El primer suspiro de victoria parte 3

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La batalla resonaba en el aire como un trueno distante, con destellos de energía iluminando el campo devastado. Maicol, Nina y Jane se mantenían firmes, listos para enfrentarse a Pop, pero una sombra aún permanecía frente a ellos: Killer Queen. Su poder aún emanaba con intensidad, pero su mente parecía dividida, como si algo en su interior luchara por emerger.

Maicol avanzó, su energía en calma, aunque su cuerpo estaba tenso por la lucha. Sabía que Killer Queen no era del todo malvada. Lo sentía en su corazón, en las miradas que había intercambiado con ella en el campo de batalla. Decidió intentarlo, aún cuando el riesgo era alto.

—¡No eres como ellos! —gritó Maicol mientras se acercaba lentamente, esquivando un ataque de energía que ella lanzó en respuesta—. ¡Lo veo en ti, Queen! ¡No tienes que seguir luchando de este modo!

Killer Queen retrocedió unos pasos, sorprendida por la confianza y la calma en la voz de Maicol. Sus manos aún brillaban con energía oscura, pero algo en ella temblaba.

—No lo entiendes... —murmuró, tratando de mantener su dureza—. He tomado decisiones... y no hay vuelta atrás.

Maicol continuó, dando un paso más cerca, su mirada fija en los ojos de Killer Queen, que ahora parecían más llenos de duda que de maldad.

—Todo el mundo comete errores. Pero tienes la opción de cambiar. No tienes que seguir el camino de la oscuridad, no más —dijo con voz firme, pero suave—. Dime, ¿cuál es tu verdadero nombre?

Killer Queen lo miró, asombrada por su persistencia. Los recuerdos comenzaron a invadir su mente, recuerdos de tiempos más felices, antes de que se uniera a Pop y el Devastador. Antes de que el miedo a la muerte la empujara a la oscuridad.

—Mi... mi nombre... —susurró mientras su mirada caía al suelo, su energía comenzando a disiparse—. Mi nombre es... Mariana.

Maicol sonrió con una mezcla de alivio y compasión.

—Mariana, no eres mala —dijo con un tono cálido—. Eres fuerte y formidable, pero no tienes que seguir luchando de esta manera. Puedes detener esto. ¡Todavía puedes elegir!

Killer Queen, o más bien Mariana, lo miró con asombro, sus ojos ahora llenos de lágrimas no derramadas. La dureza que había cultivado durante años comenzaba a desmoronarse, y por primera vez en mucho tiempo, sentía que alguien la veía como algo más que una guerrera despiadada.

—Eres... formidable... —murmuró, con una pequeña sonrisa que luchaba por emerger entre las lágrimas—. Y también... eres lindo.

Con esas palabras, Mariana dejó caer sus manos, la energía oscura disipándose por completo. Se rindió, no porque fuera débil, sino porque, por primera vez en mucho tiempo, sintió la esperanza de redención.

Mariana dio un paso atrás, y Soru y Fénix se acercaron a ella. Ambos sonrieron levemente, asintiendo con aprobación. No había necesidad de palabras. Ellos sabían lo que esto significaba.

—Bien hecho, Maicol —dijo Fénix—. Ahora es tiempo de enfrentarse al verdadero enemigo.

Maicol, Nina y Jane miraron hacia Pop, quien observaba la escena con una sonrisa oscura y arrogante. Su poder seguía emanando de su cuerpo como un manto de destrucción. Sabía que se aproximaba el enfrentamiento final.

—Así que has decidido luchar, después de todo —dijo Pop, su voz gélida—. Pero no importa cuántos se unan a tu causa, ninguno de ustedes es rival para mí.

Los tres hermanos se prepararon. El poder que habían desbloqueado antes ahora estaba aún más concentrado, más fuerte. Sabían que esta sería una batalla difícil, pero con Fénix, Soru y Mariana a su lado, tenían una nueva fuente de fuerza.

—Vamos a detenerte, Pop. Por todo lo que has hecho —dijo Jane, su voz firme—. No vamos a permitir que destruyas más.

Pop simplemente rió.

—Intenten todo lo que quieran. No podrán siquiera tocarme.

El primer ataque vino de Maicol. Con una explosión de energía, corrió hacia Pop, sus puños envueltos en fuego y poder. Pop lo bloqueó con facilidad, pero Maicol no retrocedió. Continuó presionando, lanzando ataques rápidos y poderosos.

Nina y Jane se unieron a la ofensiva. Nina desató ráfagas de energía cortante mientras Jane usaba su llama interior para crear barreras y atacar con fuego abrasador. Sin embargo, Pop, con una velocidad asombrosa, se desplazaba entre sus ataques, esquivando y contrarrestando con devastadores golpes de energía.

El poder de Pop parecía inquebrantable. Ninguno de los ataques de los tres hermanos lograba hacerle un daño significativo, y cada vez que intentaban algo nuevo, Pop respondía con una fuerza abrumadora.

Mientras tanto, en el borde de la batalla, Fénix y Soru observaban de cerca, sabiendo que no podían intervenir directamente en ese momento. Sin embargo, Mariana, aún debilitada por su reciente decisión, comenzó a brillar con una nueva determinación.

—No voy a quedarme de brazos cruzados —dijo Mariana, avanzando hacia el campo de batalla. Fénix la detuvo suavemente, colocando una mano en su hombro.

—Ellos tienen que enfrentarlo, Mariana —dijo Fénix—. Pero eso no significa que no podamos apoyarlos de otras formas.

Mariana asintió, comprendiendo lo que Fénix intentaba decir. Entonces, ella, Fénix y Soru comenzaron a canalizar su energía, enviando su poder hacia Maicol, Jane y Nina. Una luz brillante envolvió a los tres hermanos, dándoles una oleada de fuerza renovada.

—¡Podemos hacerlo! —gritó Jane, sintiendo la energía que fluía a través de ella.

—¡Confiamos en ustedes! —añadió Soru desde la distancia.

Con el nuevo poder que fluía por sus cuerpos, Maicol, Jane y Nina comenzaron a brillar con una luz cegadora. El aura a su alrededor creció, fusionándose en un resplandor compartido que los envolvió por completo. Era como si hubieran alcanzado una nueva etapa de su poder, una fusión perfecta entre sus habilidades individuales.

—¡Vamos juntos! —gritó Nina, lanzándose hacia adelante con renovada velocidad.

Los tres hermanos atacaron al unísono. Esta vez, Pop no pudo esquivar tan fácilmente. Aunque seguía siendo increíblemente poderoso, los golpes de Maicol, Jane y Nina comenzaron a hacer mella en él, empujándolo hacia atrás. El propio Pop parecía sorprendido, aunque no lo admitía.

—¡Esto no es posible! —gritó con furia mientras era empujado por la fuerza combinada de los tres.

Pero aún así, la batalla no había terminado. A pesar de su nuevo poder, Pop seguía siendo increíblemente fuerte. Con un rugido de ira, lanzó un ataque masivo que hizo retroceder a Maicol, Jane y Nina, dejándolos de nuevo en una posición vulnerable.

La lucha seguía siendo feroz. Aunque habían ganado terreno, Maicol, Jane y Nina sabían que Pop aún no había usado todo su poder. Cada segundo de la batalla era un tira y afloja, donde la victoria parecía siempre a su alcance, pero nunca del todo asegurada.

Mientras tanto, Mariana observaba con angustia. Sabía que Pop no era invencible, pero también entendía lo difícil que sería derrotarlo.

—Por favor... —murmuró, con los ojos fijos en Maicol—. Deben ganar.

CONTINUARA....

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