31 de Diciembre.
Día de Año Nuevo.
Duxo se encontraba en casa junto a C3jo, discutiendo por decidir qué harían de cenar esa noche.
—Pidamos un Pollo a la Brasa, pe. —Insistía el peli naranja, riendo ante la mirada de mal humor que Duxo le dirigía.
—¡Pero yo quiero Causa, men! —Se quejó por quinta vez el menor.
—¿Cómo vamos a cenar Causa, Duxo?
El oji lila se encogió de hombros y sonrió con arrogancia.
—Cenando.
El peli naranja lo miró de mala gana mientras el azabache se cagaba de risa.
Más tarde ese día, Duxo se encontraba en su cuarto, recostado en la cama con el celular entre sus manos.
—DUXO. —Escuchó que su amigo le hablaba desde la sala.
—¿QUÉ PASA? —Contestó él en el mismo tono para que pudiera escucharlo.
—¿TE PARECE BIEN SI INVITO A LOCO Y LUCASTA?
Duxo pensó por un momento, aunque sin realmente preocuparse por ello. La presencia de Locochon era algo a lo que se había acostumbrado, y Lucasta en realidad le caía bien aunque no se vieran casi nunca, dado que el menor vivía en Chiclayo.
—¿LUCASTA ESTÁ ACÁ?
—AJÁ.
—YA, INVÍTALOS NOMÁS PUES.
No estaría mal pasar Año Nuevo con más personas, y menos si eran personas a las que Duxo conocía desde hace bastante tiempo.
Aún así, el oji lila sentía que faltaría alguien...
Alguien en quién nunca creyó que pensaría fuera del colegio.
Maldita sea, Aquino.
—DUXO. Hermano, no te veo desde hace más de medio año y sigues sin crecer nada.
—Cállate la boca, Lucasta de mier-