden de maravilla- continuó leyendo olvidando lo molesto que estaba hace unos minutos por el hecho de que el director de la academia aún se manejaba con algo tan rudimentario como el correo. Era más eficiente y rápido enviar un correo electrónico.


Urahara se dio media vuelta para ingresar a la tienda al mismo tiempo que seguía leyendo y no se percató de que un cuervo se poso a unos metros. Ururu se percató del animal


-Hola señor cuervo- dijo la inocente niña


Urahara se dio vuelta y cuando posó los ojos sobre el ave este empezó a cambiar en medio de una luz y humo violeta tomando la forma de un hombre con una túnica negra y un cetro

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