⚔️ Capítulo 8: Habilidades.

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Busco con la mirada a Vivian, esperando encontrarla en algún lugar. Sin querer, me choco contra un chico de cabello ondulado y ojos verdes, un poco más alto que yo. Él me mira preocupado.

-¡Lo siento mucho! No quise chocarme contigo -exclama, mirándome directamente a los ojos con un tono de preocupación.

-No te preocupes, no me has hecho daño, por suerte -le sonrío ligeramente, tratando de tranquilizarlo. Él suspira aliviado.

-Menos mal, si hubiera sido otra persona, probablemente ya me habrían dado un manotazo en la cara -dice con una sonrisa que muestra alivio, provocando una leve risa en mí-. Soy Thomas, Thomas Elden. Un gusto, linda chica -añade, en tono amable, mientras sonríe, formando unos pequeños hoyuelos en sus mejillas salpicadas de pecas.

-Yo soy Evangeline Bennett -respondo, correspondiendo su sonrisa.

-Estoy bastante perdido, ¿sabes dónde está el equipo A? -pregunta en un tono curioso, frunciendo el ceño ligeramente.

-Mmh, sí... ya estás donde están los del equipo A, es aquí -respondo algo confundida, sorprendiéndome de que estuviera más desorientado que yo. Al menos, eso hizo que me sintiera un poco más acompañada. Thomas mira a su alrededor y suelta una leve risa.

-Vaya, creo que estaba más despistado de lo que pensaba -dice mientras se pasa la mano por el cabello, todavía sonriendo. Esa sonrisa despreocupada y la forma en que se reía de sí mismo me hicieron relajarme un poco más.

Pero antes de que pudiera responderle, un sonido fuerte y penetrante resonó por todo el campo de entrenamiento. La alarma marcaba el inicio de las pruebas. Mi corazón dio un vuelco, y la sonrisa de Thomas desapareció de inmediato, siendo reemplazada por una expresión seria.

-Parece que es hora -dijo en un tono más grave, mirándome brevemente antes de girarse hacia el escenario donde los líderes del ala comenzaban a moverse. Maxwell estaba entre ellos, sus ojos ahora enfocados en los aspirantes como yo.

Respiré hondo, tratando de calmar los nervios que comenzaban a apoderarse de mí. No había vuelta atrás. Las pruebas habían comenzado, y lo único en lo que podía concentrarme era en ganar.

Un viejo, de al rededor 40 años con muchas canas, y una cicatriz de arriba del labio hasta abajo de la boca, se posiciono en el medio del escenario.

-¡Bienvenidos a las pruebas de ingreso de la academia Verenthia! -algunos aplaudían, y otros solo quedaban con su expresión serias, yo era una de esas -. Les compartiré las tres pruebas que deben de realizar para ser las personas indicadas en entrar a Verenthia; habilidades, ingenio y físico, las tres cosas básicas que deberían poder cumplir para ingresar. Y creo que ya están enterados que los que pierdan... quedan fuera del sistema o mueren. Es simple. -exclamaba el viejo canoso con un tono un poco egocéntrica. La ansiedad me burbujeaba el estómago, miro hacia Thomas y al igual que yo tenía la expresión preocupada.

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El aire parecía más denso cuando el líder dio el aviso, como si el mundo se estuviera preparando para lo que venía. Todos estábamos de pie, en fila, mirando el vasto terreno de entrenamiento. Una carrera. Así de simple y, a la vez, tan letal.

-La primera prueba es una carrera de supervivencia -gritó el líder, su voz cortando el silencio como una daga-. No será una simple prueba de velocidad. Solo aquellos que sepan adaptarse saldrán de aquí con vida.

El impacto de esas palabras cayó sobre nosotros. "Con vida". Un recordatorio brutal de que cualquier error podía costarnos más que una simple derrota.

El campo se extendía como una trampa mortal delante de nosotros, lleno de obstáculos que no podías prever hasta estar justo frente a ellos. A lo lejos, entre la niebla y las sombras, vi moverse algo que parecía demasiado grande para ser una simple roca. Un escalofrío me recorrió la columna.

Entre Dragones y CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora