⚔️ Capitulo 2: Reflejo.

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-¡Te queda hermoso, Evangeline! No dudo que fue creado para ti -dice mi amiga, Natalie Adams, la hija de un gran amigo de mi padre. Viene de una familia de alto estatus social, así que mis padres no tienen problemas con que me junte con ella. Al menos, es una buena amiga.

Miro hacia el vestido que llevo puesto.

Es una obra maestra de elegancia y sofisticación, confeccionado en delicada seda que cae con gracia desde la cintura hasta el suelo, formando un suave efecto de cascada. Su color, un tono beige empolvado, evoca un amanecer en primavera, mientras que el escote en forma de corazón acentúa delicadamente el contorno de mi cuello y hombros. Las mangas son sutiles y transparentes, adornadas con intrincados bordados de encaje que reflejan la luz con cada movimiento.

La cintura está ceñida con un delicado cinturón de cristal que brilla como estrellas en la noche, realzando mi figura y dándome un aire de regia autoridad. La falda, con múltiples capas de tul, parece flotar con cada paso, mientras que un sutil velo cae desde la parte posterior, añadiendo un toque de misterio y romanticismo.

Cada detalle del vestido, desde los bordados hasta los delicados lazos en la parte posterior, habla de la dedicación a la belleza. Me hace sentir como una verdadera princesa, aunque a veces no me guste serlo. Al menos, esto es una de las pocas cosas que disfruto.

Miro a Natalie, que sonríe con admiración.

-¿Te gusta? -pregunto, poniendo los ojos en blanco-. Siento que es demasiado... solo para presentarme a un tipo que ni siquiera conozco, ¿no crees?

Natalie suspira. -Lo sé, sé que es difícil, pero sabes que tus padres se enfadarían si no lo haces.

Escucho sus palabras mientras miro mi reflejo en el espejo de mi habitación.

-Sí... desearía poder, ya sabes, tomar mis propias decisiones -exclamo frustrada.

Natalie se acerca y me da un abrazo cálido, apoyando su cabeza en mi hombro.

-Estaré aquí para ti, ¿sí? Para eso están las amigas.

Le sonrío y le devuelvo el abrazo por unos segundos.

-Bien, ¡ahora arriba ese ánimo!

-Gracias, Nat -digo usando su apodo cariñoso, mientras nos separamos del abrazo.

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Cuando llegó la hora del baile, los invitados ya estaban entrando al salón principal: empresarios, familias ricas, amigos de mis padres y muchas otras personas. Ser el centro de atención siempre es agobiante. Sentir cómo los ojos de todos te siguen, criticándote, hablando de ti. Solo pensarlo me pone los pelos de punta, y la ansiedad comienza a recorrerme el cuerpo.

Me acerco a un rincón para observar a las personas que llenan el salón. A medida que contemplo a la multitud, mi corazón late más rápido, casi descontrolado. A pesar de llevar 19 años siendo el centro de atención, aún no me acostumbro a esto. ¿Cuánto faltaba para que todo esto terminara? Me siento atrapada, agobiada y cansada.

Mi respiración se acelera, y no puedo evitar apoyarme en la pared, deslizándome hasta quedar sentada en el suelo con los brazos cruzados sobre las rodillas. Las lágrimas comienzan a aparecer, una tras otra. ¿Era yo el problema? No entendía por qué tenía que soportar todo esto.

Las lágrimas caen sin que pueda detenerlas. Tenía que ser perfecta, para mis padres, para el reino, para Inglaterra... para todos. Pero estoy cansada. A veces siento que no pertenezco a este universo. Cualquier otra chica estaría agradecida por tener este lugar, por estar en mi posición. Pero yo... yo me siento fuera de lugar, como si este no fuera mi mundo. Necesito respirar aire.

Me levante, con las lágrimas resbalando por mis mejillas, sin detenerse. Corrí hacia el patio del palacio, el aire fresco golpeando mi rostro. Sabía que después me arrepentiría, que mis padres me darían una lección y me castigarian, pero necesitaba despejar mi mente, aunque fuera solo por un momento.

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Estaba tan metida en mis pensamientos que, al correr, me choqué con la fuente de agua en el patio. Era bastante grande, con esculturas de mármol que decoraban los bordes, y el sonido del agua que caía solía calmarme. Pero esta vez, mi mente no podía encontrar paz. Me tambaleé, y mi mano resbaló sobre el borde de la fuente. Sentí un extraño cosquilleo, como una vibración que parecía venir desde el fondo del agua.

Cuando me incliné para ver, el agua comenzó a brillar de una forma inusual. Los colores reflejados en su superficie eran como un remolino de luces que no correspondían a la luz del atardecer. Confundida, acerqué más el rostro, y justo cuando intenté tocar el agua... un tirón me arrastró hacia adelante.

Grité, pero no había nadie para escucharme. El agua me envolvió, y todo se volvió oscuro por unos segundos. Cuando abrí los ojos de nuevo, ya no estaba en el patio del palacio.

Entre Dragones y CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora