Te amo, te amo y te amo amor. No me importa decirlo así, ya me pasó la última vez que otro gil lo dijo por mí.
Un universo alterno de Him and I, dónde después de problemas, confusiones y un corazón roto, Mila Vitela y Guido Sardelli pueden estar jun...
Advertencia: Salto en el tiempo, porque ustedes son unas ansiosas nomás, y mezcolanza de cosas, etc.
Después del show y de aquel ataque de pánico, mi impulso fue correr y querer decirle que todo iba a estar bien, que todo se iba a solucionar, que no se pusiera mal por algo que en un tiempo iba a superar pero me contuve porque pensé en las palabras de Gastón. No había nada que, ni yo ni nadie pudiera decir para que ella estuviera mejor. Era un proceso que tenía que pasar sola, eran sentimientos que nadie más que ella iba a tener que atravesar y reconciliar, y lo mejor que todos podíamos hacer era darle espacio para que pudiera procesarlos en paz.
Imaginé que no debió ser facil estar pasando por emociones de semejante calibre a la vez, desde la ruptura hasta estar de gira, pero así era la dualidad de la vida. Un poco te da y otro poco te quita, y cosas como esas me recordaban que por más fama que tuviéramos, no dejábamos de ser humanos como el resto y no estábamos exentos de las peripecias de la vida.
Dormir esa noche con Mila fue un poco incómodo porque por primera vez sentí que no podía consolarla. No estaba reacia pero se notaba que había soportado lo suficiente el resto de los días porque lo único que hizo fue llorar, aceptó que había reprimido sus emociones y que había intentado dejarlas a un lado pero no hablamos mucho más que eso porque ella lo que necesitaba era llorar. Las hermanas la acompañaron hasta cierto punto y después se fueron en la madrugada, dejándonos solos para que pudiéramos descansar, o al menos lo intentaramos. Yo procuré quedarme a su lado, esperando que entienda que estaba ahí para acompañarla.
La vuelta fue bastante parecida, la careteó a la salida del hotel y en el aeropuerto cuando nos encontramos con los fans. Aún así fue súper dulce y amable, pese a no haber dormido y al semblante horrible que luchaba por no mostrar. Luego no se despegó ni de las hermanas ni de mí.
Ya estando en Buenos Aires esperaba que todo calmara un poco más en todo sentido de la palabra: esperaba que todos nos calmaramos al respecto, empezando por mí. La distancia entre nuestras casas no era tanta pero nos encontrábamos todos viviendo en diferentes puntos de la ciudad en zona norte, y esperaba que el hecho de estar mas separados nos pudiera bajar un poco a tierra y ayudarnos a centrarnos en nosotros mismos. Quiero decir, ojos que no ven, corazon que no siente, y aplicaba tanto para Mila como para mí.
Con mis hermanos no nos dejamos de ver tanto, en realidad nos juntábamos a terminar de cerrar lo que era el Luna Park, ya que ese fin de semana nos tocaba dar un show en el recinto. No nos cruzamos con las Vitela porque ellas tenían su agenda y lejos de descansar, tenían trabajo con el que cumplir, más que nada ir a programas de stream a promocionar su entrante gira y a hablar de la banda, además tenían otros horarios para ensayar que no coincidían con el nuestro. Buenísimo por un lado porque tuvieron unas cortas vacaciones de nosotros en los que podían respirar del ambiente Sardelli por un rato y recuperar parte de su espacio, y buenísimo para nosotros que estábamos menos tensos ante cualquier altercado que pudiera suscitar.
