Nocturno

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La luna llena ascendía lentamente, bañando el Bosque Prohibido en una luz pálida y mortecina. Mi respiración era agitada, y mis pies se hundían en el barro cada vez que daba un paso. Me maldije por haberme aventurado tan lejos esta noche. Lo sabía, lo había sentido en el aire, en la vibración que recorría mi piel cada vez que se acercaba la luna llena. Sin embargo, ahí estaba, solo y desarmado, con el peligro acechando.

Lo escuché antes de verlo, un gruñido bajo y gutural que reverberó entre los árboles. Me detuve, congelado, y mi corazón golpeó con fuerza en mi pecho. Sabía lo que estaba detrás de ese sonido. Un lobo pero no cualquiera  lobo , un licántropo sabía quien era , claro que sí. Lo había evitado por semanas, pero esta noche, algo había salido mal. Lupin no estaba confinado, y estaba cazando.

Yo era su presa

Miré a mi alrededor, buscando desesperadamente una salida, pero los árboles parecían alzarse como gigantes oscuros, cercándome. El aire se llenó de un hedor a tierra mojada y hojas podridas, pero también de algo más. El olor a sangre. A muerte.

El sonido de su respiración era cada vez más cercano. Mi mente corría en busca de soluciones, pero el miedo la nublaba. No podía concentrarme. No tenía mi varita. En mi estupidez, la había dejado en los dormitorios de Slytherin, seguro de que no la necesitaría. Ahora me encontraba desamparado en medio del bosque, enfrentando un monstruo que no sabía si podía esquivar.

De pronto, el silencio. El gruñido había cesado. Lupin estaba cerca. Demasiado cerca.

Sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal. No quería moverme, no quería hacer ruido. Tal vez si me quedaba inmóvil, él no me vería. Pero esa esperanza se esfumó cuando oí un crujido detrás de mí. Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente, y salí corriendo.

El bosque me tragaba, ramas y zarzas arañando mi piel y desgarrando mi túnica. Sentía el calor de su aliento, lo podía escuchar corriendo detrás de mí. Era rápido, más de lo que podría imaginar. Los licántropos no son criaturas comunes, no tienen piedad ni razón cuando están transformados. No es Remus quien me sigue, me repetía a mí mismo, tratando de no perder la cordura. No es Remus, es solo la bestia.

Tropecé y caí al suelo, golpeando mi rodilla contra una roca. Sentí un dolor agudo, pero no me permití detenerme. Tenía que seguir adelante. Me levanté, cojeando, sintiendo la sangre caliente correr por mi pierna. El lobo aulló a lo lejos, como si saboreara mi miedo. Sabía que no le quedaba mucho tiempo para alcanzarme.

Los árboles parecían cada vez más densos, y las sombras más profundas. Mis pulmones ardían, y cada paso que daba me parecía más pesado que el anterior. No podía seguir así mucho tiempo. Lupin... no, la bestia, estaba demasiado cerca.

Un rugido atronador retumbó detrás de mí, y me atreví a mirar hacia atrás por un breve segundo. Allí estaba, a escasos metros. Sus ojos amarillos brillaban bajo la luna, reflejando una furia primitiva, sus colmillos goteaban saliva. Saltó hacia mí, sus garras extendidas, listas para desgarrarme.

Corrí hacia el claro. Sabía que era mi única oportunidad. Si podía llegar al borde del bosque, tal vez habría un hechizo o barrera que lo detuviera. Algo, cualquier cosa. El dolor en mi pierna era insoportable, pero ignoré la agonía. Solo importaba una cosa: sobrevivir.

Sentí su presencia justo detrás de mí. Sus garras rasgaron la parte trasera de mi túnica y casi me tiraron al suelo, pero logré mantener el equilibrio. Un segundo más y estaría sobre mí.

Los árboles se abrieron de repente, y me encontré en un pequeño claro. La luna brillaba directamente sobre mí, y el aire frío me cortó la piel. Me detuve, jadeando, mi mente buscando desesperadamente alguna solución. No tenía varita, no tenía protección.

Entonces lo vi, frente a mí, en toda su gloria monstruosa. El lobo se erguía en dos patas, mirándome con esa inteligencia primitiva y brutal. El aire olía a humedad y a la promesa de sangre. Sus ojos no me soltaron, y sabía que estaba acabado.

—Remus... —mi voz tembló al pronunciar su nombre, aunque sabía que no me escucharía, que ya no era él.

El lobo avanzó un paso, gruñendo. Yo no tenía escapatoria. Por primera vez en años, sentí  el frío toque de la desesperación absoluta.

Pero justo cuando iba a lanzarse sobre mí, un destello rojo iluminó la noche, y el lobo fue lanzado hacia atrás. Giré, asombrado, para ver la figura de Dumbledore, su varita alzada y su rostro grave.

—Corre—dijo con calma—. Yo me encargo de esto.

Sin pensarlo dos veces, me giré pero un  grito  me hizo girar lo que ví fue algo horrible, remus en su forma de lobo habia atacado a Dumbledore, la mano del director estaba en las  fauces de la bestia, quería correr Pero no pude y el lobo se lanzo contra mi , grité y desperté  en mi cama , una pesadilla, abrace mis rodillas y limpie mis lágrimas, he tenido pesadillas desde hace 15 años , malditos traumas

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⏰ Última actualización: Oct 05 ⏰

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Adorable serpiente volumen 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora