Raisa Winslow
Busco el labial rojo dentro de mi bolso. Me tomo el tiempo suficiente para asegurarme de que queda perfecto sobre mis labios. Doy un último vistazo a mi reflejo y sonrío, complacida con lo que veo. El vestido negro se ajusta a mi cuerpo y resalta cada uno de mis atributos; es lo suficientemente corto como para dejar mis piernas al descubierto. Mis zapatillas, a juego con el vestido, estilizan mis piernas, y el collar de perlas hace lo mismo con mi cuello. El peinado es otro plus: el cabello encrespado me luce bien.
Simplemente me veo hermosa.
Los gemidos que provienen del cubículo detrás de mí se intensifican, mientras yo finjo arreglar un desperfecto en mi maquillaje.
-Raisa, no tenemos mucho tiempo -la voz de mi hermano se hace presente a través del intercomunicador.
Estamos en Cielo Rojo, un club nocturno que es punto crucial en la desaparición de varias mujeres. Hace dos días descubrimos que las personas desaparecidas habían asistido a este club en la misma semana de su desaparición, aun cuando fueron privadas de su libertad en condiciones completamente distintas. Solo hemos encontrado el cuerpo de una de ellas. Otra de las pistas apunta a un par de alemanes, quienes han asistido al club desde que las desapariciones comenzaron.
Y uno de esos sospechosos se está follando a una pelirroja justo en el cubículo detrás de mí.
Guardo mis cosas en el bolso, me alejo del lavabo para caminar hacia la puerta y, antes de llegar, dejo caer mis pertenencias. Todo el contenido del bolso cae desparramado en el piso del baño, y el labial rueda hacia el interior del cubículo.
Los gemidos disminuyen.
Me demoro bastante tiempo levantando todos mis objetos personales. Cuando estoy frente a la puerta del cubículo, esta se abre y de ahí sale la pelirroja. Es preciosa: los labios rosados, la cintura pequeña y el trasero del tamaño perfecto, pero nada de eso importa; el alemán es mío.
-¿Esto es suyo? -el hombre rubio sale del cubículo y sostiene mi labial entre sus dedos.
Anton Becker es un hombre verdaderamente apuesto y sexy.
-Lo lamento -aparto la cara mientras finjo estar apenada.
Sus largos dedos sujetan suavemente mi barbilla y me obligan a mirarlo.
-¿Por arruinarme el polvo? -susurra muy cerca de mi cara.
-Vine a retocarme el maquillaje y mi bolso resbaló; no fue mi intención -tomo un pañuelo y me limpio las lágrimas que no existen.
-No hay problema, belleza -se aleja y me devuelve el labial-. ¿Cómo te llamas?
-Natalie. ¿Y tú?
-Anton Becker -toma mi mano entre las suyas y deja un suave beso en el dorso-. Y dime, Natalie, ¿quién es el imbécil que te hizo llorar?
-Mi exnovio, pero prefiero no hablar de eso.
-No hay problema.
-Gracias por devolverme el labial, y nuevamente te pido una disculpa -tomo distancia y camino torpemente hacia la salida. Antes de llegar a la puerta, me giro para verlo y sonrío.
No doy tiempo a su respuesta y salgo apresuradamente del baño. Una vez fuera, ubico la mesa que comparto con Laila, Irina y Harry.
-Fase uno, resuelta -aclaro, tanto para ellos como para el equipo que me escucha por el micrófono en mi collar.
-El objetivo se aproxima a su mesa; no lo pierdan de vista -la voz de Roman llena el silencio.
Bebo un sorbo de mi vaso con agua, mientras Harry lleva a Irina hacia la pista. Se supone que somos un grupo de amigos que han salido por unos tragos y, mientras ellos bailan, Laila y yo mantenemos una conversación ficticia.
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En las garras de la Bestia [Christopher Morgan]
FanficLa familia Winslow ha sido una de las familias más importantes de la FEMF y Raisa Winslow es la joya de la corona. Después de que Cristopher Morgan haya vuelto de Italia, el consejo decide eliminar su paso en la FEMF y para evitarlo, Alex Morgan de...