El sol apenas asomaba por el horizonte cuando Nina, luego de semanas de búsqueda, se encontró frente a una imponente montaña. Sabía que en algún lugar dentro de ese vasto paisaje, su hermano, Maicol, estaba entrenando. El viento traía consigo un aura de poder inusual, algo que no había sentido en nadie más que en él.
Respiró profundamente, ajustando el manto que llevaba sobre los hombros. Sabía que este encuentro no sería fácil, especialmente con el peso del pasado aún colgando sobre ellos. A pesar de todo el conocimiento que había adquirido de Soru, una parte de ella no podía evitar sentirse insegura. Después de lo que pasó cuando llegaron a la Tierra, las cosas no serían como antes.
El viaje hacia la cima fue arduo, pero finalmente llegó a una llanura despejada. Allí, en el centro de ese espacio, estaba Maicol. Su figura irradiaba fuerza y determinación, sus músculos tensos por el entrenamiento con Fénix, y sus ojos centrados en un objetivo invisible. No la había visto aún.
—¡Maicol! —gritó Nina, su voz rompiendo el silencio de la montaña.
Maicol se detuvo, girando lentamente para mirarla. Había un destello de sorpresa en sus ojos, pero rápidamente se desvaneció, reemplazado por una expresión severa.
—Nina... —su voz sonaba seca, distante—. ¿Qué haces aquí?
Nina dio un paso adelante, notando la tensión en el aire. Sabía que este no sería un reencuentro agradable.
—He venido a buscarte, Maicol. Necesitamos hablar. —Intentó mantener la calma, pero su tono reflejaba la urgencia.
Maicol la miró de arriba abajo, sin disimular su escepticismo.
—¿Hablar? Después de todo este tiempo... ¿quieres hablar? —su risa fue breve y amarga—. ¿Qué podría haber de qué hablar después de lo que pasó cuando llegamos aquí?
Nina apretó los puños, su paciencia disminuía rápidamente. Recordaba perfectamente ese momento. El día que se separaron había sido devastador para ambos, pero nunca había esperado que él la recibiera con tanto resentimiento.
—Maicol, lo que ocurrió entonces... —empezó, pero Maicol la interrumpió.
—¡Tú fuiste quien nos abandonó, Nina! —gritó Maicol, dando un paso adelante, sus ojos llenos de furia—. Nos dijiste que no podíamos ganar, que éramos débiles. ¡Tú decidiste dejarme solo cuando más te necesitaba!
Nina sintió que la furia también comenzaba a crecer en su interior. Durante años había cargado con el peso de esa decisión, convencida de que había hecho lo correcto, pero las palabras de su hermano la herían profundamente.
—¡Tú no entiendes nada! —replicó Nina, levantando la voz—. En ese momento, lo mejor que podíamos hacer era separarnos, buscar una forma de sobrevivir y hacernos más fuertes. ¿O crees que quedarnos juntos sin ningún plan nos habría salvado? ¿Tú, Maicol, crees que hubiéramos sobrevivido si no me hubiera ido?
Maicol dio un paso hacia ella, y la tensión entre ambos era palpable. Sus ojos se entrecerraron.
—Yo estaba dispuesto a luchar hasta el final. No me importaba lo que pasara, pero al menos no iba a rendirme. Mientras tú, Nina, elegiste huir.
—¡No fue huir! —gritó Nina, dando un paso hacia él—. ¡Fue una estrategia! Sabía que si me quedaba, solo habría sido una carga. ¡Tú siempre pensaste que podías con todo solo! Pero ¿dónde te ha llevado eso?
El aire se cargó de energía. Nina y Maicol, enfurecidos por los recuerdos de su separación, comenzaron a emitir su poder. Maicol tenía una intensidad física palpable, mientras que Nina, con la mente afilada y su reciente entrenamiento con Soru, tenía una energía más sutil pero igualmente poderosa.
—Si crees que siempre he estado equivocado, Nina, demuéstramelo. —Maicol la miró desafiante, su cuerpo envuelto en una leve aura de energía—. Si tienes algo que decirme, ahora es el momento.
—¡Tú siempre piensas que todo se resuelve peleando! —respondió Nina, incapaz de contener su frustración—. Pero si es así como quieres resolver esto, ¡entonces peleemos!
Ambos se lanzaron el uno hacia el otro sin dudar. Maicol, con su fuerza descomunal, intentó atacarla de frente, lanzando golpes rápidos y poderosos. Nina, ágil y precisa, evitó los primeros impactos usando su inteligencia para predecir sus movimientos. Con sus habilidades desarrolladas en el entrenamiento con Soru, empezó a crear ilusiones y trampas mentales que desorientaban a Maicol.
—No puedes ganar solo con fuerza, Maicol —dijo Nina mientras esquivaba uno de sus ataques. Usando el poder de la energía cósmica que había aprendido a manipular, lanzó un rayo de luz que impactó contra Maicol, empujándolo hacia atrás.
Pero Maicol, enfurecido, no se detuvo. Con cada golpe, la tierra temblaba bajo sus pies. Usaba su cuerpo como un arma, canalizando la energía bruta que había perfeccionado con Fénix.
—¡No me subestimes! —gritó Maicol mientras su cuerpo comenzaba a brillar con un aura aún más intensa. Se lanzó de nuevo hacia Nina con una velocidad impresionante, deshaciendo una de sus ilusiones y logrando golpearla, enviándola al suelo.
Nina se levantó, dolorida, pero no derrotada. Sabía que su hermano era increíblemente fuerte, pero ella también había cambiado.
—No te estoy subestimando, Maicol —dijo mientras recuperaba el aliento—. Pero necesitas entender que esta pelea no la ganarás solo con fuerza bruta.
Los ataques continuaron, pero esta vez Nina cambió de estrategia. Comenzó a usar su inteligencia para analizar los patrones de Maicol. Cada golpe que lanzaba, cada movimiento, lo registraba mentalmente. Finalmente, logró evadir un golpe directo y aprovechó el momento para lanzar una descarga de energía que hizo que Maicol retrocediera.
—¿Ves? —dijo Nina, jadeante—. No todo es fuerza física.
Maicol, furioso pero impresionado por la resistencia de su hermana, finalmente se detuvo. Ambos estaban agotados, pero el conflicto interno que habían estado arrastrando durante años se había manifestado en esa pelea. Sabían que no podían seguir luchando de esa manera.
—Tal vez... —dijo Maicol, respirando con dificultad—, tal vez tú también tenías razón. Pero aún no lo entiendes, Nina. No podemos esperar ganar esta guerra solo pensando.
Nina, con el pecho subiendo y bajando, lo miró con determinación.
—Y tú no puedes ganarla solo golpeando. Nos necesitamos, Maicol. El enemigo es más grande que nosotros, pero juntos... tenemos una oportunidad.
Hubo un silencio tenso mientras ambos se recuperaban. Finalmente, Maicol bajó la guardia, reconociendo la verdad en las palabras de su hermana.
—Está bien... trabajemos juntos. Pero esta vez, no te irás.
—No me iré —respondió Nina con una leve sonrisa.
CONTINUARA...
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azunas super pop
Hành độngNina Jane y Maicol buscaran vengarse de pop por acabar con su planeta pero... ¿lo lograran?