01-El despertar.

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-¿Cuál es tu Pokémon favorito?

Una pregunta tan simple. Tantas respuestas posibles. Para algunos, una cuestión de nostalgia; para otros, de estrategia. Pero al final, ninguna de esas respuestas importa realmente. Nadie elige cómo va a vivir... o cómo va a morir.

Angel tenía una respuesta clara. Siempre había sido fácil para él. Su Pokémon favorito, desde que podía recordar, había sido Ceruledge.

Desde que Angel tenía memoria, su Pokémon favorito siempre había sido Ceruledge. Había algo en ese diseño que le resultaba fascinante. La armadura oscura, las espadas que parecían estar hechas de fuego espectral, y sobre todo, esa aura de caballero que emanaba. No era solo un Pokémon más; para Angel, Ceruledge representaba lo que siempre había admirado: fuerza, elegancia y honor.

Cada vez que lo usaba en las batallas, Angel se sentía como si estuviera controlando un guerrero legendario. Un caballero solitario, envuelto en sombras y llamas, luchando por proteger algo más grande que él mismo. Esa imagen siempre lo había cautivado.

Pero claro, todo eso pertenecía al mundo de los videojuegos. En la realidad, Angel era un chico común, sin grandes historias que contar, solo alguien que disfrutaba de sus momentos en el mundo de Pokémon. Hasta que todo cambió. La vida, que parecía estar siguiendo su curso normal, se desvió de golpe, dejándolo en la oscuridad.

Angel no era diferente de cualquier otra persona. Un chico común, viviendo una vida sin grandes sobresaltos. Hasta que la muerte lo tomó por sorpresa, sin darle oportunidad de comprender. No hubo advertencias, no hubo explicaciones. Solo un instante de oscuridad.

Y entonces, despertó.

No en su cama, ni en un hospital. No en el cielo, ni en el infierno. Despertó en un lugar que era, de alguna forma, mucho peor?.

"¿Qué es este lugar?" pensó mientras sus ojos intentaban ajustarse a la oscuridad que lo rodeaba. Un bosque. O eso parecía. Las sombras se extendían de una manera que lo hacía sentir pequeño, insignificante. Cada movimiento que intentaba hacer era torpe, su cuerpo no respondía como solía hacerlo.

Fue cuando miró hacia abajo, hacia su propio reflejo en un charco cercano, que lo entendió. La figura que lo observaba desde la superficie del agua no era humana. No era Angel, Era un...

 No era Angel, Era un

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-Charcadet.

Un fuego interno, que alguna vez había admirado por su fuerza, ahora lo consumía desde dentro.

Angel no podía apartar la mirada del agua que tenía frente a él. Era como si su mente estuviera atrapada en una extraña mezcla de asombro y confusión. Se inclinó lentamente, observando cada detalle del reflejo que lo miraba desde el charco. Las placas negras que cubrían su cuerpo, los ojos brillantes y rojos, la leve vibración que sentía desde su interior, como si algo ardiera continuamente dentro de él.

No cabía duda: era un Pokémon. No cualquier Pokémon, sino Charcadet. La preevolución de Ceruledge, el Pokémon que siempre había admirado, el que había soñado tener en cada batalla. Pero esto no era un sueño, al menos no como los que conocía. Todo era demasiado real.

"¿Cómo...? ¿Por qué?", pensó Angel, su mente luchando por encontrar alguna explicación.

Miró a su alrededor. El paisaje que lo rodeaba no era como el mundo que había conocido. Una pradera tranquila se extendía hasta donde alcanzaba la vista, el viento mecía suavemente la hierba, y el cielo despejado parecía demasiado perfecto, demasiado vibrante. A pesar de la paz que emanaba el lugar, Angel sentía un vacío, una falta de respuestas que lo carcomía.

No había señales de vida a su alrededor. Ni un solo sonido, salvo el susurro del viento. El silencio, aunque aparentemente calmado, solo acentuaba la extrañeza de la situación.

"¿Cómo es posible?", se preguntaba mientras su mirada recorría la vastedad del paisaje. Pero el silencio no le ofrecía respuestas, solo más preguntas.

Angel continuaba mirando su reflejo, los pensamientos aún difusos, intentando encontrar algún sentido a lo que estaba ocurriendo. Las preguntas se acumulaban en su mente sin respuesta. Sin embargo, a pesar de la confusión, algo empezó a cambiar en su interior. Una chispa de comprensión, o quizá, una revelación.

"Espera un momento..." pensó, su mente dando un giro inesperado. "Soy un Pokémon... si soy un Pokémon... entonces..."

De repente, lo vio bajo una luz diferente. La duda y el desconcierto empezaron a disiparse lentamente, dejando paso a una idea emocionante, casi incontenible. Miró a su alrededor, esa pradera tranquila, ese cielo despejado. Entonces, todo cobró sentido en su cabeza.

"¡Estoy en el mundo Pokémon!"

Una sonrisa se dibujó en su rostro, o lo más cercano a una sonrisa que podía tener ahora. La verdad golpeó con fuerza, y una emoción que no había sentido desde el momento en que despertó lo invadió. Era genial. No solo estaba en el mundo que siempre había soñado, sino que además... ¡era un Pokémon!

La confusión que lo había agobiado antes fue reemplazada por un entusiasmo creciente. Angel empezó a comprender lo que eso significaba. No era un simple entrenador, no era un espectador... era parte de ese mundo.

"¡Esto es increíble!", pensaba mientras su nueva realidad lo envolvía por completo.

La emoción recorría cada parte del nuevo cuerpo de Angel, pero se detuvo un momento. Respiró hondo, el aire fresco llenando sus pulmones-o lo que ahora tenía como pulmones. Su mente, que antes se agitaba con dudas, comenzó a calmarse.

"Calma... cálmate, Angel. No tiene sentido emocionarse demasiado." Aunque el entusiasmo era difícil de controlar, sabía que debía mantener la cabeza fría. Necesitaba analizar su entorno, entender dónde estaba realmente.

Miró a su alrededor, tomando nota de cada detalle. La pradera que lo rodeaba parecía infinita, la suave brisa meciendo la hierba como un mar verde que se extendía hacia el horizonte. El cielo sobre él estaba despejado, solo una pincelada de nubes lejanas rompía la perfección azul. Pero más allá, en la distancia, algo diferente captó su atención. Un lugar oscuro y denso se erguía en el horizonte. Un grupo de árboles altos y frondosos que parecían marcar el comienzo de un bosque.

"¿El bosque?" pensó Angel, sus ojos fijos en la lejanía. Tal vez ahí encontraría algo más, alguna pista o respuesta. "Sí, es la mejor opción."

Decidido, exclamó en voz baja, como si confirmar sus pensamientos lo ayudara a calmar la creciente adrenalina que sentía. "Iré hacia allá." Con paso firme, empezó a caminar en dirección al bosque. Cada paso lo hacía sentirse más ligero, más en control de su nuevo cuerpo. Su equilibrio mejoraba, sus movimientos se volvían más naturales. Podía sentir la vibración interna, ese calor que lo impulsaba hacia adelante.

"Esto es... ¡genial!", pensó mientras una sonrisa de satisfacción se dibujaba en su rostro. El cuerpo de Charcadet era pequeño, pero no se sentía débil. Por el contrario, había algo poderoso en cada paso, en cada movimiento de sus brazos cubiertos por la oscura armadura.

Sin embargo, mientras la emoción lo llenaba, algo más se ocultaba tras la superficie. Con cada paso que daba hacia ese bosque frondoso, una sombra de duda empezaba a formarse. El paisaje parecía pacífico, pero... ¿lo era realmente?

Angel avanzaba sin darse cuenta de que las cosas no siempre son lo que parecen. Algo en la quietud del lugar no encajaba del todo. Y, sin saberlo, cada paso lo acercaba más a esa verdad oculta.

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"𝑀𝑎́𝑠 𝑎𝑙𝑙𝑎 𝑑𝑒́... 𝑢𝑛𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑘𝑒𝑚𝑜𝑛"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora