Te amo, te amo y te amo amor. No me importa decirlo así, ya me pasó la última vez que otro gil lo dijo por mí.
Un universo alterno de Him and I, dónde después de problemas, confusiones y un corazón roto, Mila Vitela y Guido Sardelli pueden estar jun...
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RECORDA: Este fanfic es un "qué hubiera pasado sí..." Recrea el universo de Him and I pero la historia tiene otro curso, otros personajes y otros conflictos. Si tenés dudas, en comentarios las responderé.
Ciudad de San Rafael, Mendoza. Argentina.
El lobby del hotel estaba bastante tranquilo para ser domingo, estabamos por desayunar y el plan del día era irnos a recorrer Mendoza, todavía no sabíamos si íbamos a encarar para Valle Grande o El Nihuil pero la idea era pasear por las carreteras de la ciudad, mientras disfrutabamos de unos mates y de la tranquilidad que nos brindaría el paisaje.
Estábamos de gira con la banda, acompañado por las hermanas Vitela. Habíamos conocido a las pibas hace ocho meses, con una historia medio larga y bizarra de por medio, pero digamos que tuvimos la suerte de conectar enseguida y desde entonces no nos separamos más.
Eran tres chicas divinas, minas dedicadas y talentosas. Tenían esa particularidad misma de ser una banda de tres hermanas y que eran de la misma ciudad que nosotros, y un poco nos vimos identificados en ellas por lo que nos fue inevitable el querer darles una mano e integrarlas en la industria musical. Más que nada porque sabíamos el mundo de la música era cruel cuando de ser nuevo se trataba, más si no tenes un previo sostén, y si podíamos evitarles algún fiasco para que no las caguen como a nosotros, buenísimo Los tres estábamos de acuerdo que las pibas merecían reconocimiento y todo el éxito que tuvieran por delante sería por mérito propio, así que ahí estaban, teloneando a "su banda de rock" como diría Mía, ganándose por su cuenta a un público lindo y fiel.
Ya en este contexto, decidimos aprovechar los días "muertos" que teníamos entre show y show, de una provincia a otra, para seguir conociendo nuestro bello país.
Yo estaba sentado en un sillón individual recibiendo un mate que me estiraba Mica, mi cuñada, cuando del ascensor bajaron Mila y Pato.
El aura del día era un poco oscuro, no malo, pero las energías estaban densas. Lógico, habíamos hecho cuatro shows seguidos, sin casi descanso en el medio y estábamos todos agotados. Miré a Mila y le saqué la ficha rápido, la conocía casi tanto como a mis hermanos y me bastó un simple gesto de su cara para saber que estaba cruzada. Sin embargo, la cara de Pato expresaba cansancio, tal como el semblante de Gastón y Mica. La única campante ahí era Mía que no dejaba de sonreírle al celular, convengamos que era la más chica de los seis y vivía manija, ella podía estar tres días despierta y no se iba a ver afectada en absoluto.
Ah.
Extraño ser jóven.
-A ver si le aflojas a ese telefonito nena, eh. Todo el finde tiki tiki estuviste.- le dice Mica y ella se sonríe.