2- Sombras en el Bosque

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El sonido de sus propios pasos sobre la hierba alta era lo único que rompía el silencio a su alrededor. Angel seguía caminando hacia el bosque con una emoción creciente. Sentía cómo su cuerpo se adaptaba, cada paso lo hacía más consciente de su nueva forma. Era emocionante, casi como si estuviera descubriendo un nuevo poder.

"Es increíble..." pensaba una y otra vez. Pero a medida que avanzaba, algo comenzó a cambiar.

El cielo, que antes era tan claro, empezó a nublarse lentamente. Las nubes se arremolinaban en la distancia, cubriendo el sol, y la luz que bañaba la pradera parecía desvanecerse poco a poco. A medida que se acercaba al bosque, el aire se sentía más pesado, cargado de algo que no podía definir del todo.

Angel hizo una pausa en su camino, mirando a su alrededor. Un frío escalofrío recorrió su espalda. "¿Qué es esto?" se preguntó. La emoción de antes comenzaba a mezclarse con una ligera incomodidad. El ambiente ya no se sentía tan vibrante.

Finalmente, llegó al borde del bosque. Los árboles eran altos, sus troncos retorcidos y oscuros, como si el tiempo los hubiera deformado. La vegetación era más densa de lo que parecía desde lejos. Mientras avanzaba entre los primeros árboles, notó algo extraño. Las hojas estaban marchitas, como si algo hubiera absorbido la vida de los árboles.

"Es extraño...", pensó Angel, pero intentó ignorarlo. "Solo es un bosque, nada más."

Pero, tras unos pocos pasos más, un sonido lo detuvo. Un crujido, como si algo se moviera entre los arbustos cercanos. Angel se quedó quieto, su cuerpo tenso, mirando en la dirección del sonido. No pudo ver nada. Sin embargo, la sensación de ser observado era innegable. El bosque, que al principio parecía simplemente un lugar oscuro, ahora se sentía... hostil.

"Tal vez...", pensó con nerviosismo, "no todo es tan perfecto como pensaba."

A medida que avanzaba, encontró algo en el suelo. Marcas profundas en la tierra, como si algo pesado hubiera arrastrado su cuerpo a través del barro. Rastros de lo que claramente era una batalla. Los árboles cercanos estaban arañados, y algunos troncos estaban partidos por la mitad.

Angel se detuvo, su corazón latiendo más rápido. No entendía por qué, pero una sensación de peligro comenzó a asentarse en su mente. Este no era el mundo perfecto que siempre había soñado. Algo oscuro acechaba en las sombras de ese bosque.

Sin saberlo, cada paso que daba lo acercaba más a una verdad que no estaba preparado para enfrentar.

Angel observó con los ojos muy abiertos la escena que tenía frente a él. Su cuerpo se quedó rígido, incapaz de moverse, mientras intentaba procesar lo que estaba viendo. Allí, en el centro de la pradera, una criatura verde de aspecto colosal -un Tyranitar- acababa de salir de lo que parecía ser una carcasa destrozada. No, no era una simple carcasa... era otro Pokémon. Lo que quedaba de su cuerpo yacía bajo las garras de la bestia, y lo peor de todo... Tyranitar lo estaba devorando.

"Esto no puede estar pasando..." Los pensamientos de Angel corrían a toda velocidad, pero no encontraba ninguna lógica en lo que veía. No podía ser. Los Pokémon no hacían esto, ¿verdad? Ellos luchaban, sí, pero no... esto. Nunca se había imaginado un escenario tan brutal.

El sonido de los huesos crujir bajo la mandíbula de Tyranitar lo hizo retroceder instintivamente. Quería apartar la mirada, pero no podía. El instinto de supervivencia, el miedo, comenzaba a apoderarse de él.

"¿Por qué?" Pensó, con el corazón latiéndole a toda velocidad. "Esto no es lo que debería ser... ¿verdad?"

El aire se sentía denso, como si cada respiración le costara más de lo normal. Todo su cuerpo temblaba, pero no sabía si era por la adrenalina o por el puro terror que lo recorría de pies a cabeza. Lentamente, paso a paso, comenzó a retroceder, deseando fervientemente que Tyranitar no lo notara. Pero el miedo no era algo que pudiera controlar. ¿Qué pasaría si él era el siguiente?

"𝑀𝑎́𝑠 𝑎𝑙𝑙𝑎 𝑑𝑒́... 𝑢𝑛𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑘𝑒𝑚𝑜𝑛"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora