𝘅𝗶𝗶𝗶. silencioso

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Silencioso.

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Imperio Alemán se encontraba apenas a unos metros de la entrada de su residencia cuando de repente su hijo menor salió prácticamente disparado por la puerta.

"Vater!" (¡Papá!) el mayor se apresuró a soltar la maleta que tenía entre manos para poder atrapar al niño que saltó a sus brazos, logró agarrarlo a tiempo –gracias a dios, si no lo hacía eso habría sido un desastre– y lo abrazo, el pequeño imitó su accionar prácticamente colgándose del cuello de su padre como si de un pequeño koala se tratase, "¡Volviste!" chilló emocionado.

"Dritte, cariño, ¿Cómo estás?" (Third) si bien el tono de voz del mayor era mucho más calmado la felicidad y el alivio que se le escapaban entre palabras iban a juego con las del niño.

"Großartig, ich habe dir so viel zu erzählen!" (¡Genial, tengo tantas cosas para contarte!) Imperio Alemán dio su mejor sonrisa suave, amaba a su hijo, realmente lo hacía, pero incluso él sabía que a veces llegaba a ser algo exasperante, miró nuevamente a la puerta notando su hijo mayor aparecer tras de esta, balanceó el peso del menor en un solo de sus brazos para liberar una de sus manos que uso para indicarle al adolescente que se acercará.

Incluso cuando Weimar intentó caminar lentamente hacia su padre no pudo evitar dar pasos más largos y apurados a los que acostumbraba, cuando estuvo lo suficientemente cerca envolvió al mayor con sus brazos de la misma manera que su hermano menor, apretó fuertemente la tela que cubría la espalda de su padre mientras escondía su rostro en la parte delantera del uniforme de este.

El alemán mayor, notando el inusual comportamiento, apoyó su mano libre suavemente sobre la cabeza del menor, "Weimar?".

El mencionado se mordió la lengua, alejándose levemente para poder mirar a su padre a los ojos, "Ich machte mir Sorgen..." (Estaba preocupado), esta vez Imperio Alemán no contuvo el suspiro, acarició el cabello bien peinado del adolescente mientras le sonreía.

"Es tut mir Leid." (Lo lamento.) pareciendo haberse calmado aunque sea un poco Weimar volvió a abrazar al más alto, esta vez sin aferrarse tan fuertemente a su ropa.

Imperio Ruso observó silenciosamente la escena unos metros por detrás, habría asumido que estaban tan inmersos en su propio mundo que no lo habían notado pero el hermano mayor lo había mirado fijamente por unos segundos antes de acercarse a su padre, a diferencia de él, el menor ni siquiera se había dado cuenta de que estaba allí parado.

Berlín apareció también, a diferencia de los menores no se acercó inmediatamente al alemán más alto. La capital suspiró con alivio al ver bien al imperio, quizá era cosa suya pero lo veía más pálido de lo normal, aun así no se preocupo por eso ahora, había tenido un viaje largo. Su tranquilidad duró poco, dirigió su mirada al ruso recordando repentinamente el 'huésped' que tenían en la casa.

Su cabeza empezó a maquinar todas las posibles excusas que se le ocurrieron e incluso pensó en como sacar al soviético de la casa sin que el zarista se diera cuenta, decidió que hacer que URSS vuelva a ser fugitivo era inútil, ¿por qué otra razón el ruso habría llegado sin previo aviso?

Derrotado se acercó él también hasta el alemán más alto, bajo las escaleras que se encontraban al pie de la puerta, con cada escalón se preparó mentalmente para asumir la culpa de la situación.

A paso lento se acercó hasta quedar frente al imperio, Weimar se hizo a un lado para invitarlo silenciosamente al pequeño abrazo familiar –incluso si el técnicamente no tenia ningún lazo de sangre con ellos–, tomó la oferta, acercándose hasta el más alto para darle un abrazo rápido pero firme, dio un par de palmadas a la espalda del menor antes de volver a alejarse, sonriéndole.

el precio del poder ─── countryhumans.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora