Be 15 again // Hyunlix

𝑭𝒊𝒗𝒆

Estaba completamente perdido en aquella delgada figura que lo volvía loco, su pulso se aceleró y se sentía nervioso.

El rubio se acomodaba los cabellos alborotados por el viento de su frente y caminó hacia conde estaba ubicado Hwang, llego a una tienda de dulces y se compró un pequeño paquete de caramelos mientras esperaba lo mismo que el azabache. Caminó con su paquetito en manos y su bolso anaranjado en su hombro hasta un árbol cercano en donde se sentó aprovechando de la sombra que este proporcionaba y de la fresca brisa que golpeaba su rostro.

El azabache no quitaba la vista de el, estaba tan embobado que sus amigos lo tuvieron que pellizcar para que despierte de aquella fantasía que estaba viviendo con el chico del bolso naranja, por lo que Hyunjin salto del banco casi tirando el jugo encima de su camisa blanca sacándole un pequeño susto.

– ¡Oye! Me asustaste.. -- hablo el azabache sobando su brazo en la zona pellizcada.

– ¿Qué le estabas viendo a ese, eh? De seguro es un nenito rico que se cree por tener un dígito más en el sueldo de sus papás. -- Dijo Minho en tono de burla mientras revolvía el jugo de uva con el sorbete.

– Ya cállate Minho, eso dicen los demás de ti. -- Contesto Yang y el castaño simplemente lo miro feo mientras el azabache seguía estando perdido en aquel joven de cabellos rubios.

Felix descansaba mientras se recostaba en el tronco del árbol junto a su característico bolso naranja, el venia de un estado mas lejos del campamento por lo que el viaje fue mas largo y agotador. El por culpa de sus compañeros no pudo descansar muy bien y por eso decidió cerrar sus ojitos hasta escuchar el característico sonido de los silbatos que le habían indicado estar al pendiente.

Sus ojos no podían despegarse de aquel joven, la vista de Hwang había sido hechizada por aquel rubio, pero después de un tiempo admirándolo decidió quitar su mirada de el para que no piensen que era un acosador visual o algo por el estilo.

No paso mucho desde que terminaron de llegar todos los buses que fue partiendo cada uno hasta que el estacionamiento improvisado quedo vacío y con marca de las llantas de estos en el cemento. Cerraron los grandes portones de madera y todos los coordinadores fueron hacia el centro del campamento para próximamente llamar a todos los chicos que estaban comprando, comiendo, charlando o simplemente paseando por el predio verde en busca de sombra.

Y tal como lo habían dicho, tres minutos después de que los coordinadores y asistentes entraron al centro del lugar, el característico silbato chillón sonó y todos, absolutamente todos los chicos que estaban ahí levantaron la vista hacia donde provenía el ruido y empezaron a levantar sus cosas e ir en multitudes a la entrada.

Los chicos agarraron sus maletas y tiraron los vasos ya vacíos a un cesto cerca antes de caminar con todos juntos hacia la entrada de este, pero Hwang no pudo evitar desviar la mirada hacia el rubio quien se encontraba sacudiendo sus ropas delicadas dejándolas sin rastro alguno de mugre, se sacudió su característica melena de hebras claras y colgó su bolso contra su hombro de nuevo para ir hacia adentro del lugar como los demás.

Y el azabache sabia perfectamente lo que pasaría mas tarde, por lo que solo se digno a sonreír ladinamente mientras caminaba con maletas en mano.