𝘅𝘃𝗶. bajo el agua

90 11 16
                                    

Bajo el agua.

──────────────

Transcurrieron un par de días más antes de que el alemán se recuperara por completo, días que tuvo que pasar en cama bajo la insistencia no solo de Berlín si no del mismo ruso también, quien parecía aun sentirse ligeramente culpable por su pequeño incidente.

"Ya te dije que estoy bien, déjame respirar." Masculló a la vez que empujaba suavemente al eslavo que lo miro con mala cara para luego suspirar.

"Espero que lo estés," Se tomó una pausa antes de seguir hablando. "vamos a tener que volver."

Imperio Alemán pestañeo, mordiéndose la lengua ante el anuncio, desvió la mirada clavando sus ojos en el suelo en un intento de que el mayor no pudiera notar la aflicción en su mirada.

"Ah... ¿En serio?"

Sonó más decepcionado de lo que quería lo que hizo que el ruso se llevara una mano hacia la nuca, rascándola con incomodidad. "Realmente nunca le dije a Francia ni a Reino Unido que nos habíamos ido."

Claro, el pequeño detalle se le había escapado al alemán, no se suponía que se encontrara en su territorio —y si se lo preguntabas te diría que no tenia ni idea de cual era la lógica de la entente tras esta elección pero no es como si esperara mucho de ellos— sonrió, ligeramente divertido por el actuar del más alto. Sacudió la cabeza con suavidad, alejando los pensamientos.

"Bien. ¿Cuándo nos vamos?"

"Mañana quizás, prepárate."

El germano asintió en respuesta. "Iré a despedirme." Y, sin esperar una respuesta por parte del ruso, empezó a alejarse.

[...]

La despedida fue bastante rápida, sorprendentemente, URSS se quedó y si bien no se despidió de su padre ni le deseo un viaje seguro tampoco se aparto cuando este le puso una mano en el hombro y le dijo que podía volver a casa cuando quisiera. En contraste, el viaje de regreso pareció interminable para ambos.

"Estoy cansado." se quejó el menor apenas llegaron al palacio, alargando innecesariamente la 'o' del final.

Dieron unos pasos dentro de la sala de estar principal antes de escuchar una tercera voz.

"Creí que nunca llegarían."

El alemán fue el primero en detener su caminata, reconociendo perfectamente la voz, sus ojos rápidamente se movieron hasta el sofá de donde esta provino encontrándose a su padre sentado allí, dándoles la espalda.

"Was—" (Qué—)

"Пруссия?" (¿Prusia?) el ruso le interrumpió, su noto teñido de genuina sorpresa, el mencionado giro la cabeza mirándolos por encima de su hombro y viéndose aburrido por la situación, aunque eso era normal para el prusiano.

"Willst du nicht vorbeikommen und Hallo sagen?" (¿No vendrás a saludar?) inquirió, su atencion clavándose en su único hijo.

Frunciendo el seño pero evitando refunfuñar, el alemán se acerco hasta su padre, rodeando el sofá de terciopelo azul para poder pararse enfrente suya, apretó los puños ligeramente molesto por la situación, cuando Prusia no dio señales de vida asumió que estaba muerto y ahora lo tenia en frente, sentado y con una taza de té en manos actuando como si el lugar le perteneciera.

El mayor levanto la vista para poder a mirar a su hijo a los ojos esperando silenciosamente el saludo que nunca llego, ante esto decidió hablar él.

"Du hast verloren." (Perdiste.)

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 17 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

el precio del poder ─── countryhumans.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora