Renna se crio completamente en una casa hogar con una señora que la consideraba su nieta y ella su abuela, al cumplir 16 años logro estudiar Psicología, especializada en Psiquiatría y al terminar, empiezó a trabajar en uno de los mejores centros psi...
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Renna
Nunca en mi vida, voy a superar la vergüenza que pase en la casa de la familia de mis jefes, a pesar de eso. Me siguen hablando como nunca y en efecto, tuve que ir a mi departamento para descansar, si no lo hago, el guardia les informará a mis jefes y no quiero más problemas con ellos.
Llego a mi departamento y la soledad me invade por completo. No he hablado con Larisa, ni Kenai, mucho menos con Bryan y no puedo ir a visitar a mi abuela, debe estar descansado y la hora de visitas terminó hace un buen rato.
—Que soledad... —comentó para mí misma entrando a la cocina.
Mi apartamento no es tan grande como un pent-house, pero es decente, tiene tres habitaciones bastante amplias para mi gusto, la sala y el comedor se combinan creando un lugar grande y la cocina era un poco pequeña, no tanto como para no moverme a gusto en ella.
Tenía algo de hambre, bastante para ser realista y la cosa es que no quería cocinar, y tampoco quería salir a la calle para comprar algo de comida rápida. Me resulta más fácil pedir comida por internet, pero yo no confío en todas esas cosas.
Dejo mi mochila en el sofá y entré a la cocina. Abro el refrigerador y busco algo que pueda preparar. Saco unas cuantas cosas y las dejo en la encimera de la cocina, corto algunas verduras y luego, prendo el televisor de la sala. No me gusta mucho el silencio y menos cuando me encuentro completamente sola en mi departamento.
Puse una película, al fin de cuentas, soy yo la que paga todo lo que veo y lo que uso. Bryan nunca me ha pagado nada con respecto a mis necesidades, es más, se queja que por qué gasto tanto en cosas tan simples para vivir.
Es un estúpido.
He querido terminar con él muchas veces, pero nunca obtuve algún resultado bueno. Solo golpes y más golpes. Estoy harta de eso.
Me he recuperado de los golpes que me dio en la casa de mis jefes, aunque me han quedado algunas manchas en mi cuerpo. Por ahora, sigo teniendo miedo de que me vuelva a golpear, como ya lo ha hecho muchas veces. No sé por qué mi cuerpo no puede reaccionar y darle lo que ese hijo de puta se merece.
Terminé de preparar los ingredientes y cociné todo. Haré algo simple para mí, carne con verduras y un poco de arroz. La película transcurre y solo escuchaba las voces de los protagonistas, era una película de dioses. Dioses de Egipto. Era una de mis películas favoritas, pero jamás, pude compartir esa experiencia con nadie, mucho menos, con Bryan o con lo que se decían ser mis amigos. A ellos les parecía muy aburrido ese tipo de películas, a mí me encantaba, hay momentos donde es muy graciosa y no puedo evitar reírme como una loca.
Ojalá encontrara a alguien que por lo menos me tratara bien. ¿Será mucho pedirle a la vida?
Una chispa de aceite saltó en mi brazo despertando mi mente para entrar en la realidad de nuevo. Miro la zona afectada y bueno, podría ser peor, es una simple mancha más pequeña de lo que pensé en mi antebrazo, nada de qué alarmarse.