⚔️ Capítulo 9: Ingenio.

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Dirigiéndome al área designada con todos los reclutas, los nervios burbujeaban en mi estómago. Escuché que sería un desafío en grupo y, aunque la ansiedad me invadía, confiaba en que todo saldría bien.

Mientras caminaba, sumida en mis pensamientos, de repente me choqué con alguien. Al levantar la mirada, vi que era Isolde, la chica de la que Vivian me había advertido, diciendo que era mejor no meterme con ella.

-Cuidado por dónde caminas, nueva -dijo Isolde, su voz llena de desdén. Su mirada me atravesaba, evaluando si realmente merecía estar en el ala. Tenía el cabello negro y largo que combinaba con sus ojos verdes oscuros, y su actitud era de esas que te advertían que no debías meterte con ella.

-Lo siento, no te vi -respondí, tratando de mantener la compostura. La tensión en el aire era palpable y sentí un cosquilleo de desafío ante su presencia.

-Así que eres la nueva... -Isolde arqueó una ceja, sus labios curvándose en una sonrisa irónica-. Me pregunto cómo te acercaste tan rápido a Maxwell.

Su tono estaba impregnado de una mezcla de curiosidad y envidia.

-No es para tanto, solo me ha ayudado un poco -dije, intentando sonar despreocupada, aunque la incomodidad comenzaba a asomar.

-Ah, claro... Solo un poco -replicó ella con un tono sarcástico-. No te sorprendas si no te presta más atención después de esto.

Con un leve asentimiento, decidí no dejarme intimidar. No iba a permitir que alguien como Isolde me hiciera sentir inferior.

-Cada uno tiene su lugar aquí, Isolde -dije con más firmeza de lo que esperaba. La mirada de Isolde se endureció, pero no retrocedí. Sabía que tenía que mostrar que no me dejaría vencer tan fácilmente.

-Ya veremos -me lanzó una mirada de odio y se dio la vuelta para seguir caminando con su grupo de amigos. Qué molesta, ojalá no me la cruce más.

Mientras continuaba caminando, la determinación crecía en mi interior. No iba a dejar que la envidia de Isolde me hiciera sentir que no pertenecía aquí. La idea de competir con todos, incluidos aquellos que parecían tan seguros de sí mismos, me llenaba de ansiedad, pero sabía que tenía que demostrarme que podía enfrentar cualquier obstáculo, incluso la maldad disfrazada de rivalidad.

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La energía en el aire era electrizante mientras los reclutas se reunían en la vasta explanada del campo de entrenamiento. El murmullo de voces llenaba el espacio, creando un trasfondo de nerviosismo y emoción. Sentía el latido de mi corazón resonar en mis oídos, cada pulso recordándome la presión que llevaba sobre mis hombros. Hoy no solo se trataba de demostrar mi valía; era mi segunda prueba real en un mundo que apenas comenzaba a entender.

Maxwell se destacaba entre la multitud, su presencia era como un imán, atrayendo todas las miradas. Cuando alzó la voz, el bullicio se extinguió de inmediato, dejando en silencio a los reclutas expectantes.

-Bienvenidos a la prueba de ingenio -anunció con un tono firme pero lleno de magnetismo, encendiendo la determinación en todos nosotros-. Hoy no solo pondremos a prueba sus habilidades individuales, sino que también evaluaremos su capacidad para trabajar en equipo. Cada decisión que tomen podría ser la diferencia entre el triunfo y el fracaso.

Tragué saliva mientras observaba a Maxwell. Su voz resonaba en mi mente, pero no podía evitar la inquietud que crecía en mi interior. Sabía que la competencia sería feroz. Maxwell comenzó a sacar papeles de un sombrero, cada uno con un número que determinaría el destino de los reclutas.

Cuando llegó mi turno, metí la mano temblorosa en el sombrero y saqué un papel. Mi corazón se hundió al ver el número: era el mismo que el de Isolde. Los susurros comenzaron a circular entre los reclutas, y una mirada de desdén se dibujó en el rostro de Isolde cuando nuestros ojos se encontraron.

Entre Dragones y CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora