Te amo, te amo y te amo amor. No me importa decirlo así, ya me pasó la última vez que otro gil lo dijo por mí.
Un universo alterno de Him and I, dónde después de problemas, confusiones y un corazón roto, Mila Vitela y Guido Sardelli pueden estar jun...
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Viernes 4:58 AM. San Isidro.
Apretaba el volante con bronca, pensando en que había sido un boludo. Ni siquiera tendría que haberme ido de esa fiesta, no tuve siquiera que pensar en abandonar el lugar sin irme con ella del brazo y llevármela a mi casa, porque así tenía que ser y ahora me estaba tomando un café espantoso de una YPF de mala muerte, intentando llegar lo más rápido posible hasta mi casa, sabiendo que la mina que me volvía loco se había ido con el chabón mas pelotudo de toda la Argentina.
Dios, no lo podía creer.
Lo único bueno que tenía las altas horas de la madrugada, era la panamericana vacía y la radio Aspen siendo fiel a mis gustos, y otra vez vuelvo a pensar en la buena combinación que hubiera sido, si ella estaría en el asiento del copiloto como mi acompañante.
-La puta que me parió, loco.- golpee el volante con bronca pero no tuve tiempo a seguir puteando porque, como si la estuviera invocando, su nombre apareció en la pantalla de mi celular con una llamada entrante.
-¿Mila?- dije desesperado, apenas atendí.
-Gui...- su respiración entrecortada me alarmó.
Un millón de pensamientos intrusivos, se me pasaron por la cabeza.
-¿Qué pasó? ¿Estás bien?- sueno desesperado pero no me importa.
Cómo respuesta, escuché una risita en jadeo del otro lado que me hizo relajar.
-Sí.- me destenso un poco y bajo la velocidad en la que voy para que no ocurra ningún accidente.
Mila se queda en silencio unos segundos y yo no sé qué decir porque el motivo de su llamado me confunde.
-¿Estás con ella?
No pensé que esa pregunta saldría de su boca, mucho menos sabiendo que se había ido con Alejo del after pero el tono tímido en que pregunta, hasta lastimero diría yo, termina por descolocarme más.
¿A Mila realmente le importaba con quién estaba yo?
-No.- digo firme pero tan bajo como me está hablando ella.
Parece que todo el tiempo en que me contuve, me está trayendo efectos secundarios por lo que no medito un carajo y la pregunta que le quiero hacer, esa pregunta que me consume, sale disparada de mi garganta en un susurro.
-¿Vos estás con Alejo?
-No.- responde al igual que yo.
El corazón me empieza a latir rápido. Pienso en toda la tensión que sentimos en los últimos días, en la desfachatez que tuvo al sugerirme que le sacara el vestido, y en esas ganas con la que nos miramos hace menos de dos horas y el sentimiento de ansiedad me invade.
Dale Mila, decime algo.
Decime que me querés ver, decime que me necesitas, que hoy no querés estar lejos de mí, por favor decimelo que ya no aguanto más esta farsa de querer ser solamente tu amigo.
