CAPITULO 3

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Leto

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Leto


—¿Crees que es buena idea? —me pregunta Hades, mi jefe en palabras más simples.

—Conozco a Eros desde que soy pequeña y con solo estar unos minutos con Renna, podrá cambiarlo.

—¿Puedo saber de donde lo conoces? —me pregunta mientras me entrega un café.

—Te he dicho muchas veces que me dejes de dar cafés, no hay necesidad de que estas gastando en mí, solo somos socios... —le regaño recibiendo el café.

—Me gusta hacerlo, aunque parece que esta cafetería nunca va a tener café con crema como te gusta...

Evito sonreír, así que para disimular, frunzo el ceño.

—¿Cómo sabes que me gusta el café con crema? —le pregunto dándole un sorbo a mi café.

Hades siempre ha sido tan atento conmigo desde que hemos sido socios y ahora trabajo más junto a él.

—Recuerdo una vez que me lo contaste... Creo que fue el día que fui a la casa de tus padres para trabajar o tu padre lo comentó para hacer un pedido de comida —responde él encogiéndose de brazos.

Jamás conocí a alguien tan mentiroso como Hades para tratar de conquistarme de nuevo.

—Bueno, debo irme para comentarle a Eros sobre su cambio —informó desbloqueando mi carro—, además.

Acercó mi cara a la suya, su aliento pega en mi nariz y sus ojos bajan a mis labios sin ningún disimulo. Se relame los suyos provocando.

Leto, cálmate... Él aún no lo sabe...

Lo sé.

—Tienes una reunión en menos de una hora y según me contaste, es muy importante para los empleados del centro psiquiátrico —me subo a mi carro observando como Hades niega con la cabeza y se da la vuelta. Antes se despide con una sacudida de mano.

Conduzco con normalidad por las calles, pero de un momento repentino, siento una punzada en el pecho, más por la parte del corazón, como si me tratará de advertir de algo...

Conduzco con cuidado, en caso de que algo se me atraviese en el camino. Afortunadamente, llego en buen estado al centro psiquiátrico con alta seguridad donde se encuentra uno de mis conocidos de toda la infancia.

No necesito mostrar mi identificación. Hades hizo que todos los guardias de seguridad de todos los centros psiquiátricos que tiene en este país y en extranjero.

Nunca cambia.

Es Hades... El Hades que siempre he conocido...

Camino por los pasillos, agradezco en el fondo no encontrarme con ningún doctor o enfermero, mi cara no es muy buena que digamos. Fingir una buena cara, incluyendo una sonrisa casi todo el tiempo y más, después de la conversación con Renna, es algo agotador.

Psicología PoderosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora