CAPITULO 5

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Renna

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Renna


—¿Ella es tu reemplazo? —comenta sin dejar de mirarme.

Su mirada es penetrante, algo preocupante para cualquier persona que pide este centro psiquiátrico, algo normal en nosotros los psiquiatras.

—No lo mires como un reemplazo... Sin más, los dejamos solos para que pueda empezar su tratamiento.

Observó cómo le toma el brazo al Doctor Demis y se van hacia el ascensor. El doctor parece algo ido, espero que esté bien o por lo menos no se enferme... ¡Ese es un maldito defecto en mí! Me preocupo por los demás dejando en segundo plano mi salud e integridad.

—Bien... —desvío mi mirada con una sonrisa forzada, el ambiente es algo incómodo, vuelve a caer en los guardias de seguridad— ¿Para qué se lo llevan?

—Ha lastimado a otra enfermera que traía su comida por su demora.

—En mi defensa —interviene él con una sonrisa ladeada sin quitar su mirada de mi pequeño cuerpo —, ella trató de tocarme la cara, cosa que detesto y más cuando se trata de un desconocido.

—No había necesidad de lastimarla... —suspiro tomando con mis dedos el punto de mi nariz— ¿Cómo es el estado de la enfermera?

—Está delicada... —Un guardia traga en seco al sentir la mirada de Eros sobre él.

—De acuerdo... ¿Dónde lo iban a llevar? —sigo cuestionando, esto será más complicado de lo que imaginé.

—A otro lugar para que tome aire fresco, es hora de su descanso...

—Está bien... —suspiró pesadamente.

Sin más los sigo y tomamos el ascensor. A Eros parece que le da igual lo que suceda con la enfermera y lo que hagan con él, por su expresión, ya está algo acostumbrado con todo esto, dañar enfermeras. Por su experiencia es normal en él, por eso, es inquietante para su tratamiento.

Tienes un plan... ¿Verdad?

Vaya... Hace tiempo no hablaba con mi propia conciencia. Y si, tengo un pequeño plan.

Espero que funcione.

El silencio reina entre nosotros, solo puedo sentir la oscura presencia de Eros sobre mi pequeño cuerpo... ¿Tendrá pensado hacerme algo? Lo digo por el tema de que no le gusta estar con desconocidos, ya lo dejó en claro cuando le hizo daño a la enfermera, más por tocarlo sin permiso... ¡¿Quién me asegura que no me hará daño también por ser una desconocida y su nueva doctora?!

—¿Hace cuánto trabaja en este lugar?

Me giro para mirarlo. Su mirada me lee el alma con descaro y solo me limito a mirarlo a los ojos con algo de incomodidad.

—Voy a cumplir dos años... —respondo metiendo mis manos en los bolsillos de mi bata— ¿Por qué la pregunta?

—Es la primera vez que la veo por estos rumbos...

Psicología PoderosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora