El cielo sobre la Tierra se encontraba cubierto de nubes grises, mientras Nina caminaba sola por un bosque espeso. Había decidido separarse de Maicol y Jane después de su última discusión, y ahora vagaba en busca de respuestas. Sabía que no era tan fuerte como Maicol ni tenía el poder latente de Jane, pero su inteligencia siempre había sido su mayor arma. Su instinto le decía que había algo en este planeta que podía ayudarla a cambiar el destino de su pueblo.
Después de días de caminata, se encontró ante una antigua cueva, una estructura majestuosa tallada en piedra, llena de grabados que parecían contar historias antiguas. Algo la atraía hacia su interior, como si una fuerza invisible la empujara a entrar.
—¿Qué es este lugar? —susurró para sí misma mientras entraba en la cueva.
La oscuridad la envolvió a medida que avanzaba, pero su instinto le decía que debía continuar. Las paredes estaban decoradas con símbolos antiguos que ella no lograba descifrar. Entonces, al llegar al centro de la cueva, la vio: una estatua gigante de una figura imponente con cuatro brazos, ojos que parecían observarla, y un aura que irradiaba poder.
De repente, la estatua comenzó a emitir una luz brillante y una voz profunda resonó en la cueva.
—He estado esperando por ti, Nina de Azuna.
Nina retrocedió asustada, pero al mismo tiempo fascinada.
—¿Quién... quién eres tú? —preguntó, mirando la estatua con asombro.
La figura comenzó a moverse lentamente, como si estuviera despertando de un largo sueño. Su forma dejó de ser una estatua de piedra y comenzó a materializarse en una figura real, un ser majestuoso de gran altura con una energía que llenaba el espacio. Era el Dios Soru, el protector de conocimientos perdidos y habilidades ancestrales.
—Soy Soru, el guardián de este lugar y de todos los secretos del universo. Conozco tu historia, Nina. Conozco tu pasado, tu dolor... y también conozco lo que buscas.
Nina lo miró con los ojos muy abiertos. Este ser no solo sabía quién era, sino que parecía conocer sus pensamientos más profundos. Ella había dejado a Maicol y Jane para encontrar respuestas, pero jamás imaginó que terminaría frente a una deidad.
—He buscado respuestas por mucho tiempo —dijo Nina, recuperando algo de su compostura—. Quiero saber cómo detener a Pop, a Killer Queen, y sobre todo al Devastador. No soy como Maicol, que tiene fuerza, ni como Jane, que tiene poderes especiales. Solo tengo mi inteligencia. Pero eso no es suficiente.
Soru sonrió, como si la respuesta a sus dudas fuera algo evidente.
—Tu inteligencia es tu mayor poder, Nina. Mucho más poderosa que cualquier fuerza bruta. El conocimiento es la clave para derrotar al Devastador. No te subestimes.
Nina frunció el ceño, aún escéptica.
—¿Y cómo puedo luchar con solo conocimiento? ¿Qué puedo hacer yo contra seres tan poderosos?
Soru hizo un gesto con una de sus manos, y el aire a su alrededor comenzó a cambiar. De repente, imágenes de antiguos guerreros y batallas cósmicas llenaron el espacio. Eran como recuerdos vivos del pasado.
—Hace eones, los guardianes de los secretos del universo se reunieron para enfrentar a un enemigo similar al que enfrentas hoy: un ser que buscaba consumirlo todo. No solo lo derrotamos con fuerza, sino con estrategia y sabiduría. Cada pieza en el tablero, cada movimiento, es vital para la victoria. Y tú, Nina, eres una de esas piezas.
La joven sintió que algo dentro de ella comenzaba a cambiar. Había una sensación de destino, pero también de responsabilidad. Sabía que no podía seguir sintiéndose menos que sus hermanos. Si iba a ayudar a derrotar al Devastador, tenía que creer en su propio poder.
—¿Cómo me puedes ayudar? —preguntó finalmente, con más convicción en su voz.
Soru levantó una de sus manos y, de repente, el aire a su alrededor comenzó a brillar. En sus manos apareció un antiguo libro con inscripciones que Nina no podía leer.
—Este es el Libro de los Sabios, un artefacto que contiene el conocimiento más antiguo y poderoso del universo. Aquí encontrarás estrategias, secretos y habilidades que ningún ser común puede comprender. Pero no es suficiente leerlo. Para poder utilizar este conocimiento, primero debes entrenar tu mente y espíritu. Solo entonces podrás desatar el verdadero poder que yace dentro de ti.
Nina tomó el libro con reverencia, sintiendo el peso de la responsabilidad que conllevaba. Sabía que este era su camino, y que Soru sería su guía.
—Comencemos —dijo Soru, dando un paso atrás y preparando el espacio a su alrededor.
El entrenamiento de Nina no fue como el de Maicol. No se trataba de golpear, pelear o levantar objetos pesados. Se trataba de meditación, de descifrar códigos antiguos y de aprender a utilizar su mente de formas que nunca había imaginado. Soru la guiaba, mostrándole cómo abrirse a los secretos del universo, enseñándole sobre los puntos débiles de los seres más poderosos y cómo manipular las fuerzas a su favor.
Nina empezó a aprender sobre energía cósmica, cómo los planetas y las estrellas interactuaban, y cómo podría canalizar esas fuerzas. Aunque no tenía la fuerza física de Maicol, sus avances la convirtieron en alguien increíblemente peligrosa para sus enemigos. El conocimiento que adquiría no solo le daba poder, sino también la capacidad de prever los movimientos del enemigo antes de que ocurrieran.
Días pasaron, tal vez semanas. Para Nina, el tiempo dentro del templo de Soru fluía de manera diferente. Finalmente, después de completar una etapa de su entrenamiento, Soru le reveló algo crucial.
—Nina, hay una razón por la que tú debes buscar a Maicol. Él es la clave. Tú y Jane son vitales en esta batalla, pero Maicol lleva algo dentro de sí que ni siquiera él entiende todavía. Y si no lo encuentra a tiempo, la batalla contra el Devastador estará perdida.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Nina, intrigada.
Soru caminó lentamente por la cueva, observando las antiguas inscripciones en las paredes.
—El destino de Maicol está entrelazado con una profecía mucho más antigua que Azuna. Él no solo es un guerrero. Hay un poder oculto en él que, si se desata, podría ser la última esperanza contra el Devastador. Pero su entrenamiento con Fénix no es suficiente. Debes encontrarlo y ayudarle a despertar ese poder antes de que sea demasiado tarde.
Nina sintió una nueva determinación. Sabía que su inteligencia y el conocimiento que había adquirido eran poderosos, pero si Maicol tenía una parte crucial en esta batalla, ella debía ayudarlo. El tiempo corría, y el enemigo no tardaría en moverse.
—Entonces, debo encontrarlo —dijo Nina, cerrando el libro y poniéndose de pie con firmeza.
Soru asintió.
—Y cuando lo hagas, Maicol deberá estar listo para enfrentar su verdadero destino.
CONTINUARÁ...
4
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azunas super pop
ActionNina Jane y Maicol buscaran vengarse de pop por acabar con su planeta pero... ¿lo lograran?