Me pregunto qué sería de mí si no hubiera formado esta actitud desde niña. ¿Qué habría pasado si, desde pequeña, hubiera expresado lo que sentía? ¿Qué sería de mí si alguna vez hubiera aceptado una de todas esas salidas a las que me invitaban mis compañeras, si le hubiera hablado a ese chico que intentó acercarse a mí? O si me hubiera puesto esa ropa que tanto me gustaba pero que mi madre decía que se me veía ridícula.
A menudo me encuentro deseando ser una chica más linda, una que puede hacer lo que quiere sin el jodido miedo a lo que dirán los demás. ¿Me estaría arrepintiendo por no hacer las cosas? ¿Pasaría las noches pensando en el "hubiera"? ¿Me sentiría bien con mi vida o al menos conmigo misma? Me lo pregunto a diario.—¡Sarah! —un grito animado interrumpe mis pensamientos— ¡Ya llegamos, ¿Ya estás lista?!
Hemos quedado con Ryan y Helen, mis mejores amigos, para salir un rato y visitar un local que no está muy lejos de mi casa, por lo que han decidido venir por mí.
—¡Ahora voy, solo me faltan los zapatos!
—Date prisa si no quieres que haya mucha gente y nos toque esperar — advierte Helen entrando a mi habitación— Por cierto, los blancos se ven mejor con esa ropa.
Helen siempre salvando mis dilemas de moda, no sé qué haría yo sin esta chica.
—¿Alguien aquí sabe cómo quitar purpurina de encima?
Ryan entra a la habitación con cara de frustración y observándose las manos. Brillitos violetas y plateados llenan su remera, al igual que sus pantalones y alcanzo a notar pequeños destellos en su cabello, creo saber las involucradas en esto.
—¡Oh dios! —contengo una carcajada al ver su expresión— ¿Qué te ha pasado?
—¿Por qué saludar a un par de niñas pequeñas pude terminar así? —se observa en el espejo de mi tocador e intenta sacudir su cabello, pero en lugar de hacerlo se llena de más purpurina. Seguro que se ha dejado llevar por Val y Sofi.
—¿Has estado en el salón de artes? —Helen tiene una gran sonrisa en su rostro, ver a Ryan así es gracioso pues cuida hasta el más pequeño detalle en cuanto a el mismo.
—Sarah, tus hermanas querían mi opinión sobre los cuadros que han estado haciendo. No pude negarme, y aquí estoy —se queja— Al parecer yo fui el lienzo.
—¡Pero si hoy brillas Ry! -Suelto una risa —la purpurina solo te hace un favor.
—Yo siempre brillo cariño —asegura dándose vuelta para observarme y guiñarme un ojo— No necesito purpurina.
Helen al igual que yo soltamos una risa.
—Oh señor ego, lamento informarle que eso no saldrá de usted hoy y se nos está haciendo tarde, será mejor que deje sus ataques si quiere de nuestra ayuda para que por lo menos disminuya.
Helen lo ayuda tratando de quitar todo el brillo posible mientras yo termino de arreglarme para después salir.
El cálido ambiente me envuelve mientras caminamos a paso relajado, hablando de cualquier cosa. Es una bonita tarde de primavera, en los árboles a la orilla de la calle se escucha el cantar de las aves, el cielo es de un azul intenso mezclado con tonos naranjas y amarillos claros.
—Aún no hay mucha gente —comenta Ryan cuando llegamos al local— Así es más tranquilo.
—Tenemos suerte, podemos sentarnos en la mesa de haya.
Helen señala una mesa al fondo del local, hay cuatro sillas y en el centro un frasco con mariposas y pequeñas luces dentro. El lugar es tranquilo, la iluminación es tenue, las paredes son claras y hay plantas colgadas en el techo. Un olor dulce y sofisticado llena el aire.
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Un tatuaje sin tinta
Teen Fiction«Decisiones» cosas que definen nuestra vida, y de ellas depende si cometemos errores o no lo hacemos, 24/7 estamos decidiendo, elegimos entre muchas cosas y de esas elecciones depende nuestro día a día, nuestra vida... Y con tan solo una, con tan so...