Capítulo 6

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Después de esa pelea, me alejé de todos, decidida a encontrar un nuevo camino. Era mi último día en la floristería; la había vendido, y mi plan era mudarme a una nueva ciudad. No podía soportar la idea de ver al chico que amé, junto a mi hermana y con un hijo. Lloré a mares, sintiendo cómo el dolor desgarraba mi pecho al ver cómo Yoongi intentaba buscarme.

Mientras recogía la última caja para subir al camión, la campanita de la puerta sonó, interrumpiendo el silencio que había llenado el lugar. El sonido me hizo formar un nudo en mi garganta.

—No hay servicio —dije, sin levantar la mirada, deseando que se fuera.

—Jas... —la voz de Yoongi me detuvo en seco. La reconocí al instante y un torbellino de emociones me inundó.

—Yoongi... —susurré, sintiendo cómo mi corazón se aceleraba.

Él entró, y en su rostro vi la desesperación y el arrepentimiento. Se acercó lentamente, como si tuviera miedo de asustarme.

—Solo vengo a disculparme por lo que pasó, por haberte engañado —dijo, su voz temblorosa. Se pasó una mano por el cabello, un gesto que solía amar—. Solo fue una aventura que se me salió de las manos.

Lo miré, y en sus ojos vi la lucha interna que estaba atravesando. Parte de mí quería correr hacia él, abrazarlo y llorar, pero otra parte, la más fuerte, sabía que eso no era lo que necesitaba.

—Te disculpo —dije, con el corazón pesado—. Solo, como último acto de amor, te pido que cuides de mi hermana y de su bebé, por favor...

—No, Jaspe, no. No puedo dejar que esto termine así —imploró, acercándose un poco más. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y ojeras —. Te necesito. Sin ti, no sé cómo seguir.

—¿Y qué hay de Serena? —le pregunté, mi voz temblando de indignación—. ¿Y el bebé? ¿Qué va a pasar con ellos?

—No sé... Pero yo te amo, Jaspe. No puedo perderte, no así. Estoy dispuesto a luchar por ti, a dejarlo todo si es necesario.

Sentí cómo el nudo en mi garganta se apretaba, y la tristeza se convirtió en rabia.

—¿Y cómo se supone que voy a confiar en ti? —grité, sintiendo cómo la frustración brotaba de mí—. Me mentiste, me traicionaste. No puedo ser la segunda opción, Yoongi. No puedo.

Él tomó mis manos entre las suyas, sus ojos suplicantes.

—Por favor, escúchame —rogó—. Solo dame otra oportunidad. Prometo que cambiaré. Prometo ser el hombre que mereces.

—Yoongi... —dije, con la voz entrecortada—. Esta no es la forma en que quiero recordarte. No puedo quedarme aquí, atada a lo que pudo haber sido. Debo irme.

—No, no me dejes, Jaspe. Por favor —dijo, su voz quebrándose, y su expresión se transformó en desespero—. Te necesito en mi vida. No puedo imaginar un futuro sin ti.

—Te perdono, pero eso no es suficiente —respondí, sintiendo las lágrimas caer por mis mejillas—. Este amor no puede sobrevivir a la traición.

Nos quedamos mirándonos, dos almas perdidas en un mar de dolor y amor no correspondido. En su mirada, vi la verdad: todo estaba perdido.

—Siempre llevaré en mi corazón los buenos recuerdos, hazlo tú también —susurré, dando un paso atrás.

Finalmente, giré sobre mis talones y salí de la floristería, dejando atrás no solo un lugar, sino una parte de mi corazón. Las puertas se cerraron tras de mí, escuchando el llanto de aquel hombre que aprendí a amar y con cada paso que daba, sentía cómo el peso de la traición se desvanecía lentamente, dejando un eco de lo que alguna vez fue un amor profundo.

El Lenguaje de las FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora