5. The Daughters of the Dragon

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Las hijas del Dragón

El sol dislumbraba en lo alto del cielo, de Desembarco del Rey marcando el medio día, Hacia un clima cálido, una brisa fresca, un día con buen clima se podría decir, pero nadie lo disfrutaba. En un día normal los mercaderes hubieran estado hablando en voz alta de lo bueno de sus productos para captar la atención de los transeúntes qué recurrian el mercado, hoy, solo se limitaban a hablar con el cliente que llegaba. Todo Desembarco del Rey estaba en silencio, la gran e imponente Fortaleza Roja, parecía un edificio abandonado, sin su habitual agetreo matutino. Los sirvientes solo caminaban por los amplios pasillos, en silencio. Los guardias se mantenían es sus puestos, custodiando las puertas y entradas, y un triste y desconsolado rey sostenía a sus hijas quienes no habían dejado de llorar desde la mañana.

La noche anterior, la reina Aemma Arryn había fallecido por las consecuencias del desangrado dando a luz al príncipe Baelon, su primer hijo varón con el rey Viserys. Se tenía previsto que Baelon heredará el trono de hierro, pero por si perdida de la reina no hubiera sido suficiente, los dioses también arrebataron la vida del joven príncipe, quien falleció durante el transcurso de la madrugada con solo unas horas de vida.

Las princesas Rhaenyra y Visenya Targaryen lloraban desconsoladamente en el pecho de su padre al recibir la noticia que su amada madre había fallecido trayendo a su hermano al mundo, su padre les explicó la situación con calma, tratando que sus hijas no agonizaran tanto por la pérdida de su madre y hermano. Aunque él tratara de apoyar a sus hijas, no había nadie que lo apoyará a él, sentía que debía estar para sus hijas, después de todo ellas eran lo único que le quedaba, y debía ser fuerte por ellas. La pequeña Visenya lloraba llamando a su madre, y como si ella volvía, Visenya comería todos los vegetales qué pusieran en su plato y que prometía mejor en su bordado para que fuera tan lindo con el de ella y su hermana.

Viserys I sentía su corazón encogerse en su pecho al oír a su hija llorar de tal manera, Rhaenyra no decía nada, solo lloraba abrazando a su papá, también quería que su madre volviera, pero sabía que eso no pasaría.

- Ya.. Ya, ya mis niñas... Todo va a estar bien, yo estoy con ustedes - trataba de calmar Viserys a sus hijas mientras sobaba sus cabezitas.

- Pe-pero yo quiero a mi mamá... Quiero a m-mi mami - dijo desconsoladamente Visenya aferrada al pecho de su padre.

- Yo también quiero a tu mamá de vuelta, mi niña, pero no es algo que podamos cambiar tan fácilmente - el rey trataba de no hacer sufrir más a sus hijas. Explicando todo con suavidad y paciencia.

Él mismo había pasado por esa situación hacia tanto tiempo atrás, cuándo su madre murió de la misma forma cuándo él era solo un niño, su padre, el príncipe Baelon, había estado con él y su hermano Daemon y cómo siguió adelante por ellos. Solía oírlo llorar por las noches, llamando el nombre de su madre, diciéndole que trataba de ser fuerte, pero que no podía, no sin ella. Viserys entendía ahora lo que fue el gran dolor de su padre al perder a su esposa. Y así como su padre lo hizo con él, él estaría para sus hijas en todo momento, apoyandolas en todo momento, para que nunca se sintiera solas.

- papá, ¿verdad que no te vas a morir? - Rhaenyra fue quien habló. Se separó del pecho de su padre y lo vio a los ojos.

Viserys vio los ojos de su hija, hinchados y con ojeras prominentes debajo de ellos, sus mejillas empapadas de lágrimas. Tomó con una mano la mejilla de su hija acariciandola con su pulgar viendo lo parecida que era su hija con su difunta esposa.

The Tower and The Dragon | hotdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora