Capítulo 2: El Inicio del Verano

10 4 0
                                    


El día ya estaba sofocante cuando mamá anunció que nos llevaría a la playa. No es que odie la playa en sí, pero el calor... el calor es algo que no soporto. Todo el mundo parece amarlo, pero a mí me hace sentir pegajosa, incómoda, y mucho más consciente de mi cuerpo. Otis y Connor, por otro lado, estaban emocionados. "Va a ser increíble, Hailes," dijo Otis mientras se apretaba en el asiento trasero del coche. "El primer día de verano, sol, mar y helado. ¿Qué más podemos pedir?"

Yo me limité a sonreír y asentir. A veces sentía que no era lo suficientemente divertida para ellos. Otis siempre sabía qué decir, siempre lograba sacarnos una sonrisa, y Connor... bueno, Connor también era genial con sus comentarios rápidos y observaciones agudas. ¿Y yo? Yo era la que se reía y les seguía la corriente, sin saber si realmente encajaba del todo.

Llegamos a la playa después de lo que pareció ser una eternidad en el coche con el aire acondicionado roto. Mamá aparcó cerca de una zona de tiendas, y antes de que me diera cuenta, ya estábamos caminando por el paseo marítimo. Otis nos arrastró a una tienda de souvenirs, donde compramos gafas de sol y bloqueador solar. Se quedó con unas enormes gafas de corazón que se probó de inmediato, posando frente al espejo.

"Me veo increíble," dijo con una sonrisa amplia, y yo no pude evitar reírme.

"Definitivamente eres el alma de la fiesta," respondí, aunque en mi mente pensaba lo fácil que era para él brillar, mientras yo me sentía como una sombra.

Después de la tienda, nos dirigimos a la playa. Otis no perdió tiempo en inflar un salvavidas de flamenco gigante que había comprado en la tienda, y con su habitual entusiasmo, corrió hacia el agua gritando como si hubiera ganado una competencia. Lo miré con envidia; no por el salvavidas, sino porque parecía tan despreocupado, tan cómodo en su piel.

Connor y yo nos quedamos atrás, sentados en la arena bajo la sombrilla. Sentía el sol sobre mi piel, cada rayo intensificando la incomodidad que me producía el calor. Empecé a aplicar bloqueador en mis brazos y luego me detuve. Necesitaba ponerme en la espalda, pero pedirle a Connor que me ayudara me hacía sentir extraña, como si fuera una petición demasiado íntima o incómoda.

"¿Puedes ponerme bloqueador en la espalda?" le pregunté finalmente, intentando sonar casual.

Connor me miró como si le hubiera pedido escalar una montaña. "Uh... no sé si debería..."

Solté una pequeña risa, aunque por dentro me sentí tonta por haberlo pedido. "Está bien, olvídalo."

Antes de que la situación se volviera más incómoda, Connor se levantó de un salto y corrió hacia Nick y Charlie, que estaban llegando desde el agua. "Charlie, ¿puedes ayudarme con esto?" preguntó, pasándole el frasco.

Charlie aceptó sin dudarlo y me aplicó el bloqueador, mientras yo intentaba disimular lo incómoda que me sentía al tener a los chicos cerca de mí. "¿Sabes que te comes a mi hermano con los ojos, verdad?" bromeé, tratando de aliviar la tensión.

Charlie se sonrojó de inmediato, levantando las manos como si se rindiera. "¡No es cierto!" dijo, avergonzado. Isaac, que estaba a su lado, se rió abiertamente, disfrutando del momento.

Nick llegó justo a tiempo para rescatar a Charlie. "Relájate, Charlie," dijo, pasando un brazo sobre sus hombros y llevándoselo al agua. Me quedé sola un momento con Isaac.

"¿No te sientes un poco excluido a veces?" le pregunté, mientras mirábamos a los demás jugar en las olas. Me di cuenta de que, aunque él parecía estar cómodo, había algo en su postura que me recordaba cómo me sentía yo la mayor parte del tiempo.

Isaac se encogió de hombros. "Sí, un poco. Pero estoy bien. Creo que todos lo sentimos de vez en cuando."

"Es una sensación horrible, ¿no?" murmuré, no completamente segura de si me refería a mí o a él.

The ArcherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora